- Entonces, se le preguntó acerca del Bhakti, y el mejor de los hombres, el muy benévolo Ramana Maharshi, habló así:
- El Yo es querido por todos. No hay nada más amado. Al Amor ininterrumpido, como un río de aceite, se le llama devoción.
- Por el Amor, el Sabio sabe que Dios no es otro que su propio Yo. Aunque el devoto, por otra parte, lo considera como diferente de sí mismo, sin embargo, él también llega a fundirse y morar en el único Yo.
- El Amor fluye ininterrumpidamente, como un río de aceite, hacia el Señor Supremo, guía la mente de forma infalible hacia el puro Ser, incluso sin querer.
- -6. Cuando un devoto, que se considera como un marginado, un individuo limitado de pobre entendimiento, quiere liberarse del sufrimiento y toma a la Realidad Suprema Omnipresente como su deidad y la adora, aun así alcanza finalmente al Ser.
- ¡Oh, el mejor de entre los hombres!, el que atribuye nombres y formas a la Deidad, gracias a tales nombres y formas, trasciende cualquier nombre y forma.
- Cuando la devoción es perfecta, basta con oír hablar de la Realidad una sola vez, ya que confiere el Conocimiento perfecto.
- A la devoción que no es continua como un río, se le llama devoción intermitente. Incluso ésta acabará convirtiéndose en devoción suprema.
- El que practica la devoción con un fin concreto no encuentra su culminación al alcanzarlo y, entonces, vuelve a adorar a Dios, en busca de la eterna felicidad.
- La devoción, aunque vaya acompañada de deseo, no cesa cuando se alcanza el deseo. La Fe en la Persona Suprema evoluciona y sigue aumentando.
- Evolucionando así, la devoción se perfecciona con el paso del tiempo. Mediante esta devoción perfecta y suprema, al igual que mediante el Conocimiento, se atraviesa el océano del devenir.
Este es el decimosexto capítulo titulado "Sobre la devoción", del Sri Ramana Gita, la Ciencia de Brahman y la Escritura del Yoga, escrito por el discípulo de Ramana, Vasishta Ganapati.