La inyección intraarterial se utiliza en ocasiones para administrar medicamentos directamente a un tejido u órgano en particular. Esto permite una terapia localizada, ya que el medicamento se suministra directamente al área que necesita ser tratada. Al inyectar el fármaco en la arteria que irriga ese tejido específico, se puede lograr una concentración más alta y un efecto terapéutico más eficiente en comparación con otras vías de administración. Además, la inyección intraarterial puede minimizar los efectos secundarios sistémicos, ya que el medicamento se dirige principalmente al tejido objetivo. 

La inyección intraarterial también se utiliza para la embolización de vasos sanguíneos. En este procedimiento, se inyecta un agente embólico (como partículas o sustancias líquidas) directamente en la arteria que alimenta un tumor o una malformación vascular. El agente embólico bloquea o reduce el flujo sanguíneo en ese vaso, lo que puede ayudar a tratar ciertos tipos de tumores o controlar sangrados. 

La inyección intraarterial se utiliza frecuentemente para inyectar agentes de contraste o sustancias radiopacas en arterias específicas con fines diagnósticos. Por ejemplo, en angiografías, se inyecta un medio de contraste en el sistema arterial para obtener imágenes detalladas de los vasos sanguíneos y evaluar su estructura y función. También se puede utilizar para evaluar el flujo sanguíneo o realizar estudios de perfusión en tejidos específicos.