Un gran pórtico sirve de entrada a este templo. Debe su nombre a los guerreros y prisioneros que aparecen labrados en sus pilastras. En la parte superior se ven unas serpientes y, al fondo, un altar sostenido por unos atlantes. Otro rasgo característico de este templo son los mascarones con prominente nariz y los hombres-pajaro-serpiente de las esquinas y muros exteriores, la decoración de sus frisos, con figuras de dignatarios sentados entre plumajes, mascarones y motivos geométricos, es muy rica. Las bóvedas estaban cubiertas con grandes murales con escenas de guerra.