Los combustibles fósiles son aquellos procedentes de restos vegetales y organismos que fueron sepultados hace millones de años debido a fenómenos naturales. Actualmente, los más utilizados son el carbón mineral, el gas natural y el petróleo y sus derivados.

Estos combustibles son un recurso valioso porque son la mayor fuente de energía utilizada, pero tanto su extracción como su uso tienen grandes efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. Además, forman parte de los recursos no renovables debido a su gran velocidad de extracción. Su uso masivo comenzó con la aparición de la Revolución industrial.

Pero, ¿de que manera afectan los combustibles fósiles al planeta? Bien, para producir energía deben someterse a combustión, liberando gases como el benzopireno, el dióxido de carbono, el óxido de azufre, el óxido de nitrógeno y el monóxido de carbono. Estos gases son emitidos a la atmósfera y como consecuencia se potencia el efecto invernadero (lluvia ácida,  deshielo de los polos, lluvias torrenciales, huracanes, contaminación de suelo, aire y aguas...)

La deforestación es un fenómeno de reducción de la superficie forestal. Está causada por múltiples factores, tanto naturales como humanos, y tiene consecuencias irreversibles en el medio ambiente. 

El Amazonas ha confirmado un incremento de deforestación del 54% en los últimos diez meses.

Esta puede ser producida por distintos factores:

Incendios forestales que, además de destruir los bosques y la biodiversidad, liberan enormes cantidades de CO2 a la atmósfera.

Enfermedades y parásitos que afectan a los árboles

Sin embargo, las principales causas de la deforestación en todo el mundo con la tala de árboles sin control van de la mano de los humanos (agricultura, construcción de infraestructuras, actividades mineras, urbanización...). El desarrollo de las tierras agrícolas es la principal causa de la deforestación. La población mundial sigue creciendo, y los humanos necesitan cada vez más espacio para proveerse de recursos alimentarios.

El efecto invernadero es un fenómeno natural que ayuda a mantener el nivel medio de temperatura en la superficie del planeta. Es importante entender que el efecto invernadero es esencial para el clima de la Tierra. En ausencia de este fenómeno, la temperatura media sería de -18°C en lugar de la media actual de 15°C.

La superficie terrestre absorbe naturalmente el 70% de la radiación solar mientras que el resto es reflejada de vuelta al espacio. La radiación solar absorbida se transforma en radiación infrarroja y regresa a la atmósfera. Parte de esta radiación infrarroja es reflejada de vuelta al espacio, mientras que la otra parte es retenida por los gases de efecto invernadero en la atmósfera, incrementando la temperatura global del planeta. 

Su creciente concentración en la atmósfera, debido a las actividades humanas, contribuye al calentamiento global. Como su nombre lo indica, estos gases son la principal causa del efecto invernadero. Los gases responsables del efecto invernadero son el vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y ozono.

La atmósfera tiene cada vez una concentración más alta de gases de efecto invernadero. Las actividades humanas, como la cría de ganado que emite metano o el uso de vehículos que funcionan con combustibles fósiles, emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero y afectan a la composición química de la atmósfera. Por lo tanto, conducen a la aparición de un efecto invernadero adicional que aumenta la temperatura media del planeta.

Una de las mayores preocupaciones actuales es el aumento de la temperatura global, causado por la emisión de gases de efecto invernadero, los cuales son un grave peligro para nuestro planeta. Estos son aquellos que se acumulan en la atmósfera de la Tierra y que absorben la energía infrarroja del Sol. Esto crea el denominado efecto invernadero. 

Este hecho es el principal responsable de la disminución de la masa de hielo en los polos, que a su vez provoca el aumento del nivel del mar, generando inundaciones y amenaza los litorales.

Por otro lado, estas emisiones, principalmente desarrolladas gracias a los medios de transporte, son las culpables de la contaminación atmosférica que provoca la aparición de fenómenos meteorológicos de mayor gravedad como son las sequías, los incendios, la muerte de especies animales y vegetales, los desbordamientos de ríos y lagos, la aparición de refugiados climáticos y la destrucción de los medios de subsistencia y de los recursos económicos.

Los principales gases de efecto invernadero pueden tener origen natural y la gran mayoría son emitidos por el hombre. Estos son: el vapor de agua, CO2 (el más asociado a la actividad humana por el uso de recursos fósiles para procesos industriales o medios de tranporte), metano u óxido nitroso entre otros.

Los coches, las furgonetas, los camiones y los autobuses producen más del 70 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero procedentes del transporte. El resto procede principalmente del transporte marítimo y aéreo.