El pizzicato es una técnica convencional en la producción del sonido de estos instrumentos en el que la cuerda es pellizcada o directamente excitada por los dedos, sin pasar por el contacto con el arco. Es posible realizarla con distintos dedos dependiendo de la cantidad de notas que sean requeridas, la velocidad del pasaje o la dinámica indicada. La manera tradicional de ejecutar el pizzicato es con la mano derecha y con la yema del dedo, en la parte de la cuerda de mayor resonancia (el ordinario). Sin embargo, esta técnica ha tenido variaciones y nuevas exploraciones en el repertorio de estos instrumentos.
En ocasiones se pide que se ejecute el pizzicato con la mano izquierda. Se recomienda tener en cuenta que esta instrucción limita la movilidad del ejecutante, por lo que el nivel de complejidad, virtuosismo y variedad rítmico-melódica de la línea que se quiera escribir con esta técnica debe ser moderado. Desde el punto de vista tímbrico, el sonido es más apagado que el del pizzicato ordinario y con menor posibilidad de volumen. Por lo general se acude a este efecto cuando se quiere mantener un sonido con el arco, usualmente de cuerda al aire, ya que la mano izquierda al estar ocupada en el pizzicato, también tiene comprometida su movilidad y está impedida para pisar la cuerda que se quiere frotar con el arco, salvo en casos muy particulares y excepcionales en que la digitación lo permita.
El pizzicato ordinario, además de ser ejecutado con las yemas de los dedos, suele ser en la posición del ordinario, en donde puede tener mayor resonancia. Sin embargo, algunas veces puede ser producido cerca al clavijero. Si bien el sonido es poco resonante, la indeterminación de sus frecuencias y al mismo tiempo el reducido rango de movimiento de las cuerdas al ser pulsadas puede generar texturas rítmicas complejas e intrincadas, de un origen indefinido que puede ser deseable y fascinante.
Al pellizcar la cuerda en el pizzicato, se puede pulsar la cuerda con la uña en vez de la yema, lo que al variar la cualidad del ataque produce un sonido un poco más percutivo que el del pizzicato convencional. En la partitura puede simplemente indicarse “pizz. con uña”.
Así como se puede variar el punto de contacto del ordinario y pellizcar la cuerda sul ponticello, sul tasto, o en el clavijero, también se puede realizar detrás del puente.
Este efecto busca imitar los instrumentos a los que se atribuye su nombre, marímbula o marimbol. Está concebido principalmente para ser ejecutado en el violonchelo por el tamaño de la caja de resonancia y comodidad de ejecución. Consiste en efectuar un ataque en pizzicato ordinario con el pulgar en simultáneo con un pizzicato detrás del puente con el dedo índice.
Para realizarlo se deben ejercer presiones contrarias entre ambos dedos: el pulgar debe halar la cuerda hacia arriba y el índice debe presionar la cuerda hacia abajo, el sonido se produce al soltar la cuerda, liberando las presiones. De esta manera tenemos un sonido combinado entre el pizzicato ordinario con altura definida (cuerda al aire o nota pisada) y el color metálico del pizzicato detrás del puente con altura indefinida. Ambos pizzicati se pueden ejecutar en la misma cuerda o en diferentes.
También se puede realizar este efecto en violín y viola aunque en este caso es más efectivo y cómodo, haciendo ambos pizzicatos halando la cuerda con los dedos índice y anular.
Como una variación del efecto anterior, ambos pizzicatos, ordinario y detrás del puente, se pueden ejecutar de manera alternada. De la misma manera, en violín y viola, la alternancia entre ambos pizzicatos debe ser con los dedos índice y medio.
Este interesante efecto, junto con el de latigazo, tartamudeo, sacudir y palomitas de maíz pueden encontrarse en el Cuarteto de cuerdas Cantos cruzados, del compositor Rodolfo Badel: https://soundcloud.com/rodolfo-badel cuya partitura hace parte de su trabajo de investigación+creación Cuestiones de identidad, que puede consultarse aquí: https://repository.javeriana.edu.co/handle/10554/59465?show=full&locale-attribute=en