Mucho antes que los fenicios surcasen el Mediterráneo con sus navíos, la civilización más antigua y refinada fue la que floreció en la isla de Creta, llamada civilización cretense o "minoica", derivada del nombre del legendario rey Minos.
Cuando Europa se encontraba todavía en la edad de piedra, nace en Creta -con una posición estratégica entre Europa, Asia y Egipto- la Edad del Bronce. En el período minoico antiguo (2600 al 2000 a. de J. C.), los cretenses se enriquecieron con la agricultura y la venta de sus productos (cereales, vinos, cerámica) a las otras poblaciones del Egeo, hasta el punto que en el período minoico medio (2000 al 1700 a. de J. C.) surgieron en la isla los primeros palacios (Cnosos, Festo, Maliá, Hagia Triada, etc.): grandes edificaciones muy complejas, abiertas, sin muros defensivos, lo que indica el carácter pacífico de sus habitantes y la paz reinante.
Hacia el 1700 los palacios fueron destruidos, sin que sepamos la causa seguramente un terremoto). Pero poco después, en el período minoico reciente (del 1700-1400 a. C.), se produce el periodo más floreciente. Los cretenses reconstruyeron las ciudades (periodo de los segundos palacios) y se unieron bajo un solo rey (Minos quiere decir sencillamente "rey"). Establecieron el poder político en Cnosos y dominaron a todos los pueblos del Egeo y del Peloponeso, ejerciendo una verdadera talasocracia o poderío marítimo.
Los palacios se erigen en torno a un gran patio central donde hallamos hermosos aposentos como el del salón del trono o habitaciones privadas con baños y un sistema de canalización de aguas por medio de cañerías de terracota muy sofisticado. En la decoración aparecen elementos de la religión minoica: doble hacha (labrys) o los llamados cuernos de la consagración. También destacan en la pintura al fresco con una portentosa imaginación y un estilo que podríamos calificar de "impresionista":
monos azules, enormes lirios, coloridos delfines, etc. También fueron excelentes orfebres (son famosos los pendientes lllamados "abejitas de Maliá") y en la cerámica y el tallado de recipientes en piedras duras y difíciles de trabajar, como el basalto negro (aprendido de los egipcios). Además de diestros artístas, fueron habilísimos comerciantes e infatigables navegantes. Su religión era más bien sencilla: adoraban a la "diosa madre" y al "dios toro", que es el Minotauro de la leyenda, en cuyo honor realizaban acrobacias. Conocían la escritura y su vida fue, en ciertos aspectos, muy alegre y despreocupada. En Creta no existían esclavos, el papel de la mujer en esta sociedad matriarcal era equiparable al del hombre y los campesinos, comerciantes y artesanos llevaban una vida no muy diferente de la de los señores.
Hacia el 1450 a. C. la descomunal explosión del volcan de Tera (hoy Santorini, es decir, Santa Irene), al sur de las Cícladas, provocó una explosión tan grande que la isla reventó en pedazos, el cielo se nubló varios días en Egipto (y se sintió en China y el Ártico).
Un gigantesco tsunami estampó la flota cretense y una lluvia enorme de cenizas sepultó definitivamente su civilización. Los aqueos o griegos micénicos aprovecharon la catástrofe para invadir la isla, reconstruyeron los palacios y adoptaron muchos de los logros cretenses, pero nunca llegaron a la talla artística de los imaginativos cretense. Los palacios fueron excavados por Sir Arthur Evans (1900-1906).
Y cuando se extraía piedra pomez de Santorini para la construccción de la presa de Asuán en 1860 apareció Akrotiri una población de cultura minoica cuya rica sociedad había alcanzado un alto grado grado de desarrollo.
Escrituras cretenses: al principio, hacia el segundo milenio, empleaban jeroglíficos (disco de Festo). Pero hacia el 1600 surge el Lineal A (aún sin descifrar) un sistema silábico derivado del anterior. Al invadir la isla, hacia el 1450, los griegos adaptaron ese sistema a su lengua. surge, pues, el Lineal B (ya en griego) Pero esto sólo se supo cuando el genial arquitecto Michael Ventris lo descifró en 1952. Se ha conservado de manera accidental, pues las tablillas de barro sobre la que los escribas de los palacios micénicos llevaban la contabilidad se cocieron al incendiarse los palacios micénicos.