Rocas metamórficas


Las rocas metamórficas se forman a partir de rocas ígneas, sedimentarias e incluso de otras rocas metamórficas. Es por eso, que todas las rocas metamórficas tienen una roca inicial a partir de la cual se transformaron.

Podríamos definir al metamorfismo como el proceso por el cual una roca preexistente de cualquier origen y naturaleza experimenta una modificación en los minerales y en la textura sin modificar significativamente la composición química de la roca, en respuesta a cambios en las condiciones ambientales de presión, temperatura, fluidos químicamente activos y tiempo geológico.

La respuesta a los cambios en las condiciones ambientales es esencial para el metamorfismo, es decir, que las rocas cambian gradualmente hasta alcanzar un estado de equilibrio para las nuevas condiciones de presión (esfuerzo) y temperatura.

Esto nos permite clasificar tipos de metamorfismo según cual sea el factor de control, es decir, si la temperatura es el agente predominante consideraremos un “Metamorfismo Térmico”. Si la presión es el agente dominante podríamos considerar un “Metamorfismo Dinámico” y si la presión y temperatura actúan de manera conjunta consideramos un “Metamorfismo Dinamotérmico

La temperatura es uno de los factores más importante del metamorfismo, porque proporciona la energía necesaria que impulsa los cambios que provocan la recristalización de los minerales existentes o incluso la formación de nuevos minerales, que nos ayudarán a identificar el grado metamórfico. Generalmente la temperatura suele aumentar conforme aumentamos la profundidad a la cual se encuentra la roca, esto es llamado “Gradiente geotérmico” y tiene una gran influencia sobre el metamorfismo.

El metamorfismo suele progresar desde un muy bajo grado metamórfico, hasta un alto grado metamórfico. Sin embargo, el término de "Grado metamórfico" se suele usar de dos formas diferentes. Una de ellas es en sentido absoluto, como un indicador cualitativo de las temperaturas que han operado durante la formación de las rocas metamórficas, correspondiendo un grado alto a temperaturas elevadas. También puede utilizarse en sentido relativo, como un término para comparar rocas dentro de una misma secuencia de metamorfismo progresivo (Fig 1).

En ambientes más extremos, el metamorfismo produce una transformación tan completa que no puede identificarse la identidad de la roca madre. Sin embargo podemos clasificar el grado metamórfico en base a los minerales presentes en la roca, estos tipos de minerales son conocidos como “minerales índices” que nos ayudan a asociar las condiciones ambientales a las cuales fueron sometidas las rocas.


Bibliografía:

.CASTRO DORADO, A. (2015). Petrografía de rocas ígneas y metamórficas. Ediciones Paraninfo, SA.

Fig 1: Ejemplos de rocas metamórficas. De izquierda a derecha, pasamos de un metamorfismo de bajo grado (pizarra) a un metamorfismo de alto grado (gneis). Extraído de Tarbuck y Lutgens (2005).