Desde el siglo IX, los reyes cristianos comenzaron un proceso de avance hacia el Sur, conquistando territorios de Al-Andalus. Fue un proceso lento con varias etapas:
El avance hasta el Duero: siglos IX y X. Los reyes de Asturias ocupan el valle del río Duero. Grupos de campesinos fueron colonizando las tierras y formando pequeñas aldeas.
La conquista de los valles del Tajo y del Ebro: siglos XI y XII. Disuelto el califato de Córdoba (1031), los reinos cristianos aprovecharon la debilidad de los reinos de taifas para asentar su dominio en el valle del Duero y proseguir la expansión hacia el Sur. Para evitar los ataques, las taifas musulmanas pagaban parias (tributos en oro) a los reyes cristianos, que renovaron sus castillos y crearon ejércitos mejor armados. Portugal y Castilla ocuparon el valle del Tajo y pusieron la frontera con Al-Andalus en Sierra Morena. Aragón conquistó el valle del Ebro.
La conquista del valle del Guadalquivir, Levante y Baleares: en 1212 la alianza de los reyes cristianos derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa. Esto permite el gran avance cristiano hacia el Sur: Portugal conquistó el Algarve; Castilla se hizo con Andalucía y Murcia; y la Corona de Aragón conquistó Valencia y Baleares.
En manos musulmanas quedó solo el Reino Nazarí de Granada, que sería conquistado en 1492 por los Reyes Católicos, incorporándose a la Corona de Castilla.
Posteriormente a la conquista tiene lugar el proceso de repoblación: la ocupación efectiva del territorio conquistado y su puesta en explotación económica.
Hasta el siglo XI se repoblaron las tierras entre el Duero y el Tajo y parte del valle del Ebro. Los reyes organizaban el territorio conquistado en circunscripciones formadas por una villa o ciudad y numerosas aldeas que dependían de ella. Para atraer pobladores, les daban fueros o cartas puebla (documentos con privilegios a quienes vivían en ese territorio). En las aldeas vivían campesinos libres, que recibían tierras a cambio de cultivarlas y defenderlas en caso de ataque.
A partir del siglo XI se conquistaron extensos territorios: Extremadura, La Mancha, Valencia, Murcia, Andalucía y Balerares. Los reyes dividieron estas tierras en latifundios (grandes extensiones de tierra) y los entregaron a familias nobles, a la Iglesia o a las Órdenes Militares, integradas por monjes-soldado, cuya función era conquistar y defender los territorios frente a los musulmanes. Los campesinos que trabajaban estos latifundios eran siervos de los señores.