En esta ocasión mostraré en una serie de fotos como he restaurado este viejo afilador. Hace años lo encontré bajo montones de hojas, ramas y otros restos de chatarra. Lo cierto es que nunca le habia prestado atención, hasta que un día empecé a observar los mecanismos, y pronto me di cuenta de que se trataba de un mecanismo de posicionamiento en dos ejes, con dos carros y dos husillos. ¿donde esta la herramienta pues? Pues pude observar rapidamente que se trtaba de una muela... Por tanto debia ser algun disposivo de rectificado o afilado. Tras preguntar en mi familia me comentaron que era un viejo afilador de hojas de tijera. Quien sabe, pudo haber sido empleado para afilar algunas de las tijeras de esquilar ovejas que mi abuelo tenia.
Tras engrasar algunas partes moviles por fin estaba dispuesto a devolverle la vida a este aparato. En la siguiente foto se ve el estado previo a la restauración.
Chorreando con arena se obtiene una superficie muy limpia y conseguimos dejar el metal "vivo", listo para la posterior mano de pintura.
Para algunas piezas he decidido probar una tecnica de limpieza de oxidos por electrólisis. El electrolito es una solucion de carbonato sódico saturado, es decir, partiendo de agua destilada se añade el carbonato hasta que ya no acepte más. Despues añadiremos otro poco de tal modo que éste se disuelva con el aumento de la temperatura que producirá el paso de corriente por el mismo.
Como ánodo se emplea una placa de acero inoxidable. El catodo será nuestra pieza oxidada. Cuando se acumule muchos restos en el anodo se puede limpiar facilmente.
Es un trabajo laborioso, pero como cualquier otra restauración. Todo el que haya tenido que lidiar con el oxido sabe perfectamente de lo que hablo.
Tras unas manos de pintura la verdad que van adquiriendo mucho mejor aspecto, tanto o mas como cuando su creador realizó esta maquina casera.
Para este trabajo he empleado una pintura habitualmente empleada en cercados metálicos, por su comportamiento frente a la corrosión, sin embargo ahora que he terminado la restauración y he podido probar la maquina me arrepiento. Esta pintura en concreto tiene un tacto rugoso (casi como lija fina del 600) y esto provoca que la suciedad sea dificil de eliminar. De haberlo sabido hubiera empleado una pintra con acabado esmaltado.
Los husillos principales son dos, uno se encarga de mover la pieza en el eje Y, es decir transversalmente y otro se encarga del eje Z, es decir el encargado de bajar el "mandrino" con la muela y el motor, para definir la profundidad de pasada. Emplea una rosca trapezoidal (comun en maquinas herramienta antiguas) capaz de soportar mayores cargas.
Para la limpieza del motor he empleado cepillo de alambre. El motor funciona perfectamente aunque tiene la pega de ser trifásico. Por suerte dispongo de linea trifásica y eso no supone un problema. En un futuro podria incluso acoplarle facilmente un inverter para regular la velocidad. Los rodamientos de este motor estaban en muy buenas condiciones, y debido a que es un motor sin escobillas es practicamente un motor "eterno" que no requiere mantenimiento (a excepción de los rodamientos)
Resultado final, va tomando forma.
Se introduce la mesa y se coloca el husillo en su posicion. La mesa se desliza muy suavemente y se dispone de tornillos de ajuste. Además el angulo de la mesa se puede modificar aflojando los soportes de la guía tubular. De esta forma se podía dar en su día el angulo adecuado a la cuchilla. En mi caso la dejo horizontal.
Los rodamientos de contacto angular son cambiados. Así como los retenes del mandrino. De esta forma me aseguro un buen funcionamiento sin apenas mantenimiento por una buena temporada.
Por fin, tras algunos cuantos dias de intenso trabajo puedo dar por finalizada la restauración. En ocasiones se hace pesado, pero es bonito saber que muchas maquinas antiguas tienen construcciones muy robustas, y están hechas para durar (algo que hoy en dia no sucede) Por tanto con un buen mantenimiento y algunos cuidados podemos disfrutar de maquinaria para decenas de años... Es más, ellas podrán seguir ahí cuando nosotros ya faltemos.