Ha sido el viento es una obra de danza contemporánea que reimagina el trágico mito de Lucrecia de Roma en un contexto contemporáneo. Ambientada en una clínica de cirugía estética, la pieza explora las obsesiones contemporáneas con la belleza, la perfección y la identidad. A través de una narrativa cargada de simbolismo y personajes enigmáticos, la obra invita al espectador a un viaje profundo y perturbador.
La pieza se desarrolla en una sala de espera donde la protagonista, Lucrecia, interactúa con un doctor multifacético, una secretaria fanática, una limpiadora desencantada, payasos y soldados entre otros personajes.
Nuestra reinterpretación del mito culmina con la transformación de Lucrecia en viento, simbolizando su liberación y el poder destructivo de la venganza, que en el mito original y en nuestra reinterpretación conllevan el fin de una era. La obra pretende cuestionar las obsesiones contemporáneas con la belleza y la identidad, las tensiones y deseos ocultos en la búsqueda de la perfección, utilizando la trágica historia de Lucrecia como un espejo para la sociedad actual.
Se utilizan diversas técnicas de danza urbana como base para una narrativa escénica compleja. Inspirada en el estilo de los trabajos de Pina Bausch y Peeping Tom, la pieza fusiona técnicas como waving, popping, electro, entre otras, con el formato y la narrativa de la danza-teatro contemporánea, con el fin de demostrar cómo las técnicas de danza urbana pueden ser transformadas y elevadas, generando nuevos lenguajes corporales.
La obra ha sido un proyecto de colaboración artística que se desarrolló desde octubre de 2023 hasta junio de 2024, acumulando un total de 117 horas de ensayo. Creada por Boris Orihuela, quien también compuso la música y se encargó de la dramaturgia y coreografía en colaboración con las intérpretes, esta obra ha sido influenciada por técnicas de danza urbana provenientes de la formación tanto de los coreógrafos como de las bailarinas, aunque su formato y enfoque se alinean más con el estilo de la danza-teatro contemporánea, similar al trabajo de Pina Bausch o Peeping Tom, de los cuales se inspira.
Los ensayos se llevaron a cabo en Dance Center Valencia, un espacio conocido por su dedicación a la danza urbana. Las intérpretes, todas mujeres, provenían de esta y otras escuelas locales.
El grupo está compuesto por Ada Lerma, Adriana Solís, Aroa Centelles, Laia Silvestre, Nàdia Císcar y Vera Gosalvez. La metodología de creación fue altamente colaborativa, utilizando propuestas de improvisación de las intérpretes y fomentando grupos de discusión sobre los temas, mensajes e historias relevantes que se querían expresar como colectivo. Tras el proyecto, este colectivo pasó a llamarse La Ovella Dansa.
Jessica Castellón ha desempeñado un papel crucial como ayudante de dirección y coreografía, asistiendo en la ejecución coreográfica y asegurando que la visión artística se mantuviera cohesiva y fiel a los temas que el grupo quería explorar.
En cada sesión, se establecían pautas específicas dirigidas por Boris Orihuela y supervisadas por Jessica Castellón. Este enfoque participativo permitió que cada intérprete aportara su perspectiva única y habilidades, lo que enriqueció la narrativa y la profundidad emocional de la pieza.
El resultado es una obra de 15 minutos que muestra la destreza técnica de las bailarinas en la danza urbana, y explora un tema relevante y complejo, logrando un equilibrio entre la forma y el contenido, y ofreciendo una experiencia inmersiva y reflexiva para el público.
Dirección, dramaturgia y música:
Boris Orihuela
Ayudante de dirección y coreografía:
Jessica Castellón
Intérpretes:
Ada Lerma, Adriana Solís, Aroa Centelles, Laia Silvestre, Nàdia Císcar y Vera Gosalvez
Co-producción:
Dance Center Valencia
Duración: 15 minutos
Espectáculo para público general y público especializado
Género: Danza-teatro, danza urbana, danza contemporánea, teatro físico
Agradecimientos al Conservatori Superior de Dansa de Vàlencia y Dance Center Valencia