Educación para niños autistas

Jan Negrón       Eliana Candelario

El autismo es una condición neurológica que empieza en la niñez y se desarrolla a lo largo de la vida. Afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. Hay algunas señales que pueden llevar a un diagnóstico. Por ejemplo, algunos niños  evitan mirar  a los ojos; no te responden cuando se los llamas y no muestran expresiones faciales como tristeza y felicidad. También pueden presentar respuestas repetitivas ante distintos estímulos,  intereses obsesivos o desarrollar ciertas rutinas.

Se deconoce si existe una causa única para esta condición neurológica. No obstante, algunos médicos creen que puede deberse a una combinación de factores genéticos y ambientales. Sin embargo, aún se desconoce exactamente cuáles son los genes involucrados.

En Puerto Rico, "uno de cada ciento veinticinco menores de dieciocho años tiene el trastorno del espectro autista (TEA)"(Trinidad). Según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico (IEPR), la mayoría de los casos ocurren en niños mientras que las niñas con autismo representan una minoría. 

Lamentablemente, su manera peculiar de interactuar con su ambiente les lleva  a enfrentar el rechazo de algunos y el acoso de otros. La mayoría de la gente ha escuchado del autismo pero no sabe qué es en realidad. A continuación les ofrecemos presentamos una entrevista con el Prof. Arquelio Feliciano, padre de un joven que vive su educación de manera única.

Dibujo de Kimberly J. Feliciano Calderón

Yadrián Feliciano comenzó a mostrar conductas autistas desde los 2 años  y medio. Sus padres buscaron ayuda  en el Centro de Autismo de Puerto Rico que se enfoca en niños e infantes de las edades de 0-3. Allí recibió las terapias necesarias para mejorar sus habilidades motoras y de comunicación.

Sus padres notaron con alegría que Yadrián hacía grandes progresos. No obstante, fue un reto bastante grande para el profesor Feliciano, encontrar una escuela cualificada para atender las necesidades de su hijo y que fuera cerca de su residencia, en Canóvanas. Afortunadamente, y después de una extensa búsqueda, encontró una escuela pública que tiene un sistema completo para atender las necesidades de un niño autista. En la clase de Yadrián solo había 3 niños y  tenían 5 terapistas diferentes trabajando con ellos en todo momento.  A medida que los estudiantes progresaban,  los terapistas los cambiaban  a grupos más grandes.

Ahora Yadrián está feliz en su clase de 9 estudiantes. La escuela cuenta con terapistas del habla, terapistas ocupacionales y maestros especializados. Dicho equipo interdisciplinario ha hecho la diferencia en la vida de Yadrián. Antes de que empezara la escuela, él no hablaba y se le hacía muy difícil mirar a las personas. Según fue pasando el tiempo, en la Yadrián empezó a florecer; se abrió más a establecer relaciones y empezó a comunicarse con las personas.

Un niño autista enfrenta mayores dificultades en su desarrollo social que cualquier otro,  sin embargo, si recibe el cuidado de su familia, las  terapias y la educación adecuadas, puede integrarse a la vida familiar y social como cualquier otro niño. Toma tiempo, dedicación y mucho amor: esa es la lección que aprendimos cuando conversamos con el Prof. Feliciano. Su hijo tuvo que pasar por muchas dificultades, pero nadie en la familia se dio por vencido, nadie perdió la alegría ni la esperanza. El trabajo en equipo de la familia y los centros de estudio dan frutos poco a poco.


En fin, el profesor Feliciano quiere que la comunidad sepa que el autismo es una condición seria y que  lo más importante es que los padres estén atentos a los síntomas para buscar ayuda médica lo antes posible.También es necesario mucho cariño, paciencia y tesón para buscar las ayudas necesarias en un país en el que son pocos los centros de servicio para las personas con neurodiversidad.

Recursos para las familias en Puerto Rico

Centro de Autismo de Puerto Rico 

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