#1-Una/e

Sacar lo que hay en mi interior, expresarlo en el bastidor y compartirlo con artistas con mucho talento que me apoyan en mi transitar por el arte. Tal vez aflora una especie de corazón, algo de fuego, características de mi ser y de mis sentimientos. Pinceladas que cambian, como cambian las personas y los estados de ánimo. Dejar fluir el arte abstracto y mi pasión por él.

Pensar y dibujar formas femeninas implicó pensarme a mi misma. Chicas camarón fue un trabajo casi autorreferencial pero con la creencia que de algún modo nos abarca a todas. Mujeres ensambladas...mujeres que a veces deseamos poner nuestra vida cotidiana entre paréntesis.

La obra fue hecha en acompañamiento al movimiento de mujeres indígenas quienes caminaron por Argentina hasta llegar al congreso de la nación en forma de manifestación por los abusos diversos a la tierra, a las comunidades , a las mujeres y  a las creencias llevando como lema la frase #bastadeterricidio. Esta obra fue pintada a mano sobre papel y pegada en una pared precaria, la elección de la misma es justamente mostrar la vulnerabilidad a la que se someten los cuerpos, cuando son tan fuertes como una imagen que irrumpe el cotidiano, pero tan frágiles como un papel a la intemperie. La construcción de un cuerpo que lleva en su torso una parte de la naturaleza, entendiendo que la tierra y quienes la habitan son parte de ese cuerpo. En ellas encuentro lo individual hecho colectivo y lo colectivo vuelto individual, en mi caso me encontré con estas mujeres con quienes compartí el aprendizaje de máscaras Lashec y allí lo de ellas se volvió mío y me sume a la creación de caminantas en la ciudad. En un principio esta obra iba a ser un mural colectivo desde Ammura, pero debido a las restricciones sanitarias, la idea colectiva se volvió obras individuales. En esta caminanta están todas las caminantas, las obras referidas a las mujeres llegando al congreso, este pequeño pedazo de papel cobró vida e historia porque existió en relación a un otre/a/o, y vive como obra en esa relación. El hecho artístico individual cobra sentido cuando escucha a un otre.

Po apu’a significa puño en idioma guaraní, esta obra intenta reflejar las luchas colectivas de las minorías que habitan los territorios americanos desde antes de la conquista. Sumando, y haciendo un paralelo de las conquistas ganadas por los feminismos en todo el mundo, la obra dialoga entre la tierra y la construcción de la libertad  

Esta obra pertenece a una serie de obras en formato ilustración que vengo trabajando desde 2019. El disparador del conjunto surge de la expresión SER, verbo que atrapa todo el sentido de mí accionar frente a las transformaciones de la vida, siendo el resultado de cada proceso: FLORECER.  “SER” soy un poco yo, un poco aquelles que florecen desde el arte, y quiere transformarse y florecer para incentivo de lo que nos rodea. Es una obra muy introspectiva, de procesos paralelos, tanto desde cómo se llega a que sea una ilustración trabajada digitalmente hasta el trabajo de color y composición que implica. Siempre digo que mis obras son procesos, y apunto mi importancia allí, más allá del resultado gráfico. El ser une y  para mi es dar lugar al ser colectivo, dando herramientas y puntos de vista que nos hace crecer artísticamente 

Mi trabajo en general se trata de mujeres en “actividad mínima”, “reposo”, en contemplación, en su propia demora del tiempo, en momentos de nutrición del mundo propio. En la obra que presento, se observa un encuentro en un espacio que se reconoce como un hogar. Considero que es en esos espacios cotidianos los encuentros íntimos, personales y con los demás sientan las bases para formaciones colectivas, donde es posible construir, imperceptiblemente, la empatía con la idea de comunidad

Esta obra es parte de una serie aún en proceso que comencé por el 2011 y retomé 10 años después durante el aislamiento. La serie se llama “Ajena” y es un trabajo de introspección, realizado en épocas de búsqueda de la identidad propia y del encuentro con semejantes en contextos hostiles, insensibles y exigentes. Inspirada en algunos textos de Alejandra Pizarnik y música de Bjork, en esta serie vale ser vulnerable, introvertida y refugiarse en la fantasía, la naturaleza, el arte y la compañía felina.

Mi obra muestra principalmente rostros, que de una u otra manera  dejan  ver esos aspectos tan íntimos de un mundo interno que resulta invisible a nuestros ojos. En esta obra en particular, el personaje deja de luchar contra las exigencias de un  mundo que pretende definirnos y condicionarnos a un "molde"  que nos dice quien ser, como ser y que pensar... Ella ahora es ella, ella ahora es única, ella se acepto  y simplemente termino floreciendo....

Lo que más me gusta hacer es dibujar. Donde me encuentro conmigo y puedo ser yo. Un espacio auténtico caracterizado por la libertad y el juego. A través del dibujo conozco gente que lo disfruta de la misma manera, la unión se da desde hacer lo que nos gusta. 

Hace un tiempo que imagino e ilustro el día a día de Pocha, que ha pasado por diversas situaciones, muta en si misma, vive en algunos hogares, descubre el mundo en silencio, observa, sueña, construye. Pienso en mujeres de otra época, con la curiosidad a flor de piel, con el silencio impuesto, con una infancia a medias. Pocha es un poco todo eso, en su intimidad imagina situaciones y las vivencia. Es picara y silenciosa, solo observa.

Los emojis son parte de una cultura globalizada, pretenden demostrar cómo nos sentimos en una realidad fragmentada. En una realidad en la cual estamos solos, sin embargo, podemos escabullirnos en el mundo virtual y sentirnos en comunidad. Muchas veces, nos encontramos comprendidos por alguien de otra parte del mundo, mientras que en nuestro entorno material podemos llegar a ser invisibles. Ahí está la contradicción, esta paradoja en la que comenzamos a existir más detrás de una pantalla que en nuestra misma realidad. Todo se destruye en el momento en que somos conscientes de nuestra existencia material. Así, en el simple hecho de tener que recrear imágenes surgidas desde la virtualidad, en algo hecho a mano, en algo tangible, me hizo reflexionar sobre lo complejo que es la forma en que cada uno percibe al otro. Desde un lugar, en el que solo podemos ver un fragmento de su vida detrás de una pantalla. En aquello, que no podemos tocar, sin embargo, hay una vida, hay alguien, detrás de lo intangible. Pensar esta obra, primero pintada en acuarela, luego cortada y pegada de otro modo, para volver a pintar nuevamente, me llevó a la espontaneidad, a lo momentáneo y a pensar que aquello podría haber sido de otra manera. Esa individualidad, que se va desarmando y armando, transformando o modificando para ser alguien, para expresar pensamientos, sentimientos o emociones. Aquella individualidad se desvanece.  Entre tantos que somos pretendemos armarnos de un modo único, sin embargo, terminamos desvaneciéndonos nuevamente al encuentro con los otros. Ese encuentro que nos saca de nosotros mismos y nos lleva al replanteo de la identidad, ya que en cierto modo, procuramos pertenecer.

La pandemia dejó en evidencia un escenario de gestos de ternura, de acompañamientos, de protección, de despedidas, todos necesarios para la construcción de una comunidad. También se vieron otros, donde solo se percibe  la agregación de individuos atomizados y narcisisticamente orientados hacia la inmediata gratificación de los propios deseos e intereses. Pensar en el otro, en la diferencia, exige la toma de conciencia de autovalorización de la propia existencia. Requiere pensar la libertad del otro como condición de la libertad propia. La cooperación se basa en la propia aceptación de uno mismo y cuando eso sucede podemos sacar (o limpiar) lo que afea, sobra, daña, confunde, quizás sea lo superfluo para que en un juego de gestos aseguremos esa comunidad de metas y fines compartidos

En lo más álgido de la pandemia, mis sensaciones eran por cierto apocalípticas. Trabajar en salud, es ver la muerte y la desazón caminando los pasillos del hospital. Por momentos sentía que la naturaleza vengativa se apoderaba del hombre y su materialidad. Cubriendo, sofocando, arrasando, pero también poniendo las cosas en su lugar. El hombre como ser vulnerable, escondido e impotente. Entonces me surge esa imagen de Paris cubierta por la vegetación y desierta de humanidad. "Sinopsis del fin" es un estado anímico muy fuerte. Es una visión paranoica del mundo post moderno, pero también una alegoría de la vida después del caos 

Esta obra es parte de una serie en proceso en la cual trabajo desde el año 2018. La serie es “Mujeres con pájaros”. Son pájaros que abrazan, susurran al oído, hablan de libertades, de vuelos… ellos se constituyen en el sostén del diálogo del personaje con sí  misma. Esos pájaros acompañan el viaje interior de los personajes.  Son viajes de aspecto íntimo por mundos interiores que construyen y constituyen a estos personajes, haciéndolas únicas y diferentes, pero parte de una comunidad que las abarca 

Siempre creí que la búsqueda de una voz personal y original eran presupuestos insoslayables al momento de emprender el camino de la búsqueda estética. De esta manera, el YO lograba convertirse en algo más que en la inflación narcisista de un ego. Era la forma de concebir un nuevo lenguaje o un nuevo modo de ver a partir de la reafirmación de las particularidades propias de cada uno como artista. Lá búsqueda y la construcción de un lenguaje o estilo propio se convertían en el puente a levantar entre mi realidad subjetiva y la comunidad en la que estoy inmerso culturalmente. Con el tiempo entendí que ser original y personal de manera absoluta es una quimera. Es imposible ser del todo original y novedoso sin condenarse al aislamiento y a la imposibilidad de toda comunicación con el otro. Un código (en este caso visual) enteramente original y sin rasgos comunes o elementos compartidos con el público y el espectador convertirían a la obra en un objeto incapaz de comunicarse con el mundo, un significante mudo. Hoy, en cambio,  considero que la mejor forma de vincular lo individual (mi trabajo) con lo colectivo y social (el público en general o el individual espectador ocasional) es, desde mi práctica, generando sentido, generando símbolos y realidades visuales que tengan ante todo el propósito de conmover, tanto emocional como intelectualmente. De esa manera se construye un puente real. Un puente afectivo o intelectual que une dos universos a veces contradictorios: el mundo subjetivo que nos configura como individuos y el mundo social y colectivo que nos define como seres humanos. Ese puente también se llama arte. Ese puente, es el arte 

Las celdas separadas entre sí significan las vivencias y secuelas provocadas por las restricciones. Las imágenes creadas y reproducidas en ebrú, antigua técnica plástica, dan cuenta de la diseminación del virus, que, en progresión geométrica  nos invade y aísla. Los espejos nos adentran en la virtualidad, esa otra realidad a la que nos vimos obligades para no perder vínculos, te miro, me miro… El arte, aunque sea de producción individual, siempre es un asunto colectivo.