Visión ética del Buen vivir

Principio ético

Los conceptos del Buen Vivir nos invitan a vivenciar la experiencia de cuidados propios como con las personas, animales y naturaleza. Las formas de conectarse con el Buen Vivir desde lo espiritual, relacional, alimenticio, corporal, psíquico y emocional, es fundamental para que el Buen Vivir sea experimentado de manera integral y profunda.


El concepto de amar lo vivenciamos como una energía que transforma, intención y disposición en desear que nadie sufra. Sentir amor por una/e/o misma/e/o, querer el mismo sentimiento para las personas, difundir y propiciar sensaciones de conexión afectiva entre las personas, en esta conexión se dispone de la reciprocidad como el flujo de disposiciones y afectividades entre las personas, animales y naturaleza.


El buen saber como conocimiento profundo e interdisciplinar; la unión de los saberes, así como actualizarnos constantemente en medida que nuevas tecnologías, reflexiones y descubrimientos sean visibilizados y expuestos. Nos reconocemos desde la esencia de la ignorancia como base de la humanidad, desde la imposibilidad de abarcar todo conocimiento, por lo tanto, los diálogos y difusión de conocimiento es la forma de colaborar con lo social, establecer diálogos simétricos entre las personas independiente de su formación, cada perspectiva debe ser valorada y escuchada con el fin de contribuir a las necesidades de las personas y propiciar diálogos democráticos que busquen fines de bienestar social.


Respeto por las medicinas ancestrales y naturales, como propias de culturas autóctonas, así como el reconocimiento de límites y unión con la medicina tradicional. Cada persona debe tener el derecho a elegir qué medicina desea utilizar en su cuerpo.


Buen beber y buena alimentación; Alimentar el corazón, ser consciente de los nutrientes y recursos alimentarios que se propician al cuerpo según las actividades que se realizan. Evitar sobre exigir al cuerpo en actividades, sin brindarles los recursos químicos que necesita, entender al cuerpo como un flujo, considerar que somos seres compuestos en su mayoría de agua y la necesidad de la misma como derecho fundamental para nuestra existencia y bienestar físico.


Buen danzar; Como la conexión corporal y conciencia de los ciclos naturales y respeto por ellos. Generar sintonías colectivas desde el sentir, acogida y conexión. Respeto por los procesos individuales y colectivos; Armonía del movimiento. Contemplar los tiempos individuales y colectivos, colaborando desde el ser, interno organizacional, y externo.


Buen dormir: Contemplar el sueño, ser conscientes de la necesidad de nuestro descanso, respetar ciclos del sueño y su importancia en la regeneración celular y reparación corporal, psíquica y emocional. Descansar el pensamiento y entregar tranquilidad a nuestra mente y sensación corporal.


Buen trabajo: Es fundamental que el trabajo sea un espacio de agrado y calidez humana, y que por lo tanto, no significan una carga. El trabajo es el principio de la reciprocidad humana, y debe ser contemplado como derecho de la humanidad disfrutar el trabajo.


Buen meditar: Silencio interior, conexión profunda con el propio ser y corporal, llegar a través de diálogos internos a la quietud mental de las coherencias e incoherencias. Sentir la pausa de la respiración y el sentir de cada parte de tú cuerpo y su función.


Buen pensar: El pensamiento construye, es energía creativa, las ideas proporcionan formas y funciones para mejorar las condiciones de las personas, el pensamiento como regalo al bienestar social.


Es relevante la posición del Buen Vivir como propuesta alternativa que contribuye a los desafíos actuales, debido a que los derechos humanos han sido presupuestos para acuerdos económicos. Esta mirada nos conecta con formas diferentes de vivir el desarrollo, bienestar y dignidad, y la necesidad de atender a las personas y sus grupos según sus propias perspectivas y resguardar una cohesión social a través de lo individual. La conexión con las raíces territoriales buscan reivindicar el respeto por nuestras tradiciones, ancestrales y pueblos originarios.



Conductas anti-democráticas

Se consideran las siguientes categorías de conductas inadecuadas y/o no democráticas:

Violencia Verbal:

  • Lenguaje hostil u ofensivo como insultos, gritos, descalificaciones, insinuaciones, amenazas verbales públicas o privadas; directas, telefónicas o escritas;

  • Hablar mal de otros/as compañeros/as o de la organización.


Violencia Física:

  • Ataques físicos como empujar, pegar etc.

  • Violencia contra la propiedad, es decir, ocasionar daños a las pertenencias de compañeros/as.

  • Maltrato físico, agresiones sexuales, etc.

Manifestaciones Hostiles Encubierta:

  • No dirigir la palabra u ignorar otros/as compañeros/as cuando habla, interrumpirle continuamente, no atender sus comunicaciones escritas.

Manipulación malintencionada de funciones.

  • Forzar u obligar al compañero/a a realizar trabajos, fijar objetivos imposibles o plazos de ejecución irrazonables, demandas de trabajo contradictorias o excluyentes.

Asignación de tareas inútiles


Otros tipos de conductas inadecuadas hacen referencia a:


  • Acudir al lugar de trabajo ebrio/a o bajo efectos de sustancia que podrían comprometer el bienestar propio y de las otras personas.

  • Robar o mentir sobre el uso de dinero o manejo de fondos de las Ong.


  1. Conceptos del trabajo colaborativo y horizontal (Katherine)

Cuando hablamos de trabajo colaborativo, hablamos de una instancia donde todos los participantes se reúnen de manera dinámica, descentralizada e interdependiente, intercambiando ideas para alcanzar un objetivo común, compartiendo conocimiento y habilidades en repetidas instancias de conversación, reflexión y acción.

Los miembros del grupo aprenden unos de otros; cada uno comprende el objetivo común planteado y toma responsabilidad por el logro de éste, cosa que lo diferencia del trabajo en equipo en donde cada miembro asume un rol y sólo se responsabiliza por cumplir los objetivos de su rol.

Para que exista colaboración es importante que exista horizontalidad en las relaciones y el trabajo, es decir, cada participante tiene la misma importancia que los demás, todos conocen la misma información, las decisiones son tomadas en conjunto. Esto rompe con la forma tradicional jerárquica en donde la competencia es la regla. Rechazamos la competencia porque tiende a distorsionar los objetivos de la tarea sobre la cual se compite, es decir, cuando competimos el objetivo final es ser mejor que otros/as, muchas veces sin importar la calidad de la tarea, los medios a través de los cuales se logra, o el daño que cause a aquellos que pierden.

La colaboración no da lugar a competencias, sino que permite generar espacios comunes de interacción y de co-construcción, en un contexto de confianza entre los participantes, confianza en el trabajo de los demás, en las intenciones de los demás, en el conocimiento y la responsabilidad de los demás. La colaboración requiere también de buena comunicación; para colaborar tenemos que ser capaces de decir lo que pensamos de manera asertiva, de recibir de buena manera las críticas y, tal vez lo más importante, tenemos que saber escuchar, de manera que podamos comprender lo dicho por el otro en toda su extensión, es decir, poniendo atención a las palabras, a los gestos, a la emocionalidad involucrada en la transmisión de la idea y abrirse a recibir el mensaje aun cuando no se esté de acuerdo con lo que se plantea.

La colaboración abre espacios de participación, de conversación, de reflexión sobre el quehacer y de acción, cosa que permite fomentar la creatividad y la innovación.


Características:

- Interdependencia positiva: Se piensa más en el colectivo que en la individualidad. Las decisiones se toman en conjunto, ya que la responsabilidad de definir objetivo y camino a tomar es colectiva. Los logros alcanzados corresponden a todos los miembros.

- Responsabilidad personal: Cada miembro tiene asignadas tareas individuales para el cumplimiento de las acciones y el logro de las metas finales, cada integrante aporta y contribuye al objetivo común. El triunfo personal es el triunfo del grupo también.

- Heterogeneidad: Las habilidades, especialidades y características de los miembros pueden ser muy variadas y eso se valora.

- Colaboración horizontal: Los miembros del grupo colaboran entre sí, sin la mediación de un jefe o coordinador. Todos/as son responsables del logro del objetivo común y trabajan en función de ello sin necesidad de alguien que esté dirigiendo el trabajo, las decisiones tomadas hacen sentido porque son tomadas en conjunto, en un contexto de relación entre pares, por lo tanto no hay imposición de posturas, todas las personas del grupo son vistas, escuchadas y respetadas.

- Genera un fuerte sentido de propósito: cada miembro del grupo conoce y adhiere al objetivo común, encuentra un sentido tanto en el objetivo común, como en las responsabilidades personales. Dado que todo está construido sobre la base de la confianza, la empatía, la buena comunicación, los miembros del grupo valoran el trabajar juntos, cada uno/a se siente un aporte y ve el aporte que generan los demás.


Este tipo de trabajo requiere que las personas que integran la organización estén alineadas en términos valóricos, eso es más importante que el conocimiento o expertiz que pueda tener. Dentro de estos valores encontramos confianza, responsabilidad, horizontalidad de las relaciones y reciprocidad, asertividad, escucha activa y empatía.