25N: Día mundial contra la violencia de género

Noviembre 2019  (esta lectura te llevará 1 minuto 52 segundos)  ♀

Se acerca el 25 de noviembre, que para quien no lo sepa aún es el día en que la Asamblea de Naciones Unidas designó en 1999 tras unirse al  movimiento latinoamericano surgido en los años ochenta, a raiz del asesinato de varias activistas, para reivindicar todo tipo de violencias de género.

Charlas y conferencias, talleres gratuitos, fórums para cinéfilas, y un sinfín de actos reivindicativos que no son suficientes para erradicar no ya los asesinatos, sino la manera con la que una gran mayoría de hombres y buena parte de las mujeres se relacionan hoy en día, dejando claro que los recortes en materia de género no son sólo una invectiva sino una irresponsabilidad con la que no podemos transigir.

Liberalismo (y posmodernismo) han conseguido calar en una sociedad alienada y con un criterio más que dudoso respecto a la misma base de lo que significa el feminismo. Acordémonos de las que hasta no hace tanto también opinábamos que la igualdad debería ser "para todos", y les mirábamos a ellos con cara de compasión mientras poníamos la olla en el fuego y con la otra mano libre atendíamos una llamada de teléfono (seguramente tratando de solucionar algún tema doméstico).

Seguimos en el punto de partida, reclamando, exigiendo, dando a conocer. Esto avanza lento, y ahora hemos retrocedido unos años de lucha.  ¿Cómo es si no que siguen asesinando a mujeres en este país con total impunidad y que no prevalezcan políticas que protejan a las mujeres y/o eviten que las alarmas salten una vez llegado el maltrato físico?   Si esto ya nos parece alarmante, nos hacemos cruces  (sí, el estado patriarcal despierta por momentos a la niña educada en religión católica que todas llevamos dentro) mientras que otros se jactan de impugnar todo tipo de ayuda y además conminan con descaro la cabeza del feminismo para poder colgarla en sus salones feromonados, cubiertos de miseria patriarcal.  El mundo al revés, pero no debe ser esta posición la que nos haga dudar, sino todo lo contrario.  El patriarcado se revuelve en sus cimientos gracias al activismo feminista, y es el machismo el que se ha despertado para evitar que ocupemos aquellos lugares y posiciones por lo que estamos luchando: lugares públicos (la calle, los centros educativos, el comercio, la empresa,...) o privados (el hogar, con nuestro tiempo de esparcimiento y tiempo libre para nosotras) y la sensación de no tener que demostrar nuestra valía más que certificada, o ser atacadas por nuestra condición sexual. 

Que no pasarán lo decimos cada día, y no basta con expresarlo a modo de mensajes vacíos de contenido, como las camisetas (nada económicas, por cierto) de ciertas cadenas comerciales, ni con salir un día envueltas en morado de cabeza a pies.  El feminismo se lleva dentro los trescientos sesenta y cinco días del año, es atrevido y se enfrenta a la injusticia aún sabiendo que algunas personas a las que apreciábamos se quedarán en el camino.

Hasta que no quede ni rastro de esta violencia me temo que seguiremos celebrando esta triste fecha, eso sí, rodeadas de ese halo de alborozo que se nos atribuye y que en el fondo sabemos que no es más que la rabia y las ganas de luchar contenidas que llevamos dentro el resto del año.  ♀