En español, la Real Academia y demás Academias de la Lengua Española acuerdan en definir, mediante criterios no exentos de polémica, que la ortografía es un «pilar fundamental de la unidad de la lengua […], un código uniforme en el que todas las variables se diluyen» (RAE & ASALE, 2010, presentación, §4). Esta naturaleza aparentemente unificadora trae aparejados ciertos problemas. Para Bosque (2011), la ortografía es el único componente de la lingüística exclusivamente normativo, es decir que las regulaciones que de allí emanan, según el autor, «tienen fecha y poseen autoría». Por tratarse de reglas externas, estas deben ser incorporadas por los hablantes de manera consciente y memorística ya que a menudo no se deducen lógicamente unas de otras, y son relevantes solo durante un período histórico concreto (Pérez Guarino, 2021; Raventos, 2009).

La ortografía es un contenido insoslayable en la escolarización primaria y secundaria del país, como se hace evidente en las numerosas referencias a su vigilancia en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP) del Ministerio de Educación de la Nación y en los Diseños Curriculares de las distintas jurisdicciones. Ahora bien, aunque requerida y asumida como un «factor de calidad» de los escritos (Suárez Ramírez et al, 2021), la ortografía, en tanto componente artificial y arbitrario de aplicación en el medio escrito (López, 2014), es a menudo marginada a un apéndice en los manuales escolares o planificaciones docentes, o bien concebida como una contraparte lógica, esto es, una versión casi calcada, de la lengua oral que no presenta inconvenientes para su enseñanza. El problema es evidente: se espera que cada estudiante adquiera este conocimiento y lo domine, pero hay pocas pistas sobre cómo trabajar, pedagógicamente, para que esto suceda.

Este espacio de taller versa principalmente sobre la ortografía de las letras y las palabras en el español, pero se imbrica en una perspectiva de trabajo que reconoce que cada hablante trae consigo un bagaje lingüístico valioso que sirve de base indispensable para la comprensión e incorporación de estos contenidos curriculares en el repertorio ya existente.

Bibliografía de referencia

Bosque, I. (2011). “El concepto de “Norma lingüística” y la tarea de las academias”, Tribuna abierta, Actualidad Jurídica Uría Menéndez, 28- 2011, 7- 12.

López, P. (2014). Metáforas y conflictos: políticas de y sobre la lengua. En Kornfeld, L. (Comp.) De lenguas, ficciones y patrias (pp. 73-80). Cuadernos de la Lengua, Universidad Nacional General Sarmiento.

Pérez Guarino, A. (2021). Hablar bien. ¿No cuesta nada? Para qué revisar críticamente las obras normativas. En Albornoz, R. et al, ¿Para qué lingüistiquearla? (pp. 13-27). EDUCO.

Raventos, M. (2009). Cómo se escriben las palabras. En Giammatteo, Mabel y Albano, Hilda (Dirs). Lengua. Léxico, gramática y texto: un enfoque para su enseñanza basado en estrategias múltiples (pp. 67-90). Biblos.

Real Academia Española & Asociación de Academias de la Lengua Española (2010). Ortografía de la lengua española. Espasa-Calpe.

Suárez Ramírez, S., Cremades García, R., & Suárez Ramírez, M. (2021). La ortografía como factor de calidad en la educación superior. Datos para una reflexión. Foro de Educación, 19(2), 387-401. http://dx.doi.org/10.14516/fde.784