La desigualdad de género en el trabajo, visto desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las desigualdades de género en el trabajo aún no desaparecen y la agenda 2030 presenta una oportunidad para afrontarlas vistas desde una de las metas del objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo sostenible, referente a la Igualdad de Género. ¿Cuál ha sido el avance de México?

Daniela Nevárez Jiménez
14 de septiembre de 2018

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son conocidos también como Objetivos Mundiales, que se basan en los logros de los Objetivos de Desarrollo del Mileno, estos hacen referencia a la adopción de medidas que permitan poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar paz y prosperidad para todas las personas, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En total son 17 Objetivos que siguen una agenda de inclusión y abordan causas fundamentales para llegar a un cambio positivo en beneficio de las personas.

Se pusieron en marcha en enero del 2016 y se espera que los resultados se vean de forma significativa para el 2030, siempre y cuando se de una consecución con la colaboración de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y ciudadanos para asegurar un ambiente de prosperidad para las futuras generaciones. Para poder llevarse a cabo es necesario se orienten las políticas y financiación del PNUD, ante esto, la Administradora del PNUD, Helen Clark, afirma que es una prioridad apoyar la Agenda 2030 ya que lo ODS “proporcionan un plan y una agenda comunes para abordar algunos de los retos más apremiantes que enfrenta nuestro mundo, como la pobreza, el cambio climático y los conflictos.”

Uno de los objetivos que engloban los ODS, es el de igualdad de género, pues se afirma en el PNUD que ponerles fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas es, además de un derecho humano básico, necesario para acelerar el desarrollo sostenible. Ya que el empoderamiento de las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial. Este Objetivo 5 aborda entre muchas otras metas el tema de la no discriminación, en todas sus formas, contra las mujeres y niñas, así como el asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles de decisión en la vida política, económica y pública, metas en las cuales se centra esta nota.

Desigualdades de Género en el trabajo

Según información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a lo largo de su vida laboral, las mujeres aún experimentan dificultades para acceder a empleos decentes, dejando brechas que deben colmarse en la puesta en práctica de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, pues a pesar de que en los dos últimos decenios, se han visto progresos por las mujeres en cuanto a los logros educativos, estos no se han traducido en una mejora comparable de su posición en el trabajo.

A nivel mundial, poco ha sido el avance en la reducción de la brecha de género en las tasas de empleo, uno de los principales problemas es que las mujeres tienen considerablemente menos posibilidades que los hombres de participar en el mercado de trabajo, según la OIT en 2017, la tasa de actividad de las mujeres en la mano de obra, de alrededor del 49 por ciento, es casi 27 puntos porcentuales inferior a la de los hombres y las reducciones vistas en algunos países ha sido porque las tasas de actividad de los hombres han registrado caídas más marcadas que las de las mujeres. Aunado a esto, las mujeres que si participan en el mercado de trabajo tienen menos probabilidad de encontrar empleo a comparación de los hombres, datos de la OIT indican que tan solo el año pasado la tasa mundial de desempleo entre las mujeres era del 6,2 por ciento, mientras que la de los hombres era de 5,5 por ciento, esta brecha no ha registrado cambios significativos en años recientes, además de que en promedio, las mujeres con empleos remunerados trabajan menos horas por una remuneración o beneficios.

Cerrar estas brechas y atender otros problemas de desigualdad en el mercado laboral podría generar cambios positivos en materia económica y del bienestar individual, por lo que, a pesar de que se está tomando en consideración solo el objetivo 5, referente a la Igualdad de Género, de los ODS, la creación de empleos para las mujeres, así como afrontar las desigualdades de género en el mercado laboral son necesarios para hacer posible la Agenda 2030, pues se incluyen en el objetivo 1, de reducir la pobreza, en el 10 de reducir las desigualdades y en el 8 de promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.

El caso de México

Los avances en México, en la reducción de discriminación e igualdad de oportunidades no se han visto en todos los sectores del empleo, y a pesar de que los ODS se pusieron en marcha hace poco más de dos años, el gobierno mexicano ha trabajado, bajo la estrategia de perspectiva de género, en alcanzar la igualdad fundamental entre mujeres y hombres, como se informa en el 6° Informe de Gobierno.

Datos del IMSS prueban un aumento sustancial de empleos formales, en el actual sexenio, de 3.4 millones de asegurados desde 2012 a la fecha, en cuanto a las mujeres empleadas, el aumentó se hizo visible llegando a una cifra histórica de 356, 414 plazas en 2017, no obstante, la revisión de distintos indicadores muestra que los resultados, si bien han sido favorables, no han sido suficientes para mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres.

Al hacer un comparativo con los datos de la ENOE, se puede ver que sólo se contrata 1 trabajadora por cada 3 trabajadores, al ver las cifras de la inclusión laboral femenina de forma estatal, Chiapas resulta ser el estado menos incluyente con un aumento del 11.3 por ciento en la proporción de hombres y mujeres, bajo esa lógica, los estados que le siguen son Guanajuato, Baja California Sur, Querétaro y Quintana Roo, con 9.3%, 8.9%, 8.77%, 8.7%, respectivamente. Además, en la ENOE, se ve el crecimiento acumulado de la población ocupada que fue del 2012 al 2017 de 7.98% para las mujeres, en contraste con el 8.47% para los hombres, estos datos varían entre lo estados y las únicas entidades que tuvieron decremento fueron Chiapas, Veracruz y Oaxaca, cuya sumatoria de empleos perdidos para las mujeres fue 93 mil 449 puestos entre 2012 y 2017.

En cuanto a los salarios, indistintamente del género, la ENOE arroja que, si bien, el trabajo en México se concentra en los puestos menos remunerados, las mujeres tienden a recibir menos ingresos que ellos, pues por cada mujer que accede a los trabajos mejor pagados, de más de 5 salarios mínimos, habrá 3 hombres que ganen lo mismo, asimismo, para los estados de Oaxaca, Morelos, Guerrero y Tlaxcala por cada trabajadora que tiene 5 salarios mínimos hay más de 20 trabajadoras en el extremo interior, por lo que la disponibilidad para trabajar constituye de los retos más notorios para que las mujeres alcancen los ingresos más altos.

Ante estos datos, se puede notar la urgencia de soluciones efectivas para el cambio total de los problemas que engloban las desigualdades de género en el ámbito laboral, y si bien estos no son todos los indicadores para calificar el trabajo femenino, son suficientes para notar las brechas que existen en el país y que requieren de políticas públicas para su solución. Como la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible son para el 2030, es preciso que el próximo gobierno continúe con las acciones llevadas a cabo e incluir otras estrategias, así como leyes y políticas, que logren que los resultados se vean de forma trascendental.