A partir de la triangulación de información se extrajeron los siguientes conceptos y la respectiva conceptualización:
Formación Integral:
La formación Integral es un proceso en el cual se llevan a cabo acciones pedagógicas; éstas buscan potenciar y desarrollar las dimensiones, cognitiva, social, emocional, ética, estética afectiva, comunicativa, espiritual y corporal de una manera permanente y participativa con el fin de que la persona se pueda desenvolver fácilmente en la sociedad o su entorno de una forma autónoma, comprometiéndose con todo aquello que lo identifica con su entorno y como ser social; además, busca fomentar la responsabilidad social, el respeto a la diversidad, la tolerancia, el pensamiento reflexivo y crítico. Hay que tener en cuenta que no se hace referencia a aprendizajes particulares, destrezas o habilidades, sino más bien se debe concebir la persona como una realidad biológica, mental, individual-comunitaria e histórica.
Según lo anterior, la integración de las dimensiones de la persona convoca al maestro a reconocer las particularidades, necesidades e intereses de cada estudiante desde el desarrollo de su práctica pedagógica para generar una experiencia significativa donde debe integrar el saber, el pensar, el tener y el sentir como experiencias multisensoriales; asimismo, debe buscar el desarrollo de las habilidades de escuchar, hablar, leer y escribir teniendo en cuenta que todas convergen en el pensamiento; por tanto, el pensamiento crítico debe permitir que el estudiante adquiera competencias y saberes democráticos y políticos desde la formación de líderes y el desarrollo de competencias ciudadanas y comunicativas que permiten establecer relaciones interpersonales positivas, fomentando el respeto por las distintas ideologías, religiones, etc.
Además, es de resaltar que la motivación juega un papel esencial en el desarrollo de la práctica pedagógica; teniendo en cuenta que el estudiante debe aplicar lo aprendido en el contexto; por tanto, la educación contextualizada recibe su fundamento reconociendo que el saber se encuentra en la realidad que rodea al individuo y por consiguiente debe reconocerse como parte de su territorio; por lo tanto, debe cuidarlo y respetarlo; en consecuencia, es necesario pensar y reflexionar en torno a las realidades que lo rodean para buscar posibles soluciones y también adelantarse a posibles situaciones o fenómenos.
Por otro lado, en torno a la evaluación se debe hacer desde una postura integral para responder a las dimensiones; por ende, debe ser diversificada para responder, como ya se ha mencionado, a las necesidades de cada estudiante resaltando la pregunta problematizadora como una estrategia pedagógica y evaluativa significativa.
Finalmente, desde una mirada integral, la formación toma su atención en la calidad humana donde, más allá de contenidos y saberes, el estudiante debe ser una persona con valores, principios éticos y morales; el cual, respeta la diferencia y diversidad de las personas que le rodean; asimismo, en el acto educativo, la relación que establecen los maestros con sus estudiantes es recíproca y horizontal de manera que se dan acuerdos y consensos desde las dos partes para el desarrollo de la práctica sin olvidar rigurosidad, intencionalidad y propósitos en el proceso.
Cultura Propia:
La cultura propia es una forma de ser personal que se adapta a la diversidad que rodea al individuo, lo que le permite construir su identidad de forma individual y colectivamente desde diversas dimensiones; de allí, la importancia de que en el contexto educativo se consideren las características propias y culturales de cada persona, entendiendo que cada una es un mundo diferente, y expresa su cultura de manera distinta.
Según lo anterior, la cultura propia guarda una estrecha relación con la interculturalidad en la que un componente esencial es el reconocimiento de los otros, la cultura, la historia, el entorno, las costumbres, los gustos, las realidades, las ideas, etc; por tanto, se entiende la interculturalidad como un proceso de reconocimiento de la diversidad desde las diferentes formas de expresión; esto implica reconocer y valorar lo que todas las personas comparten como, por ejemplo, su entorno o medio social; de igual forma, en el contexto educativo se entiende la interculturalidad como un proceso en el que la diversidad enriquece la apuesta educativa a partir del bagaje de pensamientos; en consecuencia, se reconoce la diversidad de población y pensamiento desde sus características particulares como aportes significativos que contribuyen al acto educativo; de igual forma, se debe incluir y reconocer las características del territorio de manera que la comunidad resulta ser fundamental en el proceso.
Finalmente, cabe agregar la importancia de integrar en la escuela los conocimientos universales como todos aquellos que identifican y sitúan al individuo en una comunidad específica; de este modo, se fomenta la pervivencia y reconocimiento de su cultura sin dejar de lado la diversidad y la historia que ha recorrido dicha comunidad y el individuo como ser autónomo.
Comunitariedad:
Comunitariedad es un grupo de individuos que comparten elementos en común, tales como un idioma, costumbres, tareas, visión del mundo, edad, ubicación geográfica, entre otras; todo esto, va ligado a un conjunto de valores que permiten reconocer que somos una sola comunidad para construir la sociedad. Partiendo de la noción de que el ser humano es un ser social por naturaleza, se afirma que la vida comunitaria es relacional, complementaria, recíproca y correspondiente; es decir, implica establecer relaciones y vínculos afectivos que permiten al individuo desenvolverse en su entorno compartiendo con los demás; en ese sentido, es de recalcar que desde esas características sociales el individuo necesita de su comunidad para sobrevivir; pues, como lo dice Vygotsky, el ser humano nace con memoria, atención y percepción y todo esto con las interacciones que establece, crece y se desarrolla. Por ello un ser que se aísla de la sociedad no puede desarrollarse como persona.
En consecuencia, construir comunitariedad implica un compromiso de todos, pues todos son parte fundamental del proceso, pero para lograrlo se deben establecer ciertas reglas y pautas, lo que comprende el llevarse bien con todos los ciudadanos y también el ayudar y el aprender a pedir ayuda; también, significa tener respeto a las diferencias y limitaciones; en pocas palabras, el papel y finalidad del individuo y de su vida en relación con otros semejantes se encuentra en el reconocimiento y cuidado del territorio, como también la responsabilidad de organizarse en un espacio de existencia económica, cultural y política.
Según lo anterior, la comunitariedad implica la participación de todos los integrantes del grupo social, de manera que todos tienen aportes supremamente importantes y decisivos en todo lo que tiene que ver con la organización social. Para ello se deben establecer canales de comunicación constantes y efectivos, relaciones interpersonales positivas, basadas en el respeto, la escucha y en general una sana convivencia y sobre todo el interés, compromiso y sentido de pertenencia social desde la solidaridad y el deseo de colaborar en cualquier situación, problema o necesidad que se presente.
Contextualización de la Institución:
La Institución Educativa San Lorenzo se encuentra ubicada en el municipio de Riosucio, Caldas, en el corregimiento de San Lorenzo; dicho contexto está caracterizado por una zona urbana y una amplia zona rural; además, está organizado como un resguardo indígena de la etnia embera Katío-chamí; sin embargo, dicha comunidad no es ajena a los cambios vertiginosos de la globalización, del comercio, de las tecnologías y dinámicas sociales generadas por la modernización y otras realidades; en consecuencia, la diversidad de población no se limita sólo a la comunidad indígena, sino que convergen realidades de una población diversa en todos los aspectos imaginables; étnica, cultural, política, de pensamiento, de ideologías, de patrones conductuales, situación económica y de necesidades propias de cada individuo.
En ese sentido, la Institución, en la construcción, resignificación y fortalecimiento permanente, busca dar respuesta a esa diversidad de población; ésta se puede ubicar en tres aspectos esenciales; en primer lugar, las personas propias de la comunidad indígena; en segundo lugar, personas que se identifican como indígenas, pero que desean construir su vida profesional en otro contexto, para ellos la pretensión de la institución es fortalecer y propender por el sentido de pertenencia e identidad con su cultura y territorio; finalmente, personas que no se identifican como indígenas, pero que viven en el territorio; por tanto hacen parte del mismo y además establecen relaciones y vínculos con las personas que concurren en ese mismo espacio social.
Para dar respuesta, a la diversidad de población, la Institución construye una apuesta educativa, que se puede sustentan en tres categorías; en primera instancia, la formación integral como un propósito grande y en cuyo concepto recae el individuo, siendo éste el centro del proceso y de igual manera sobre el cual adquiere sentido y significado la apuesta educativa; en segunda instancia, la cultura propia, como un aporte grande, fuerte y supremamente significativo desde el reconocimiento de la individualidad y particularidad de cada persona; por ello, resulta imprescindible reconocer las ideas, concepciones, necesidades y realidades desde la cultura particular; por último, la comunitariedad como el reconocimiento y valor que se le da en el acto educativo a las realidades que rodean la institución y al individuo mismo, por ello se trasciende la práctica pedagógica del aula y los espacios propios de la institución educativa al contexto, como un espacio de interacción y práctica que permite adquirir conocimientos de manera significativa desde la realidad.
Para reconocer y describir lo anterior, es necesario retomar la experiencia propia del maestro, valorando cada una de las ideas y reflexiones que rodean la vida institucional y cómo éstas son llevadas a la práctica desde lo que dice el PEI y cómo lo vive el estudiante, obviamente, a partir de cada categoría.
Consecuentemente, se puede partir del modelo, como horizonte de sentido de la apuesta educativa que, como se ha venido mencionando, tiene como fin formar a la persona integralmente; en éste, se pueden distinguir tres componentes desde lo étnico (cultura e identidad propia), lo ambiental (relación del hombre con su entorno) y cognitivo (encuentro de saberes tanto universales como propios que aportan al pensamiento); Asimismo, se plantean cuatro ejes del modelo a mencionar, el aprendizaje (donde se concibe al estudiante como centro del proceso), la didaxis (didáctica propia de cada área para que la persona adquiera conocimiento), la praxis (intencionalidad con que se desarrolla la práctica) y el contexto (reconocer los aportes del entorno o espacio a la apuesta educativa); a pesar de la significatividad y pertinencia de este modelo, la Institución cuenta con un anexo al PEI, en el cual se resignifica el modelo y recibe el nombre de Modelo Pedagógico Social con énfasis en Interculturalidad, más adelante se describirá un poco de los aportes o ideas que pueden compartir dichos modelos, aunque es importante resaltar el compromiso que adquiere el cuerpo docente y administrativo en la resignificación y fortalecimiento permanente de su apuesta educativa. Además se concibe la formación integral como la oportunidad que tiene el estudiante de desenvolverse en cualquier entorno donde recibe gran importancia la formación en la calidad humana, la cual está relacionada con todas las dimensiones de la persona, aunque adquiere una gran fuerza en la dimensión ética y de igual forma la moral.
Continuando con el hilo de lo que rodea al modelo y, por ende, la formación integral, además de lo planteado en el PEI, se pueden resaltar otras situaciones como la búsqueda de que el estudiante comprenda y analice lo que estudia desde la formación de líderes en relación a la vida política y democrática. También se recalca mucho el desarrollo y fortalecimiento del pensamiento crítico que se puede tomar como un aspecto transversal en todo el cuerpo docente, en la medida que lo mantienen presente en cada una de sus áreas.
Dicho esto, entre las estrategias pedagógicas que se aplican en la práctica, se mencionan las salidas pedagógicas, la implementación de actividades que incluyan la literatura y que además permitan el desarrollo de competencias ciudadanas y comunicativas para la vida en los estudiantes, donde se integra el saber, el pensar, el tener, el sentir como una experiencia significativa; además, se incluyen las competencias de hablar, escuchar, leer y escribir; con respecto a lo anterior, la institución le da un valor agregado, y es que todas confluyen en el pensamiento; por tal razón, se da la preocupación y foco de atención en el desarrollo del pensamiento crítico, teniendo en cuenta que el estudiante debe reconocer el saber y el conocimiento en todo lo que lo rodea, para ello se deben propiciar espacios y experiencias multisensoriales.
La motivación es un factor fundamental en el aprendizaje de los estudiantes; para ello, se hace uso de la tecnología; esto se logra desde diferentes medios, instrumentos o plataformas como las herramientas de google y apps que, incluidas y cargadas de significado e intencionalidad pedagógica, hacen de la práctica pedagógica un espacio interesante, atractivo y agradable para los estudiantes; en esa motivación también influye algo muy importante y es la pregunta problematizadora como herramienta pedagógica, pues, en la institución, ésta permite el análisis y reflexión con sentido crítico por parte del estudiante en torno a lo que realiza y ve en sus espacios de aprendizaje. En este aspecto también se puede retomar la evaluación que se desarrolla desde una postura integral, en la medida que reconoce las dimensiones de la persona, sus ritmos de aprendizaje y, por ende, condiciones y realidades específicas.
Finalmente, con relación a esta categoría de formación integral, es importante mencionar el reconocimiento del estudiante como centro del proceso y, por lo tanto, transformador del mismo; para ello, la reflexión pedagógica de los maestros lleva a la práctica una relación horizontal con los estudiantes; en esta relación, el diálogo es una importante herramienta de formación y aprendizaje; esto se evidencia en las herramientas de negociación, que es una estrategia muy interesante en la que se incluye la opinión y deseo del estudiante en el quehacer educativo; también, es importante mencionar el proyecto Evaridú Curisía; en el cual los estudiantes investigan, construyen conceptos, descubren necesidades, formulan y resuelven preguntas en torno a las realidades que rodean su territorio para buscar posibles soluciones; por tanto, pueden transformar realidades sin dejar de lado el impacto de dicho proyecto en la apuesta educativa, pues esto también ha permitido resignificarla.
Por otro lado, la cultura propia en la Institución Educativa San Lorenzo, es necesario tomarla desde un punto de vista intercultural; siendo ésta, un proceso de reconocimiento de la diversidad desde las diferentes formas de expresión; por tanto, es un proceso en que la diversidad enriquece la apuesta educativa a partir del bagaje de pensamientos e ideas que se pueden encontrar tanto en el aula como en la comunidad; para integrar todo esto y, de igual forma como se mencionaba al principio, responder a esa diversidad de población, la institución reconoce y valora lo que las personas, que confluyen en sus aulas, comparten desde su mismo entorno o medio social, al igual que su historia, de manera que resulta fundamental reconocer el contexto en que está inmerso el estudiante, todo lo que lo compone desde sus realidades y dinámicas sociales.
Según lo anterior, el estudiante no sólo expresa su cultura individualmente, sino que también reconoce la diversidad en su entorno, respetando y valorando las demás personas desde sus ideologías, religión, opiniones, etc. Además, no se puede dejar de lado la población indígena en la Institución; por esta razón, la apuesta educativa fomenta la pervivencia y reconocimiento de la cultura, identificándose como parte del territorio y por tanto responde a la diversidad.
Ya para concluir con la contextualización de la Institución Educativa San Lorenzo, en relación a la categoría de comunitariedad, se recalca la importancia de la participación e intervención de la familia, los líderes comunitarios y la comunidad en general para el desarrollo eficiente, significativo y contextualizado de la apuesta educativa; ésta es una situación en la que se reconocen todos los aportes que rodean la institución y, de igual forma, al estudiante mismo. En primer lugar, la comunitariedad como un espacio geográfico; éste implica relaciones y vínculos organizativos, que se articulan directamente con el proceso de enseñanza-aprendizaje; en segundo lugar, los pensamientos e ideas que se pueden encontrar en el aula y en todas las personas de la comunidad; como se ha venido recalcando, esto enriquecen el proceso, evidenciándose en la preocupación y reflexión de la institución de responder al contexto; por ello, el deseo de transición de PEI a PEC.
Finalmente en torno a todo lo que se ha venido mencionando, la institución reconoce y valora que su entorno es su mayor agente educador, para ello, busca potenciar el trabajo en equipo e incluir los padres de familia en el proceso; por tal razón, la institución se compromete y desarrolla estrategias que permitan reconocer la realidad de las familias, de manera que ellas se sienten acompañadas; esto implica, una visión rigurosa de lo que rodea el entorno y el contexto; además, es necesario establecer canales de comunicación efectivos y constantes, situación que tiene un aporte supremamente significativo, sin embargo, la institución pretende seguir fortaleciendo dicho aspecto.