Quiero escuchar tu dulce voz rompiendo el silencio en mi ser.
Sé que me haría estremecer, me haría llorar o reír, y caería rendido ante ti.
Y no podría estar ante ti, escuchándote hablar, sin llorar como un niño.
Y pasaría el tiempo así, sin querer nada más, nada más que escucharte hablar.