Obstrucción del tracto urinario superior
(Ver imagen 1)
Litiasis (piedras) que bloquean el flujo de orina.
Tumores de riñón, uréter o vejiga que obstruyen el paso de la orina.
Infecciones urinarias graves (pielonefritis obstructiva):
Situación urgente donde el drenaje inmediato es necesario para evitar sepsis.
Lesiones traumáticas del uréter:
Cuando el uréter está dañado y no permite el paso de orina.
Fístulas urinarias:
Para descomprimir el tracto urinario y favorecer la cicatrización.
Preparación para otros procedimientos:
Antes de cirugías urológicas complejas, como la extracción de cálculos grandes.
¿QUÉ PASA SI NO SE ELIMINA LA ORINA DEL ORGANISMO?
La orina es el principal medio de eliminación de desechos y toxinas del cuerpo; por lo tanto, su acumulación puede llevar a complicaciones serias:
Hidronefrosis:
La acumulación de orina provoca una dilatación de los riñones debido a la presión acumulada.
A largo plazo, puede causar daño permanente al tejido renal.
Infecciones del tracto urinario (ITU):
El estancamiento de orina facilita el crecimiento de bacterias, lo que puede derivar en infecciones renales graves (pielonefritis).
Sin tratamiento, puede progresar a sepsis, una infección generalizada potencialmente mortal.
Insuficiencia renal aguda o crónica:
La obstrucción persistente puede dañar los riñones y llevar a una pérdida de su función.
En casos extremos, puede requerirse diálisis o trasplante renal.
Uremia:
Es una condición en la que los productos de desecho, como la urea y creatinina, se acumulan en la sangre debido a una eliminación insuficiente por los riñones.
Síntomas incluyen náuseas, vómitos, fatiga, confusión mental y alteraciones cardíacas.
Ruptura de la vejiga o riñón:
La acumulación extrema de orina puede provocar una ruptura de los órganos del tracto urinario.
Es una emergencia médica que requiere intervención inmediata.
Hipertensión secundaria:
La retención urinaria y el daño renal pueden causar hipertensión arterial, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Dolor severo y malestar:
La acumulación de orina genera un dolor intenso en el abdomen bajo, la pelvis o la región lumbar.
Trastornos graves de coagulación que no se pueden corregir.
Infección no controlada en la zona de punción.
Ausencia de una vía segura de acceso al riñón debido a anomalías anatómicas extremas.
Menor invasividad:
No requiere una incisión grande, lo que reduce el trauma y el dolor postoperatorio.
Recuperación más rápida:
La mayoría de los pacientes se recuperan en días, comparado con semanas para la cirugía abierta.
Procedimiento ambulatorio:
En algunos casos, el paciente puede irse a casa el mismo día.
Menor riesgo de complicaciones:
Menor riesgo de infección y sangrado comparado con la cirugía abierta
Eficaz para estabilizar al paciente:
Es una opción de emergencia para preservar la función renal hasta que se pueda resolver la causa de la obstrucción.
(Ver imagen 3)
Preparación:
El paciente se coloca en posición boca abajo (decúbito prono) o de lado.
Se aplica anestesia local y sedación.
Guía por imágenes:
Se usa radioscopia (Ver imagen 4) o ecografía para localizar el riñón y planificar la trayectoria de la punción.
Inserción del catéter:
Se introduce una aguja a través de la piel hasta el riñón.
Se inserta una guía metálica y luego se coloca el catéter de drenaje sobre esta guía (Ver imagen 6)
Confirmación:
Se verifica la posición correcta mediante contraste radiológico (Ver imagen 5)
Hospitalización breve: Generalmente entre 1 y 3 días.
Recuperación en casa: La mayoría de los pacientes pueden reanudar actividades ligeras en una semana.
El catéter puede necesitarse durante varias semanas o meses, dependiendo de la causa de la obstrucción.
Sangrado (hemorragia):
Ocurre en aproximadamente el 2% al 8% de los casos. La mayoría son leves, y se manifiesta con sangrado en la orina (hematuria), pero en raras ocasiones puede requerir transfusión o procedimientos intervencionista vasculares para acceder por vía arterial periférica en busca del sitio de sangrado y posteriormente realizar una embolización o taponamiento del sito de hemorragia.
Infección del tracto urinario:
Reportada en el 3% al 5% de los pacientes. Se controla con antibióticos.
Fuga de orina alrededor del catéter:
Puede ocurrir en el 5% de los casos y se maneja con ajustes o recambio del catéter.
Bloqueo del catéter:
Aproximadamente en el 10% de los casos. Se resuelve con irrigación o cambio del catéter.
Lesión de órganos cercanos (colon, bazo, hígado):
Complicación rara, con incidencia de menos del 1%.
Desplazamiento del catéter:
Hasta en el 8% de los casos, requiriendo recolocación.
La nefrostomía percutánea guiada por radioscopia es una técnica segura y eficaz para drenar la orina estancada en el riñón. Ofrece una alternativa menos invasiva a la cirugía abierta, con una recuperación más rápida y menores riesgos. Aunque existen complicaciones potenciales, su frecuencia es baja y, en general, el procedimiento mejora significativamente la calidad de vida del paciente.