En épocas de avasallamientos y atropellos, los autoproclamados poderosos creen alcanzar la verdad más rápido que el resto. Sin darse cuenta que sólo se prestan como actores caricaturescos de una ficción que muy pocos miran.

Algunos hombres y algunas mujeres reflexionan ante tal vergonzoso espectáculo. Y algunas mujeres que piensan, también se expresan. Sabiendo que la verdad es una frágil condición del tiempo. Pero ellas lo saben, y por eso son más poderosas que los poderosos. No lo gritan ni lo imponen, porque saben que la condición temporal de la verdad es dolorosa, pero lo insinúan, lo anuncian. Sutilmente, para no herir, pero con el poder necesario para vencer a los prepotentes. Gracias a la inteligencia. Porque el poder reside precisamente en la inteligencia, en esa capacidad de alumbrar sutilmente el futuro sin tropezarse en la oscuridad. Por eso estas cuatro artistas pueden ser sutiles. Porque son poderosas, pero sobre todo, son inteligentes.