Libertad y buen vivir

La comprensión del derecho humano, nos lleva al pensamiento que el humano es posibilidad, todos nacemos con capacidad para ser libres, actuar y luchar por la libertad propia y de nuestros pares.

La libertad como esencia y experiencia con otras personas; seres intersubjetivos. Pensar en la experiencia de cada persona como existencia válida y por lo tanto protegida por su Estado. Los pueblos originarios tienen diferentes necesidades y perspectivas de relacionarse entre ellas/es/os y con el mundo, su sensación de libertad es diferente a la sensación de libertad de una persona del occidente o del oriente, y todas las sensaciones y necesidades deben ser resguardadas por el Estado y sus leyes

Mi libertad es la libertad de todas/es/os. No soy realmente libre, no solo en ideas sino también en hechos, más que cuando mi libertad y mi derecho haya en su conformación y su sanción en la libertad y el derecho de mis iguales.

La libertad bajo la concepción de que ningún individuo puede reconocer su propia humanidad, ni por consiguiente realizarla, sino reconociendo en los demás y cooperando con ellos a su realización. Ningún ser puede emanciparse sino emancipando a la vez a cuanto le rodean. Mi libertad es la libertad de todas/es/os. No soy realmente libre, no solo en ideas sino también en hechos, más que cuando mi libertad y mi derecho haya en su conformación y su sanción en la libertad y el derecho de mis iguales (Malaesta, 1932).

Somos posibilidad, acción, responsabilidad, conciencia, poder prever posibles consecuencias y repercusiones de nuestros actos, es propiciar una sociedad que vele por todas las personas que componen sus territorios.

El derecho a manifestación protege la voz, conciencia y reconocimiento por el cuidado y respeto de las necesidades propias de cada persona y sus grupos. La voz de todas las personas debe ser escuchada y atendida por sus gobiernos y Estados, el derecho a la protesta resguarda cambios y mejoras sociales, que deben ser atendidas con afectos, respeto, comprensión y consideración por parte de las personas que gestionan leyes y políticas públicas para cubrir las necesidades de las personas.


La mirada del derecho humano en latino américa, ya existía antes de la colonización, mirada concordante en los pueblos originarios de Latino America, los cuales concordaban y algunos aún concuerdan, en el amplio concepto y cosmovisión del Buen Vivir.


Si volviéramos a nuestras bases ancestrales, los derechos humanos se responderían por sí mismos. El concepto del Buen Vivir contemplaba la existencia desde la conciencia colectiva, adecuándose a cada territorio en armonía, respetando la naturaleza y contemplando las necesidades humanas, conquista a través de rituales y no, sistemas de tortura. El buen vivir protegió la armonía de los pueblos originarios como educación entre pueblos, intercambio de recursos. La desnudez y desprotección armamental hizo sentido en algunos pueblos ante la ausencia de sistemas de tortura para la conquista de los pueblos y personas.


La visión mercantil instaurada en Latino América, cambió el concepto de bienestar del Buen Vivir basado en las relaciones recíprocas entre las personas y para con la tierra, entendiendo a la tierra como patrimonio de la humanidad con vida y derechos. La visión mercantil por el contrario, propone la utilización del entorno sin medir consecuencias, propone la acumulación de riquezas como éxito y bienestar, desvaloriza los afectos y prefiere el debate al diálogo, así como la competitividad en nuestros sistemas educativos así como laborales, coartando las posibilidades de cooperación entre las personas.


La colonización que se generó en latino américa, provocó guerras, dictaduras, persecución de pueblos originarios, así como la prioridad de cuidar fines económicos antes que derechos fundamentales para el desarrollo de la humanidad.