La hemofilia es una condición en la que la sangre no coagula correctamente. Esto significa que, si una persona con hemofilia se lastima o sangra, el sangrado puede durar más tiempo de lo normal.
La sangre tiene proteínas llamadas factores de coagulación que ayudan a detener el sangrado.
En la hemofilia, el cuerpo no produce suficiente cantidad de uno de estos factores (factor VIII en hemofilia A o factor IX en hemofilia B).
Es una condición hereditaria (se transmite de padres a hijos), pero en algunos casos puede aparecer sin antecedentes familiares.
Sangrado prolongado después de cortes, cirugías o extracciones dentales.
Moretones grandes o frecuentes sin causa aparente.
Sangrado interno, especialmente en articulaciones (rodillas, codos) o músculos, lo que puede causar dolor e hinchazón.
El tratamiento principal es reemplazar el factor de coagulación faltante mediante inyecciones (medicamento concentrado).
En algunos casos, se usan medicamentos para ayudar a la coagulación.
Es importante evitar golpes o actividades de alto riesgo, pero los pacientes pueden llevar una vida activa con cuidados.
Aplicar presión en la herida y buscar atención médica.
Si hay sangrado en articulaciones o músculos (dolor intenso, hinchazón), acudir al médico de inmediato.
Con un tratamiento adecuado, los pacientes pueden estudiar, trabajar y tener una buena calidad de vida.
Es importante seguir las indicaciones del médico y realizarse chequeos regulares.
La hemofilia no es una enfermedad contagiosa ni imposible de manejar. Con cuidados, información y apoyo médico, los niños y adultos con esta condición pueden llevar una vida plena y segura.