Periodo de "snack" sin "snacks"

Dereck Rivera, Desirée Morales, Diana Pujals

En el pasado, los estudiantes de Saint John 's School compraban meriendas de Alive para calmar el deseo de “munchies” de las diez de la mañana. Como todos sabemos, los estudiantes de esta escuela invierten mucha energía en sus clases desde temprano en la mañana. Además del cerebro, el estómago también se agota. Para que un motor funcione efectivamente, necesita gasolina de calidad. De la misma forma que los motores, los estudiantes también necesitan nutrirse, ya que la comida es la gasolina primordial del cerebro. Sin cerebro no hay rendimiento en los estudios. Pensar con hambre no funciona. Múltiples investigaciones científicas han establecido una estrecha relación entre la buena alimentación y la retención de información, el enfoque y la productividad de los estudiantes. Si queremos contar con estudiantes enfocados, necesitamos mejores alimentos de los que proveen las máquinas de golosinas.






Enfrentamos la triste realidad de que es el Departamento de Salud quien ordena que, en las escuelas, solo se pueda ofrecer comida empacada. Sin embargo, a la hora de almuerzo se ofrece la comida de la forma en que el Departamento de Salud exige. La escuela podría vender las meriendas de la misma manera en que se vende el almuerzo. Podría haber un menú establecido cada semana para que los estudiantes puedan escoger. Esto sirve como alternativa para resolver el problema de las no-meriendas, aunque también trae otros problemas como por ejemplo, el estado económico de los estudiantes al igual que el de sus padres. Si la compañía Alive School ofreciera las meriendas en estas condiciones, tal vez el precio sería bastante alto. También cabe la posibilidad de que a los estudiantes se les olvide recoger sus meriendas y eso conllevaría pérdidas para la cafetería Tal vez podrían considerar cobrar las meriendas sean o no sean consumidas.

Aunque sería ideal colaborar con Alive para resolver este problema, hay una solución más sencilla. Todos los estudiantes pueden prever que sentirán la urgente necesidad de comer a la hora de la merienda y saben que existen impedimentos que interfieren con la compra de alimentos en las "maquinitas". Mientras pasa el tiempo y surgen otras alternativas, cada uno de nosotros debe asumir la responsabilidad de su alimentación: traigamos la merienda de la casa.


La entrada a las 8:30 am, deja a un sinnúmero de padres en un rollo. Muchos se encuentran obligados a dejar a sus hijos sin desayuno o con muy poco de comer, ya que sus horas de trabajo confligen con el horario de la escuela. El ajetreo de las mañanas hace que no les dé tiempo para el desayuno. Muchos padres no tienen los minutos necesarios para cocinar o comprarles un desayuno saludable a sus hijos. Como consecuencia inmediata, muchos estudiantes llegan a Saint John's con el estómago vacío. Para ellos, la merienda se convierte en desayuno. Aquí es donde el surge el problema. La mayoría de la población estudiantil merienda papitas o golosinas que cualquier nutricionista llamaría “comida chatarra”.

Un gran número de estudiantes, sufre porque la única opción que tiene a la hora en que el hambre ataca no es nada saludable y ofrece cero beneficios a su salud. Eso sin tomar en cuenta que las golosinas no quitan el hambre. Luego de unas papitas o cualquier merienda por el estilo tendremos hambre en o antes de 30 minutos. Para hacer la situación aún más preocupante, muchas máquinas se quedan sin comida porque hay demasiada demanda. Todos tienen hambre y en pocos minutos se acaban todos los "snacks," dejando a muchos de los estudiantes hambrientos.




Si cada estudiante trae su propia merienda, se asegura de que no pasará hambre y también podrá escoger y traer algo que realmente le guste. Veámoslo como una oportunidad para entrenarnos para la vida universitaria, para ese ansiado momento en que no dependeremos ni de nuestra familia ni de la escuela para saciar nuestro deseo de "munchies".