¡New japanese light-novel style series!"No more time for Saori from Nowhere"
En una realidad alterna, mezcla de futuro y pasado cercanos, donde las comunicaciones y las personas son controladas por un difuso sistema social, un hombre trata de volver a encontrar a la mujer que ama. Pero algo tan trivial como una llamada telefónica, puede ser el detonante de una situación inmanejable. Enrique conoce sus límites, busca una alternativa que a pesar de su timidez y temor le permita lograr su cometido. Un amigo le comenta de una posibilidad, sobre la que no puede darle muchos detalles, bordeando el límite de lo permitido. Solo debe dirigirse a una pequeña oficina, con un único empleado: José Federico López Pérez.
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Mientras JOSÉ se encuentra leyendo otra esquela de papel, se escuchan unos golpes a la puerta de la habitación.
JOSÉ:
¡Pase, está abierto!
ENRIQUE:
(pasa por la puerta, sin llegar a cerrarla, se muestra tímido y temeroso)
¡Con permiso! No sé si estoy en el lugar correcto.
JOSÉ:
(sin mirarlo)
Avenida Mariscal Rómulo Mayo quinientos trece.
ENRIQUE:
¿Ah? Sí, sí, es la dirección, y este es el cuarto piso ¿no es así?
JOSÉ:
Así es.
ENRIQUE:
Me recomendaron venir para pedir su ayuda…
JOSÉ:
(sin levantar la vista del papel)
Al parecer no es el sitio que busca.
ENRIQUE:
¿Cómo dice?
JOSÉ:
Esta es una oficina de trámites, aquí no ayudamos a la gente.
ENRIQUE:
¡Perdón, no quería molestar, debo haberme equivocado de piso!
JOSÉ:
Seguramente se equivocó de piso.
ENRIQUE hace el intento de salir, pero se detiene y vuelve hacia JOSÉ.
ENRIQUE:
Solo para confirmar, casi lo olvido pero creo que debía mencionar la palabra “amarillo”…
JOSÉ:
(lo interrumpe)
¿De parte de quién viene?
ENRIQUE:
Me lo recomendó Raul Peñaloza, un conocido mío. ¿Es aquí entonces?
JOSÉ:
¿Trae su celular?
ENRIQUE:
Sí, claro, aquí está
(busca alternativamente en varios de sus bolsillos hasta que lo encuentra)
¿Necesita mi número? Podemos intercambiarlos si me muestra el suyo.
JOSÉ:
(lo mirá por primera vez, serio)
Todavía no nos presentamos, no debería intercambiar números con extraños.
ENRIQUE:
Es cierto, tiene toda la razón, ¡Qué descuido el mío! Es la costumbre de hacerlo. ¡Espero que no me haya tomado a mal el atrevimiento! Solo creí que era la persona indicada y me confié. ¡Pero es verdad, todavía no sabe quién soy!
JOSÉ:
Tampoco sabe quién soy yo. ¿Acaso no ve las propagandas con las recomendaciones de no agendarse a gente que no conoce? Ahora por favor lleve su celular y déjelo fuera. Encontrará cerca de la puerta una mesita con un canasto de frutas metálico vacío, apóyelo en su interior si no es molestia.
ENRIQUE:
(Se asoma y mira por fuera de la puerta al pasillo unos momentos)
¿Ahí afuera? ¿Mientras estoy dentro, el celular se queda ahí fuera?
JOSÉ: Sí, en el canasto por favor.