Después del reencuentro y de ajustar fechas nos toca ponernos manos a la obra con la secuencia de pentecostés.
Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno
danos tu gozo eterno.
Toca remangarse. Vamos a ver lo que nos dice el catecismo sobre quién es el Espíritu Santo.
http://sagradocorazonsalta.edu.ar/assets/youcat.pdf
De cada uno de estos textos vamos a ver qué características otorga la Escritura al Espíritu Santo, ¿qué nos dice de él? ¿Qué papel juega?
Reyes 1, 19
[11] El Señor le dijo: —Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! Vino un huracán tan violento, que descuajaba los montes y resquebrajaba las rocas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. [12] Después del terremoto vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se oyó una brisa tenue; [13] al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le decía: —¿Qué haces aquí, Elías? [14] Respondió: —Me consume el celo por el Señor, Dios Todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme. [15] El Señor le dijo: —Vuelve por el mismo camino hacia el desierto de Damasco, y cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, [16] rey de Israel, a Jehú, hijo de Nimsí, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, conságralo como profeta en lugar tuyo.
Mt 1-18
El nacimiento de Jesucristo sucedió así: su madre, María, estaba prometida a José, y antes del matrimonio, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. [19] José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió repudiarla en secreto. [20] Ya lo tenía decidido, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no tengas reparo en acoger a María como esposa tuya, pues lo que ha concebido es obra del Espíritu Santo. [21] Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. [22] Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta: [23] Mira, la virgen está encinta, dará a luz a un hijo que se llamará Emanuel, que significa: Dios con nosotros. [24] Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y acogió a María como esposa. [25] Pero no tuvo relaciones con ella hasta que dio a luz un hijo, al cual llamó Jesús.
Mc 13 - 4
[4] —¿Cuándo sucederá todo eso? ¿Cuál es la señal de que todo está para acabarse? [5] Jesús empezó a decirles: —¡Cuidado, que nadie os engañe! [6] Se presentarán muchos en mi nombre diciendo: Soy yo, y engañarán a muchos. [7] Cuando oigáis ruido de guerras y noticias de ellas, no os alarméis. Todo eso ha de suceder, pero todavía no es el final. [8] Pues se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino. Habrá terremotos en diversos lugares, habrá carestías. Es el comienzo de los dolores de parto. [9] Ocupaos de vosotros mismos. Os entregarán a los tribunales, os apalearán en las sinagogas, y por mi causa compareceréis ante magistrados y reyes para dar testimonio ante ellos. [10] Pero antes se ha de anunciar en todas las naciones la Buena Noticia. [11] Cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis por lo que tendréis que decir; lo que Dios os inspire en aquel momento es lo que diréis. Pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu Santo. [12] Un hermano entregará a su hermano a la muerte, un padre a su hijo; se levantarán hijos contra padres y les darán muerte. [13] Seréis odiados por todos a causa de mi nombre. Pero el que aguante hasta el final se salvará. [14] Cuando veáis el ídolo abominable erigido donde no se debe –el lector que lo entienda–, entonces los que viven en Judea que escapen a los montes. [15] El que esté en la azotea no baje ni entre en casa a recoger algo; [16] el que se encuentre en el campo no vuelva a buscar el manto. [17] ¡Ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días! [18] Rezad para que no suceda en invierno. [19] Aquellos días habrá una tribulación tan grande como no la hubo desde que Dios creó el mundo hasta ahora, ni la habrá en el futuro. [20] Y si el Señor no abreviara aquella etapa, no se salvaría ni uno. Pero, acortará esos días a causa de los que quiere salvar. [21] Entonces, si alguien os dice que el Mesías está aquí o allí, no le hagáis caso. [22] Pues surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán milagros y prodigios, hasta el punto de engañar, si fuera posible, a los elegidos. [23] Vosotros estad atentos, que yo os he prevenido de todo. [24] En aquellos días, después de esa tribulación el sol se oscurecerá, la luna no irradiará su resplandor, [25] las estrellas caerán del cielo y los ejércitos celestes temblarán. [26] Entonces verán llegar al Hijo del Hombre entre nubes, con gran poder y gloria. [27] Y enviará a los ángeles para reunir a [sus] elegidos desde los cuatros vientos, de un extremo de la tierra a un extremo del cielo. [28] Aprended del ejemplo de la higuera: cuando las ramas se ablandan y brotan las hojas, sabéis que está cerca la primavera. [29] Lo mismo vosotros, cuando veáis suceder aquello, sabed que el fin está cerca, a las puertas. [30] Os aseguro que no pasará esta generación antes de que suceda todo eso. [31] Cielo y tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. [32] En cuanto al día y la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles en el cielo, ni el hijo; sólo los conoce el Padre. [33] ¡Atención, estad despiertos, porque no conocéis el día ni la hora! [34] Será como un hombre que se va de su casa y se la encarga a sus criados, distribuye las tareas, y al portero le encarga que vigile. [35] Así pues, velad que no sabéis cuándo va a llegar el amo de casa, si al anochecer o a medianoche o al canto del gallo o de mañana; [36] que, al llegar de repente, no os sorprenda dormidos. [37] Lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: ¡Velad!
Lc 1.
Entonces María se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, a un pueblo de Judea. [40] Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. [41] Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre; Isabel, llena de Espíritu Santo, [42] exclamó con voz fuerte: —Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. [43] ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? [44] Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre. [45] ¡Dichosa tú que creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció. [46] María dijo: —Proclama mi alma la grandeza del Señor, [47] mi espíritu festeja a Dios mi salvador, [48] porque se ha fijado en la humildad de su esclava y en adelante me felicitarán todas las generaciones. [49] Porque el Poderoso ha hecho proezas, su nombre es sagrado.
Lc 2
Y, cuando llegó el día de su purificación, [23] de acuerdo con la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentárselo al Señor, como manda la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor; [24] y para hacer la ofrenda que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. [25] Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que esperaba la liberación de Israel y se guiaba por el Espíritu Santo. [26] Le había comunicado el Espíritu Santo que no moriría sin antes haber visto al Mesías del Señor. [27] Movido por el mismo Espíritu, se dirigió al templo. Cuando los padres introducían al niño Jesús para cumplir con él lo mandado en la ley, [28] Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: [29] Ahora, Señor, según tu palabra, dejas libre y en paz a tu siervo, [30] porque mis ojos han visto a tu salvador, [31] que has dispuesto ante todos los pueblos [32] como luz revelada a los paganos y como gloria de tu pueblo Israel. [33] El padre y la madre estaban admirados de lo que decía acerca del niño. [34] Simeón los bendijo y dijo a María, la madre: —Mira, éste está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten; será una bandera discutida [35] y así quedarán patentes los pensamientos de todos. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón.
Lc 3
[16] Juan se dirigió a todos: —Yo os bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho para soltarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. [17] Ya empuña el bieldo para aventar su era: reunirá el trigo en el granero, y quemará la paja en un fuego que no se apaga. [18] Con otras muchas palabras anunciaba al pueblo la Buena Noticia. [19] El tetrarca Herodes, reprendido por Juan por el asunto de Herodías, su cuñada, y por los demás crímenes cometidos, [20] añadió a todo esto el encerrar a Juan en la cárcel. [21] Todo el pueblo se bautizaba y también Jesús se bautizó; y mientras oraba, se abrió el cielo, [22] bajó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma y se escuchó una voz del cielo: —Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto. [23] Cuando Jesús empezó su ministerio tenía treinta años y pasaba por hijo de José, que era hijo de Elí, [24]
Jn 20
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: —He visto al Señor y me ha dicho esto. [19] Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y les dice: —Paz con vosotros. [20] Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. [21] Jesús repitió: —Paz con vosotros. Como el Padre me envió, así yo os envío a vosotros. [22] Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió: —Recibid el Espíritu Santo. [23] A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los mantengáis les quedan mantenidos. [24] Tomás, que significa Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús. [25]
Hch 2
[1] Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. [2] De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. [3] Aparecieron lenguas como de fuego, repartidas y posadas sobre cada uno de ellos. [4] Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse. [5] Residían entonces en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todos los países del mundo. [6] Al oírse el ruido, se reunió una multitud, y estaban asombrados porque cada uno oía a los apóstoles hablando en su propio idioma. [7] Fuera de sí por el asombro, comentaban: —¿No son todos los que hablan galileos? [8] ¿Pues cómo los oímos cada uno en nuestra lengua nativa? [9] Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia, [10] Frigia y Panfilia, Egipto y los distritos de Libia junto a Cirene, romanos residentes, [11] judíos y prosélitos, cretenses y árabes: todos los oímos contar, en nuestras lenguas, las maravillas de Dios. [12]
Terminamos con un mentimeter que recoja las características propias de Espíritu Santo.
Los dones del Espíritu Santo:
Los bloques de construcción para una iglesia con espíritu de movimiento
La iglesia necesita primero el don de la sabiduría - o (para usar otro término) el "espíritu de discernimiento". En 1 Juan 4:1 dice „ Queridos hermanos, no crean ustedes a todos los que dicen estar inspirados por Dios, sino pónganlos a prueba, a ver si el espíritu que hay en ellos es de Dios o no. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.“ Por eso los cristianos sabios suelen decir: Déjame rezar y dormir una noche, luego podré decidir.
La iglesia necesita entonces el don del entendimiento. El entendimiento significa: ¡No quedarse en lo superficial! ¡Busca en las profundidades! Recibe lo que Dios quiere decirte o mostrarte. El "corazón que escucha" (1 Reyes 3:9) que pidió el sabio rey Salomón se encuentra de nuevo en los dos discípulos de Emaús, que salen con pensamientos oscuros hasta que una misteriosa tercera persona se les une. Los ojos de los desesperados sólo se abren al partir el pan. Sin su entendimiento nunca lo sabríamos, „ Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído,y ni siquiera pensado. Éstas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios.“ (1Cor 2,9-10)
La Iglesia necesita el don del consejo. Porque a menudo estamos perdidos - y nuestra perplejidad causa acciones de cortocircuito. Ser cristiano vive de la confianza y la paciencia, de esperar la mano de Dios. Cuando llegue la hora, nos quedará claro qué es lo correcto. Podemos pensar en la palabra que Jesús dio a sus discípulos para la hora en que serían llevados a juicio: „ Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les llegue el momento de hablar, Dios les dará las palabras. 20 Pues no serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. “ (Mt 10, 19-20)
La Iglesia necesita el don de la fuerza. También se puede decir: Necesita coraje y profetas.. „Quien es fuerte“, dice YOUCAT 303, „ aboga continuamente por el bien que ha conocido, incluso cuando en un caso extremo deba sacrificar hasta la propia vida.“ Los verdaderos siervos de Dios se atienen a 2 Tim 4:2: "Proclama la palabra, defiéndela quieras o no oírla. Un valiente luchador de la resistencia contra Hitler, Robert Prince de Arenberg, dijo: "No pueden hacer más que matarme. Y aunque me maten, no me matará".
La Iglesia también necesita el don del conocimiento. Con ello no se refiere simplemente a la razón humana, sino a ese "conocimiento" que se reporta sobre Jesús en la historia de la mujer del pozo de Jacob (Joh 4). Aunque Jesús no conoce a la mujer, es capaz de captar su necesidad interior y mostrarle el camino de la curación. En la Iglesia encontramos a menudo este don de conocimiento en sabios confesores y personas que acompañan a otros espiritualmente.
La Iglesia necesita entonces el don de la piedad. Una persona es piadosa cuando ha hecho de Dios el centro de su pensamiento, juicio y actuación. "Cuando uno ha conocido a Dios", dice en YOUCAT 34„ hay que ponerlo en el primer lugar de la vida “ Piedad es otra palabra para la entrega a Dios. De la gracia de Dios, Tit 2:11-12 dice: „ Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. 12 Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar en el tiempo presente una vida de buen juicio, rectitud y piedad“.
Finalmente, la Iglesia necesita el don del temor de Dios. Para muchos hombres y mujeres modernos suena raro. Pero el hombre temeroso de Dios pone la voluntad de Dios por encima de sus planes personales; hace todo lo posible para vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios y no transgredirlos. ∎ https://www.youcat.org/es/credopedia/dones-del-espiritu-santo/
Los frutos del Espíritu Santo
1º AMOR Es el primero de los frutos del Espíritu Santo, fundamento y raíz de todos los demás. Siendo El, la infinita caridad, o sea, el Amor Infinito, es lógico que comunique al alma su llama, haciéndole amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas y con toda la mente y al prójimo por amor a Dios. Donde falta este amor no puede encontrarse ninguna acción sobrenatural, ningún mérito para la vida eterna, ninguna verdadera y completa felicidad. Es lógico, también, que la caridad sea un dulcísimo fruto, porque el amor de Dios, es alcanzar el propio fin en la tierra y es el principio de esta unión en la eternidad.
2º ALEGRÍA Es el fruto que emana espontáneamente de la caridad, como el perfume de la flor, la luz del sol, el calor del fuego, da al alma un gozo profundo, producto de la satisfacción que se tiene de la victoria lograda sobre sí mismo, y del haber hecho el bien. Esta alegría no se apaga en las tribulaciones crece por medio de ellas. Es alegría desbordada.
3º P A Z La verdadera alegría lleva en sí la paz que es su perfección, porque supone y garantiza el tranquilo goce del objeto amado. El objeto amado, por excelencia, no puede ser otro sino Dios, y de ahí, la paz es la tranquila seguridad de poseerlo y estar en su gracia. Esta es la paz del Señor, que supera todo sentido, como dice San Pablo (Fil. 4,7) pues es una alegría que supera todo goce fundado en la carne o en las cosas materiales, y para obtenerla debemos inmolar todo a Dios.
4º PACIENCIA Siendo la vida una permanente lucha contra enemigos, visibles e invisibles y contra las fuerzas del mundo y del infierno, es necesaria mucha paciencia para superar las turbaciones que estas luchas producen en nosotros, y para encontrarnos en armonía con las criaturas con que tratamos, de diferente carácter, educación, aspiraciones y a menudo dominadas por ideas fijas de todo tipo.
5º LONGAMINIDAD Este fruto del Espíritu Santo, confiere al alma una amplitud de vista y de generosidad, por las cuales, ésta saber esperar la hora de la Divina Providencia, cuando ve que se retrasa el cumplimiento de sus designios y sabe tener bondad y paciencia con el prójimo, sin cansarse por su resistencia y su oposición. Longanimidad es lo mismo que gran coraje, y gran ánimo en las dificultades que se oponen al bien, es un ánimo sobrenaturalmente grande en concebir y ejecutar las obras de la verdad.
6º BENIGNIDAD Es disposición constante a la indulgencia y a la fabilidad en el hablar, en el responder y en el actuar. Se puede ser bueno sin ser benigno teniendo un trato rudo y áspero con los demás; la benignidad vuelve sociable y dulce en las palabras y en el trato, a pesar de la rudeza y aspereza de los demás. Es una gran señal de la santidad de un alma y de la acción en ella del Espíritu Santo.
7º BONDAD Es el afecto que se tiene en beneficiar al prójimo. Es como el fruto de la benignidad para quien sufre y necesita ayuda. La bondad, efecto de la unión del alma con Dios, bondad infinita, infunde el espíritu cristiano sobre el prójimo, haciendo el bien y sanando a imitación de Jesucristo.
8º MANSEDUMBRE La mansedumbre se opone a la ira y al rencor, se opone a la ira que quiere imponerse a los demás; se opone al rencor que quiere vengarse por las ofensas recibidas. La mansedumbre hace al cristiano paloma sin hiel, cordero sin ira, dulzura en las palabras y en el trato frente a la prepotencia de los demás.
9º FIDELIDAD Mantener la palabra dada, ser puntuales en los compromisos y horarios, es virtud que glorifica a Dios que es verdad. Quién promete sin cumplir, quien fija hora para un encuentro y llega tarde, quien es cortés delante de una persona y luego la desprecia a sus espaldas, falta a la sencillez de la paloma, sugerida por Jesucristo e induce a los demás a la incertidumbre en las relaciones sociales.
10º MODESTIA La modestia, como lo dice su nombre, pone el modo, es decir, regula la manera apropiada y conveniente, en el vestir, en el hablar, en el caminar, en el reír, en el jugar. Como reflejo de la calma interior, mantiene nuestros ojos para que no se fijen en cosas vulgares e indecorosas, reflejando en ellos la pureza del alma, armoniza nuestros labios uniendo a la sonrisa la simplicidad y la caridad, excluyendo de todo ello lo áspero y mal educado.
11º CONTINENCIA La continencia mantiene el orden en el interior del hombre, y como indica su nombre, contiene en los justos límites la concupiscencia, no sólo en lo que atañe a los placeres sensuales, sino también en lo que concierne al comer, al beber, al dormir, al divertirse y en los otros placeres de la vida material. La satisfacción de todos estos instintos que asemejan al hombre a los animales, es ordenada por la continencia que tiene como fin energía, el amor a Dios.
12º CASTIDAD La castidad es la victoria conseguida sobre la carne y que hace del cristiano templo vivo del Espíritu Santo. El alma casta, ya sea virgen o casada [porque también existe la castidad conyugal, en el perfecto orden y empleo del matrimonio] reina sobre su cuerpo, en gran paz y siente en ella, la inefable alegría de la íntima amistad de Dios, habiendo dicho Jesús: Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios. Con la gracia de Dios.
Obras de misericordia corporales:
En su mayoría salen de una lista hecha por el Señor en su descripción del Juicio Final. Son:
1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos
II.- Obras de misericordia espirituales:
Han sido tomadas por la Iglesia de otros textos que están a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseñanzas del mismo Cristo: el perdón, la corrección fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc. Son:
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
https://sanbartolomeysanesteban.org/wp-content/uploads/2017/01/Resumen-Ritual-Confirmaci%C3%B3n.pdf
Presentación de los candidatos. En ocasiones el candidato cuando dicen su nombre responde "Aquí estoy". Es un gesto con el que se demuestra la disponibilidad del confirmando.
Renovación de los compromisos bautismales. En esta ocasión ya no son los padres y padrinos sino que el confirmando renueva estos compromisos.
Celebrante: ¿Renunciáis a Satanás? Todos: SÍ, RENUNCIO
Celebrante: ¿Y a todas sus obras? Todos: SÍ, RENUNCIO
Celebrante:¿Y a todas sus seducciones? Todos: SÍ, RENUNCIO
Celebrante: ¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? Todos: SÍ, CREO
Celebrante: ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos? Todos: SÍ, CREO
Celebrante: ¿Creéis en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna? Todos: SÍ, CREO
Celebrante: Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Todos: AMÉN
La imposición de manos
El obispo y los sacerdotes que administrarán el Sacramento de la Confirmación imponen sus manos sobre todos los candidatos, extendiéndolas sobre ellos. El obispo pronuncia la oración para pedir a Dios los Dones del Espíritu Santo.
Atención porque os pueden pedir que os pongáis de rodillas.
La unción con el crisma
Cada candidato va ante el obispo. El padrino coloca su mano derecha sobre el hombro del candidato y dice el nombre del candidato al obispo, o bien menciona su nombre el propio candidato. El obispo moja su pulgar derecho en el crisma, y con él, hace la señal de la Cruz sobre la frente del candidato.
Obispo: [Nombre], recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo.
Candidato: Amén.
Obispo: La paz esté contigo.
Candidato: Y con tu espíritu.