Resumen y apuntes:
El lenguaje es un dominio humano exclusivo, y todas las formas evolucionadas de sistemas de comunicación compleja se llaman lenguas. Biológica, social y cognitivamente, es uno de los rasgos definitorios de nuestra especie (Homo loquens).
Por un lado, el lenguaje es una propiedad biológica universal y exclusiva de los humanos y no deriva de otras facilidades cognitivas. Por otro lado, tiene un período crítico para el desarrollo y no necesita instrucciones directas. La lengua, por lo tanto, no es lo mismo que el lenguaje. La lengua es la forma que toma el lenguaje, que adquirimos en un determinado entorno. En otras palabras, la diferencia radica en que el lenguaje es una propiedad universal y la lengua es una manifestación.
Las características de todas las lenguas humanas son:
Intercambiabilidad de los roles de emisor/receptor en una comunidad lingüística.
Semanticidad: conexión entre la forma del signo y una representación mental particular.
Arbitrariedad: relación entre signo y significado no tiene que obedecer la lógica.
Carácter discreto: los hablantes pueden segmentar las unidades implícitas en el habla.
Desplazamiento: expresión de eventos que no están presentes o son imaginables.
Creatividad y productividad: es posible generar un número ilimitado de mensajes nuevos utilizando reglas finitas.
Doble articulación: se combinan unidades sin significado (fonemas) para crear unidades significativas (palabras).
Posibilidad de aprendizaje: todo niño humano puede adquirir una lengua humana como lengua materna.
Por otro lado, respecto a la relación de pensamiento y lenguaje, a pesar de ser independientes, el lenguaje facilita la conceptualización y la comunicación de ideas complejas como la ciencia o el arte. Al mismo tiempo, la noción de cardinalidades, la representación de ciertos objetos, y otros procesos mentales pueden realizarse sin lenguaje.
La hipótesis Sapir-Whorf sobre el relativismo lingüístico afirma que la lengua influye en la percepción del mundo y en la organización del mismo, aunque sin ser determinante. Esta hipótesis se puede posicionar tanto en versión fuerte, determinismo; como en versión débil, influencia.
Por otro lado, las lenguas de signos poseen una complejidad igual a de las lenguas orales y tienen propiedades equivalentes, aunque son transmitidas a través de canales visuales y gestuales, en lugar del canal oral-auditivo. Estas lenguas se caracterizan por elementos específicos como la configuración de las manos, el lugar de articulación, así como la expresión facial. Es importante resaltar que las lenguas de signos no son universales y varían entre diferentes comunidades lingüísticas.
Espacio de reflexión:
Este tema evidencia el carácter propio del lenguaje humano como vehículo biológico, cultural y cognitivo. La lengua como vehículo del pensamiento racional y la interrelación entre la lengua y la conceptualización del mundo. Este contenido podría constituir una introducción a la lingüística, ahondando en la universalidad y diversidad de las lenguas humanas y en las interrelaciones que mantienen con la cognición y la interacción.
A partir de este contenido se pueden construir y deconstruir argumentos específicos, sobre especismo, supremacía lingüística y su vinculación con las recomendaciones de la UNESCO de 1999 en lo que se refiere al uso no sexista del lenguaje.
Por ejemplo, un argumento especista es que la caracterización única de la lengua humana implica la supremacía de la especie humana respecto a las demás ya que podemos construir conocimientos elaborados como la ciencia o la cultura que no tienen punto de comparación con otras especies. Por tanto, podemos considerar a los humanos superiores en derechos y privilegios. Pero junto a esto, si bien el lenguaje humano tiene una característica propia por su complejidad y por su potencia, esta singularidad no puede ser extrapolada en una jerarquización de valor entre especies. Los sistemas de comunicación animal, a pesar sus variaciones de carácter arbitrario o de carácter temporal desplazado, son perfectamente adecuados para las necesidades de las especies que los utilizan. El punto de vista ético no se puede permitir confundir diferencia con inferioridad. Por otra parte, las capacidades específicas (la ecolocalización en murciélagos, la navegación en aves migratorias) también son “singulares” y constituyen aspectos esenciales en los contextos representados. Este enfoque antropocéntrico refuerza la idea de la explotación de otras especies sin tomar en consideración su derechos intrínsecos y su valor.
Por otro lado, un argumento que avale la idea de la supremacía de algunas lenguas por encima del resto sería que estas últimas son mejores porque tienen estructuras más complejas, o un léxico más extenso. Por ejemplo, podríamos decir que las lenguas que pertenecen a las culturas occidentales, con sus gramáticas alcanzadas y con toda la tradición literaria que poseen, son superiores a las lenguas de aquellas culturas que no cuentan con tradiciones escritas o con lenguas de culturas que empiezan a ser lenguas del tipo minoritario. Sin embargo, este argumentar incurre en una falacia etnocéntrica y desconoce la arbitrariedad y la naturaleza adaptativa del lenguaje humano. Tal como señala el tema, todas las lenguas humanas tienen propiedades universales (la doble articulación, la capacidad de aprendizaje), propiedades que permiten que todas las lenguas puedan llegar a expresas las necesidades de sus hablantes, la realidad de sus hablantes y, por tanto, en la riqueza lingüística no está solamente dada por el léxico o por una gramática, sino por la funcionalidad en un contexto cultural y social. Menospreciar la lengua es menospreciar un derecho preexistente, el derecho a poder tener una identidad cultural y, por tanto, es un acto de exclusión.
En lo que respecta a las recomendaciones que hace la UNESCO, ellas subrayan las interrelaciones que existen entre lenguaje y pensamiento y la caracterización de las realidades, destacando el poder transformador del lenguaje a partir de la acción educativa y cultural. Todo ello tiene una transferencia directa con el lenguaje no sexista. Si el lenguaje da forma a nuestras percepciones, entonces las expresiones que tienen a perpetuar estereotipos refuerzan actitudes discriminatorias. Así como una lengua cambia por motivos de acuerdo con la historia o por la historia que le ha tocado, también puede hacerlo por mejorar una convivencia o un respeto hacia el otro; por lo tanto, el lenguaje no sexista no ha de entenderse nunca como un lenguaje de minoría, sino como un lenguaje que mejora el entendimiento y la consideración de la lengua.