Nuestra Historia
Las iglesias reformadas remontan sus orígenes a los tiempos apostólicos (cf. Mateo 16:13–20; Hechos 2). Su desarrollo histórico continúa a través de la Reforma Protestante del siglo XVI, en la cual el catolicismo fue desafiado por líderes como Martín Lutero, hasta llegar a su expresión contemporánea en diversas partes del mundo.
En tiempos más recientes, hacia finales de la década de 1940, migrantes provenientes de los Países Bajos que se establecieron en Nueva Zelanda esperaban encontrar en las iglesias existentes una continuidad con la tradición reformada. Sin embargo, pronto constataron desviaciones significativas en doctrina y práctica, las cuales consideraron inaceptables desde una perspectiva bíblica y confesional.
Fue así como, en 1953, se fundaron oficialmente las Iglesias Reformadas de Nueva Zelanda mediante una asamblea (sínodo) realizada en Wellington, con la participación de representantes de iglesias locales en Auckland, Wellington y Christchurch. Desde entonces, nuevas congregaciones han sido establecidas en diversas regiones del país, conformando en la actualidad una denominación que agrupa aproximadamente veinte iglesias comprometidas con la enseñanza fiel de la Palabra de Dios y la práctica de una liturgia reverente y ordenada.
Si bien muchos de los miembros fundadores provenían de un trasfondo neerlandés, las Iglesias Reformadas de Nueva Zelanda han procurado desde sus inicios establecerse como una iglesia auténticamente neozelandesa. Su identidad no se define por el origen étnico, sino por el llamado de Dios a ser una comunidad del pacto, arraigada en la Escritura y guiada por las confesiones reformadas. En ese sentido, procuran vivir conforme a las palabras del apóstol Pablo: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
Ahora bien, nosotros, como comunidad cristiana reformada hispanohablante, comprendemos las dificultades que enfrentan los inmigrantes al llegar a un país como Nueva Zelanda, donde los idiomas oficiales son el inglés y el maorí. Reconocemos que adaptarse a un nuevo entorno lingüístico y cultural puede ser una experiencia desafiante, especialmente en el ámbito espiritual y eclesial. Sin embargo, también afirmamos que es responsabilidad de todo creyente maduro congregarse, participar activamente y formar parte de una iglesia local donde Cristo sea predicado con fidelidad.
Por esta razón, como comunidad cristiana reformada, nos esforzamos por ofrecer un espacio donde se hable español, brindando así un lugar de acogida, consuelo y edificación. Más allá de constituir un punto de encuentro cultural, buscamos ser una comunidad donde se predique y enseñe la fe reformada con claridad doctrinal y amor pastoral. Nuestro anhelo es acompañar a cada creyente hispanohablante en su proceso de integración a una iglesia local dentro del marco confesional reformado, sin que ello implique abandonar nuestras reuniones y estudios bíblicos, que siguen siendo un pilar espiritual y fraternal para quienes comparten nuestra lengua y fe.
Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.