Cuuando compramos ropa, contribuimos a aumentar la huella de carbón de las prendas que adquirimos. Si reconocemos el daño que sufre el planeta debido a nuestro consumo excesivo de ropa, podremos tomar decisiones más informadas sobre lo que compramos, con qué frecuencia compramos y cómo la desechamos . Esto puede ayudarnos a reducir nuestro impacto personal en el medioambiente. Además, comprender lo que significa la  huella de carbono  también puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas sobre las empresas a las que apoyamos. Al elegir comprar de empresas que dan prioridad a las prácticas sostenibles y reducen su huella de carbono, podemos utilizar nuestro poder adquisitivo para apoyar prácticas comerciales más responsables con el medioambiente.

Una de las causas que provocan que la gente compre ropa de más  es la presión social. La sociedad y la cultura pueden llevar a las personas a comprar ropa solo porque está a la moda, algo que, sin duda, es cambiante y costoso. Se ha equiparado el concepto de buen vestir de acuerdo  con  "estar a la moda".  Además, la publicidad y las redes sociales pueden influir en la percepción de las personas sobre lo que es "necesario" en su guardarropa. Según la  Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (ASIRTEX), cada español compra una media de 34 prendas al año, y desecha en el mismo periodo entre 26 y 30 libras de ropa. El exceso de compra también resulta en mucha ropa que va a parar a la basura. 

Otra razón para la excesiva compra de ropa es la adicción a las compras, también conocida como oniomanía. Las personas que sufren de esta condición experimentan una fuerte compulsión por comprar cosas, incluso si no pueden permitírselo o no lo necesitan. En España, la compra compulsiva afecta a entre un 1,1% – 5,9% de la población. Este dato es preocupante porque muestra que es un problema serio y creciente.

La compra excesiva de ropa estimala que las compañías continúen produciendo más y más, lo que resulta en un aumento de la huella de carbono y, por consiguiente, un aumento del calentamiento global a niveles catastróficos. Si atacamos la adicción a comprar ropa y la presión social de nuestra sociedad, contribuiremos a limitar la producción de ropa innecesaria y a ayudar en la lucha contra el calentamiento global.

Según las Naciones Unidas, los datos de CDP (Committee for Development Policy) muestran que actualmente el 45 % de los signatarios activos del  Act of 2030 Agenda for Sustainable Development  cumplen con el establecimiento de los objetivos climáticos públicos necesarios para mantener el calentamiento global controlado. Esto demuestra que hay una falta de regulaciones a la industria textil en cuanto a los gases que permiten salir a la atmósfera. 

Entre los datos que pudimos corroborar en nuestra investigación, destacan los avances para acercar la industria de la moda a  prácticas compatibles con el medioambiente. Por ejemplo,  la industria española de la moda ha dado un paso adelante en cuanto a sostenibilidad y respeto por el medioambiente. 

De acuerdo con los datos que maneja la Asociación Española de Fabricantes de Productos Sustentables, las emisiones de CO2 en el sector textil español han disminuido en los últimos diez años. Este avance se debe a la implementación de prácticas más ecológicas y sostenibles en los procesos de producción, así como a la utilización de materiales y tecnologías más eficientes en el uso de recursos. Además, algunas marcas españolas líderes en moda sostenible están promoviendo la economía circular y la reducción del impacto ambiental en todas sus operaciones, desde el diseño hasta la producción y la distribución. Este compromiso con la sostenibilidad demuestra que la moda española está dispuesta a liderar el camino hacia un futuro más verde y responsable. Algunas de las compañías que más sobresalen cuidando el medioambiente en España son: Alohas, Minimalism, Percentil, Miriam Ponsa, y La Casita de Wendy.