Mi nombre es Mariana Jacob, vivo en Florencio Varela desde que tengo 5 años. Mi padre falleció cuando tenía 13 años. Mi madre me crió y educó en el Barrio El Alpino ubicado en la zona rural. Mi formación educativa estuvo marcada por los constantes cambios debido a las distintas y difíciles situaciones económicas. La primaria la transité por las escuelas: Asunción de María, Escuela Primaria N° 8, Escuela Primaria N°36 y finalmente gracias a una media beca pude estudiar en el Instituto Santa Lucía. Este hecho marcó mi camino, las becas muchas veces son esas pequeñas oportunidades para contextos desiguales que profundizan la meritocracia y desigualdad. Sin embargo, esa oportunidad me permitió lograr una media beca en el Instituto Sagrada Familia de Quilmes para cursar el nivel secundario. Una vez egresada me fui directamente a estudiar en la Universidad Nacional de La Plata, la carrera que quería seguir era el Profesorado en Comunicación Social, no la Licenciatura, siempre tuve claro que era el profesorado, aunque esa decisión me costó recibir muchos comentarios prejuiciosos al respecto. En mi instancia por la ciudad de La Plata pude vivir en una pensión estudiantil, pero esa vida no duró por mucho tiempo. Al complicarse la situación económica y de salud de mi madre regresé a Florencio Varela. Cursaba mientras trabajaba en la Municipalidad de mi ciudad como becada, esa situación extendió los planes para finalizar la carrera. En 2005 logró rendir todos los finales y obtener el título tan esperado. Un año antes había comenzado a tener mis primeras experiencias en prácticas docentes. Trabajé en escuelas de gestión estatal y privadas, en contextos de encierro, en educación a distancia, en capacitaciones docentes y en ayudantías. Luego, obtuve una beca a través de la fundación Lúminis para cursar la Especialización y Maestría en Educación en la Universidad de San Andrés. Mientras cursaba pude realizar la Especialización en Educación en Contextos de Encierro. Finalmente, cursé la carrera de Fotógrafo profesional que tanto ansiaba desde adolescente, tal vez por la necesidad de imaginar y mirar de mil maneras mi entorno y la realidad que muchas veces se empeña en hacernos creer que no es posible transformarla. Hoy puedo decir en este tiempo recorrido, en tantas personas que pude conocer y en tantas fotografías que pude publicar, que es posible construir oportunidades y que son necesarias para continuar trazándose nuevos horizontes.