Es un procedimiento médico en el que se introduce un tubo a través de la piel directamente en la vesícula biliar para drenar el líquido acumulado, generalmente bilis o pus. Este procedimiento se realiza cuando la vesícula está inflamada, infectada o bloqueada, como ocurre en la colecistitis aguda (inflamación aguda de la vesícula biliar), especialmente en pacientes que no son buenos candidatos para una cirugía más invasiva.
Colecistitis aguda en pacientes de alto riesgo: Personas que no pueden someterse a cirugía debido a su estado de salud general, como ancianos, personas con enfermedades cardíacas, respiratorias o con alto riesgo quirúrgico.
Pacientes críticos: Aquellos en unidades de cuidados intensivos con infecciones graves o múltiples problemas de salud.
Pacientes con colecistitis alitiásica: Inflamación de la vesícula biliar sin cálculos, más común en pacientes críticamente enfermos.
Trastornos de coagulación no controlados: Riesgo de sangrado excesivo.
Ausencia de líquido detectable en la vesícula por ultrasonido.
Pacientes con infecciones en la piel en el sitio de la punción.
Preparación: Se realiza una evaluación previa, incluyendo estudios de imagen como ultrasonido o tomografía.
Anestesia local: Se aplica anestesia en el sitio de la punción.
Guía por imagen: Con la ayuda de ultrasonido o tomografía, se localiza la vesícula biliar.
Punción: Se inserta una aguja a través de la piel hasta la vesícula.
Colocación del tubo: Un tubo de drenaje (catéter) se coloca para permitir la salida del líquido acumulado.
Colecistostomía Percutánea:
Menos invasiva: No requiere incisiones grandes.
Rápida: Se realiza en minutos.
Anestesia local: Ideal para pacientes que no pueden tolerar anestesia general.
Recuperación rápida: Días a pocas semanas.
Cirugía Laparoscópica:
Requiere anestesia general.
Recuperación más larga (semanas).
Mayor invasión, pero también permite resolver el problema de manera definitiva al retirar la vesícula.
Cirugía Abierta:
Más invasiva.
Mayor tiempo de recuperación (semanas a meses).
Se reserva para casos complejos o fallos en técnicas menos invasivas.
Infección en el sitio del catéter: 5-10%.
Fuga de bilis: 2-5%.
Lesión a órganos cercanos: <1%.
Sangrado: 1-2%.
La recuperación es más rápida en comparación con la cirugía, y los pacientes suelen mejorar en días a pocas semanas, dependiendo de su estado de salud previo.
Este procedimiento se ha estudiado ampliamente y ha demostrado ser una opción segura y efectiva en pacientes que no pueden someterse a cirugía. Según la bibliografía más reciente, la colecistostomía percutánea tiene una alta tasa de éxito y baja mortalidad en pacientes de alto riesgo.