Rocas sedimentarias


La Tierra es un cuerpo dinámico. Las fuerzas volcánicas y otros procesos formadores de montañas elevan porciones de la superficie terrestre, mientras que procesos opuestos desgastan, rompen la roca y movilizan material continuamente hacia zonas de menor elevación. Estos procesos incluyen: meteorización, procesos gravitacionales y erosión. La meteorización consiste en la desintegración mecánica, química o biológica de cualquier roca preexistente, generando partículas de menor tamaño que se denominan sedimentos. Estos últimos constituyen la materia prima de las rocas sedimentarias, y pueden ser tanto partículas sólidas (sedimentos detríticos) como material soluble que precipita luego por procesos orgánicos o inorgánicos (sedimentos químicos). La clasificación de los sedimentos detríticos suele hacerse en base a su tamaño de grano. Por ejemplo, en las arenas estos tienen entre 0,062 y 2mm, mientras que en las arcillas son menores a 0,002mm. Por otra parte, los sedimentos químicos suelen clasificarse a partir de su composición, como es el caso del carbonato de calcio (componente principal de las rocas calizas) o el sulfato de calcio (formador de la anhidrita y el yeso).

Los productos resultantes de la meteorización son transportados por diversos agentes dinámicos, como por ejemplo el agua de los ríos, los vientos o el hielo de los glaciares, para luego depositarse en depresiones o zonas bajas de la corteza terrestre llamadas cuencas sedimentarias. Posteriormente, a medida que se acumulan y son enterrados cada vez a mayor profundidad, el peso del material suprayacente hace que los sedimentos se compriman y se reduzca el volumen de los espacios vacíos entre ellos, en lo que se denomina como compactación. Otro proceso importante es la cementación, que se produce a partir de la precipitación de minerales entre los granos individuales de sedimento, uniéndolos y llenando los espacios vacíos entre las partículas. En su conjunto, la compactación y la cementación son responsables de convertir los materiales no consolidados en rocas sedimentarias. A este proceso se lo llama litificación. El hecho de que hoy podamos observar algunas de estas rocas expuestas en superficie es el resultado de procesos posteriores de levantamiento tectónico y/o de la erosión de las rocas que se encontraban por encima de ellas. En la Figura 1 se muestran ejemplos de rocas sedimentarias de distinto tipo.

Se calcula que las rocas sedimentarias representan sólo alrededor del 5% (en volumen) de los 16 km externos de la Tierra. Sin embargo, su importancia es mucho mayor de lo que podría esperarse por este porcentaje. A partir de las rocas sedimentarias, los geólogos reconstruyen muchos detalles de la historia de la Tierra. Por un lado, dado que los sedimentos se disponen con distintas geometrías, arreglos y composiciones según el contexto en el cual se depositaron, al estudiar las rocas sedimentarias pueden establecerse los ambientes que existían en el pasado al tiempo de su acumulación, que pueden ser tanto marinos como continentales (Figura 2). También exhiben características que permiten a los geólogos descifrar información acerca de cómo y desde dónde se transportó el sedimento. Además, son las rocas sedimentarias las que contienen fósiles, que son evidencias fundamentales para el estudio del pasado geológico y los organismos que habitaron el planeta.

Figura 1 - Ejemplos de rocas sedimentarias en muestra de mano. A: conglomerado; B: lutita con materia orgánica; C: evaporita compuesta por halita (sal) y D: caliza compuesta por fragmentos de conchillas de organismos.

Imágenes extraídas de Tarbuck y Lutgens (2005).



Figura 2 - Ambientes marinos y continentales en los cuales se depositan los sedimentos. Extraído de Tarbuck y Lutgens (2005).