Currículo Integrado de las Lenguas

El currículo integrado de lenguas (CIL) supone reconocer la existencia de una competencia global para la comunicación lingüística, más allá de las lenguas en las cuales se exprese el individuo. Así, el conocimiento morfológico o léxico de una lengua puede permitir la comprensión en otra lengua, las estrategias de comprensión lectora desarrolladas en una lengua pueden servir para otros idiomas así como el conocimiento de ciertas reglas de cortesía verbal hacen presuponer que otra comunidad de hablantes también tendrá sus propias reglas y puede ser importante conocerlas y respetarlas.

El objetivo de la enseñanza de lenguas en la escuela es el desarrollo de la competencia en comunicación lingüística, para lo cual hay que optar por proponer actividades comunicativas en el aula, así como afrontar el trabajo en las disciplinas no lingüísticas como oportunidades para la comunicación verbal. La unidad fundamental para el desarrollo de actividades comunicativas es el texto y es por tanto el nivel textual el eje para la elaboración del currículo integrado. Así, el currículo integrado de las lenguas podrá coordinar los tipos de textos que se utilizan, los ejes temáticos que estos contienen y las tareas que se proponen en relación con los textos.

El currículo integrado de las lenguas supone entender todas las lenguas presentes en el sistema educativo como expresión de una competencia lingüística global a disposición del estudiante. En este sentido, un primer paso esencial para la elaboración del currículo integrado de las lenguas es que las distintas disciplinas lingüísticas compartan una visión común de la lengua y su aprendizaje: la lengua es, fundamentalmente, un instrumento para la comunicación y se aprende utilizándola para comunicarse. Estas dos ideas, básicas y comunes, han de ser realmente asumidas y se convierten en criterios para la evaluación de la práctica docente. Las actividades que se proponen en clase tienen como objetivo fundamental la comunicación y es lógico tomar como referencia común y objeto último de la actividad un elemento puramente comunicativo, el producto textual. Todas las lenguas pueden articularse en tipos de textos y discursos. La integración del currículo de las asignaturas lingüísticas puede abordar dichos géneros textuales de forma coordinada de manera que en las distintas asignaturas se aborden textos similares o complementarios de acuerdo con el nivel de los estudiantes.

Partiendo de esta base, nuestra línea de trabajo la estamos enfocando teniendo en consideración los objetivos de cada materia, seleccionando los contenidos y criterios de evaluación que trataremos en cada nivel y, a partir de ahí, estudiamos los vínculos que existen entre los contenidos y criterios de evaluación entre las lenguas del currículo y, si es el caso, en relación con los contenidos de las disciplinas no lingüísticas.