Pierre Claverie nació el 8 de mayo de 1938 en el popular barrio de Bab El-Oued en Argel, formó parte de una familia Blackfoot presente en este país durante cuatro generaciones.
Después de terminar sus estudios secundarios fue a Grenoble, Francia, para estudiar en la Universidad homónima. En 1958 entró en la orden de los Dominicos y empezó su noviciado en el monasterio de Lille. Terminó sus estudios en Le Saulchoir instituto dominico de París. Durante este tiempo, la guerra de la independencia en Argelia, que había empezado en el año 1954, llegó a su fin en el transcurso del año 1962. Tres años más tarde, en 1965, Pierre Claverie fue ordenado sacerdote.
Aprendió árabe y se convirtió en un excelente conocedor del Islam. Dirigió desde 1973 el Centre des Glycines, un instituto de estudios árabes e islámicos concebido inicialmente para los religiosos que querían vivir en Argelia, pero abierto a todas las personas que desean conocer mejor su cultura y, sobre todo, aprender árabe.
Hombre de diálogo, participó en muchas reuniones entre cristianos y musulmanes. Fue nombrado obispo de Orán el 21 de mayo de 1981 y consagrado el 2 de octubre de 1981, sucediendo a Monsiegneur Teissier.
Mohamed era un joven argelino de 21 años de religión musulmana cercano, como toda su familia, a la comunidad cristiana. Su reunión con Pierre Claverie fue motivada por el reemplazo de su chofer.
Mohamed dejó un cuaderno íntimo y algunas cartas. Vivió marcado por la guerra civil argelina, con una vida interior muy rica y una madurez que lo ayudó a tomar conciencia del peligro, como lo demuestra esta oración en las últimas páginas de su cuaderno:
“En nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Antes de levantar mi lapicera, les digo: la paz sea con ustedes. Agradezco a quien vaya a leer mi libreta de recuerdos, y le digo a cada uno de quienes he conocido en mi vida que le agradezco. Digo que serán recompensados por Dios en el último día. Perdón a quien le haya hecho mal, perdóneme. Perdón a quien haya oído de mi boca una palabra malvada, y le pido a todos mis amigos que me perdonen a causa de mi juventud. Pero en este día en que les escribo, me acuerdo de lo bueno que he hecho en mi vida. Que Dios, en su infinito poder, haga que yo le esté sometido, y me otorgue su ternura.”