La frase que intitula esta página es un "latinazo". En lenguaje figurado (por las sátiras de Horacio) significa "De principio a fin".
La frase me pareció tan elocuente para el propósito final de un curso como Seminario de Investigación I, que intentaré aterrizar su significado en las siguientes líneas.
Por experiencia, podría decirse que la tesis, es un producto cuya constitución física (páginas), es indeterminada al principio. También es un perogrullo afirmar que su constitución intelectual (la idea del tema sobre la cual versa la tesis) resulta igualmente indeterminada para el estudiante.
Muchos estudiantes enfrentan (no sólo desde el principio) una inmediata incertidumbre cuando se les pregunta "¿Y sobre qué piensas hacer la tesis?"
Ya se ha dicho muchas veces, en diferentes contextos y bajo dispares ocasiones, cómo conseguir un tema de tesis. Acá no quisiera llover sobre mojado. En su lugar, ilustraré lo que implica "Ab ovo usque ad mala"; desde una perspectiva conductual, distanciándome (temporalmente) un poco de lo que ya se ha divulgado anteriormente (Epstein, 1997).
Para ello, enumeraré sin pretensiones de exhaustividad, la cantidad de tareas o comportamientos que el estudiante hace para llegar al final de la tesis desde aquel momento de incertidumbre en el que no tenía idea sobre su tema de tesis.
El final de "hacer" la tesis es entregarla (1). La entrega de la tesis, supone haber pisado el botón imprimir (2) en el procesador de texto de la computadora que el estudiante tiene disponible al momento de hacer la entrega. Esto supone que el estudiante ha respaldado (3) su tesis (usualmente en un documento) en algún dispositivo electrónico. La acción de guardar (4) un documento, implica otra acción que consiste en modificar (5) su contenido "n" cantidad de veces.
Modificar un documento electrónico supone que el estudiante tiene que escribir (6). Y las ideas que escribe, en el contexto de la tesis, deben ser técnicas o referirse a tecnicismos. Dado que pocos seres humanos cuentan con un ingenio desarrollado para intuir o entender los tecnicismos sin documentarse; la escritura de un documento, lleva al estudiante a la tarea de leer (7) materiales técnicos sobre el tema de su tesis (otras tesis, algunos papers de revistas arbitradas, actas de conferencias, manuales de usuarios, etc.).
La tarea de leer materiales técnicos, por su parte, requiere ubicar (8) con relativa facilidad los espacios (físicos o virtuales) en donde se encuentran los documentos técnicos. Para llegar a ubicar con facilidad los documentos técnicos, el estudiante se debe orientar (9) acerca de dónde buscar información. Y esto supone otra serie de acciones como: preguntar o consultar (10) con su profesor de seminario; googlear (11); escribir correos electrónicos a otros profesores o investigadores (12) que puedan orientarle.
Sin embargo, resulta "espinoso" orientar a alguien sobre información técnica de un tema, si dicha solicitud de orientación viene expresada como "Necesito hacer mi tesis". Para sortear el tema de la orientación técnica, es requisito necesario y suficiente que el estudiante pueda definir (13) sus áreas de interés (profesional, académico, personal, etc.).
Usualmente, la definición de áreas de interés para un profesional viene por al menos tres fuentes. La primera es la admiración o deseo de pertenecer o asemejarse a los miembros de un grupo que para el estudiante tiene valor intrínseco. La segunda fuente surge como resultado de haber asumido una responsabilidad (personal o grupal) para la cual en su más íntima soledad se siente "ignorante" o "incapaz" de asumir y mantener con éxito en el tiempo. La tercera fuente es una especie de "curiosidad genéticamente determinada"; algo así como un "curioso por naturaleza".
Sin embargo, no es muy evidente para algunos estudiantes, la diferencia entre estas tres fuentes. Hasta ahora, resulta claro el final de la tesis (su entrega). Sin embargo, toda esta deliberación no pareciera llevar a la definición del principio de la tesis. Por ello, y para ser pragmáticos, quizá resulte oportuno apelar al concepto de "auto-determinación", tal y como ya se ha descrito antes en otros contextos (Epstein, 1997).
Autodeterminarse, grosso modo, supone catalizar (14) nuestro comportamiento diario, para eventualmente alcanzar (15) situaciones deseadas. Y esto con frecuencia conlleva a una especie de lucha o conflicto contra el entorno en el que se vive. Bien dijo George Bernard Shaw (premio nobel de literatura 1925) que: "el hombre razonable se adapta al mundo; mientras que el irracional persiste en adaptar el mundo hacia sí mismo; consecuentemente, todo progreso depende del hombre irracional".
El comienzo de una tesis arranca en esa pequeña irracionalidad que todo estudiante lleva dentro. Mejor dicho, arranca en el momento en que se da cuenta que sus capacidades intelectuales le habilitan para "ajustar" al mundo a su irracionalidad. Y dicho ajuste ocurre por la vía de una curiosidad que primero busca el beneficio de sentirse mejor con un mundo que ha cambiado relativamente a su antojo, y por extensión hacia sus congéneres, también ha cambiado al antojo de otros semejantes que le han otorgado la oportunidad de desarrollar su curiosidad, entrenándoles sus habilidades intelectuales (e.g., pensamiento lógico, abstracto, espacial, matemático y conceptual).
REFERENCIA
Epstein, R. (1997). Skinner as self-manager. Journal of Applied Behavior Analysis, 30, (3), 545-568.