LA RELACIÓN MENTE-MUNDO

Introducción

Generalmente, se habla de que es nuestro cerebro que interactúa con el mundo objetivo. Es posible que así sea, aunque en alguna medida y de una forma que aún no podemos alcanzar a comprender en toda su complejidad. Al contrario de lo que se trata comúnmente en la actualidad, hablaremos aquí sobre el funcionamiento de la mente teniendo por una caja negra[1] su relación –que existiría de acuerdo con las teorías científicas actuales- con nuestro sistema nervioso central[2]. 

Partiremos de la concepción de la mente humana como una “cosa que piensa” cartesiana, llegaremos a un modelo abstracto del funcionamiento de la mente, no importando qué estructura material lo sustenta, emparentado teóricamente con el Funcionalismo: en forma parecida a la distinción que se hace en tecnologías de la información entre hardware y software[3], se entiende a los estados o procesos mentales como estados funcionales de un sistema, que son independientes de sus soportes materiales. De esta forma, tenemos la posibilidad de que esos soportes puedan ser diferentes.

Para entender un estado mental, no basta investigar y conocer el proceso físico mediante el cual se realiza; es necesario analizar la función que cumple en todo el sistema en su conjunto. Al hacer una distinción entre lo mental y lo físico, no se estaría buscando emparejar estados mentales con estados cerebrales (físicos del cerebro). Los estados mentales, pueden ser un fenómeno emergente de los cerebrales, pero son distintos a ellos: no hay una relación uno a uno.

En general, se considera que el sujeto se relaciona con un mundo lleno de objetos y los vivencia como si fueran “lo real”, porque no es consciente del complejo procesamiento que subyace a su experiencia.

 

Definiciones previas

En principio, vamos a tomar por mente de un sujeto a aquella “cosa que piensa” definida por Descartes en las Meditaciones[4]. Pensar, es la función que maneja los llamados pensamientos o contenidos mentales.

Como sujetos, desde nuestro nacimiento, nos vemos compelidos a actuar en un ambiente, al que llamamos mundo, que se nos aparece como algo externo a nuestras mentes, aunque, como después veremos, sea sólo un modelo (representación o imagen) que nos formamos de ese supuesto mundo externo. Sería algo así como un mundo virtual al que hoy por hoy nos tienen acostumbrados tanto el cine como los videojuegos. Cada uno de nosotros, enfrentamos ese modelo de mundo, que llamaremos aquí subjetivo, ya que lo experimentamos de una manera personal y única con las herramientas (“mentales” y “físicas”) que tenemos a nuestro alcance en los diferentes momentos de nuestras vidas. En otras palabras, estamos conformados funcionalmente para vivenciar nuestro propio mundo subjetivo, hacia donde proyectamos nuestras capacidades –innatas y adquiridas- para construir modelos conceptuales que nos ayuden a organizarlo, controlarlo y actuar en él.

Al ser gregarios, inevitablemente compartimos algunas de sus características con nuestros pares, cohabitando y coparticipando de la construcción de un mundo intersubjetivo común (como un juego compartido online). Éste se puede considerar como un modelo colectivo de un supuesto mundo en sí mismo que, si bien ontológicamente pensamos que existe fuera de nuestra mente subyaciendo a esa construcción, epistemológicamente nos trasciende a todos. En otras palabras, creemos que existe, pero no lo podemos conocer tal cual es.

Nuestra mente se vincula diferentemente con estos tres tipos de mundo (subjetivo, intersubjetivo y mundo en sí mismo), aunque estas relaciones posean una base común. Sin embargo, como sujetos, lo único a lo que podemos acceder es a nuestra experiencia subjetiva; no podemos saber lo que es la vida mental de otro sujeto, ni cómo tiene experiencias o qué tipos de ellas tiene, ni la realidad en sí misma. Pero se asumen como verdaderas ciertas afirmaciones como que el mundo objetivo existe, que es el mismo para todos los seres pensantes y existentes, y que es independiente de nuestras mentes.

Hay que tener en cuenta que todos hemos nacido en alguna cultura humana que ya contiene un determinado sistema de creencias[5] y un mundo intersubjetivo milenarios, que se han co-creado interactivamente a través de los milenios y que compartimos con nuestros pares. Este mundo está compuesto por todos los mundos subjetivos de las personas que aún viven y los mundos subjetivos de las personas que vivieron antes y ya no están, que están incorporados al sistema de creencias, almacenados en bases de conocimiento: libros, bases de datos, etc. A través de la educación, son integrados al mundo intersubjetivo reproduciendo este proceso a través de las generaciones.

A medida que vamos siendo educados en nuestro sistema de creencias cultural nativo, vamos combinando sus componentes con las entidades que están en nuestra mente, mediante un proceso también interactivo y recursivo, que va construyendo un mundo subjetivo personal poblado con representaciones conceptuales que llamamos objetos o entidades, acorde con el paradigma colectivo. En general, se trata a los objetos como si fueran entidades con una esencia (con algunos atributos que permanecen siempre iguales) cuando se podrían considerar como procesos espaciotemporales que se nos aparecen como objetos[6].

Con el cambio de las generaciones, los individuos que nacen en ellas van a aportar nuevas creencias o cambiar algunas viejas para ir construyendo interactivamente otro nuevo mundo (en principio, no muy diferente al anterior), y así sucesivamente.

 

Sistema de creencias

Un sistema de creencias colectivo es un conjunto de afirmaciones o juicios[7] sobre el mundo intersubjetivo que un grupo de sujetos están de acuerdo que son “verdaderos” en la “realidad” sobre la que se está hablando; es decir, que creen que son “verdaderos” –sea cual sea su criterio de verdad-. Por lo tanto, este colectivo debe poseer conceptos definidos y un lenguaje común[8], si no, no podrían estar hablando ni ponerse de acuerdo en nada. Estos conceptos pueden ser definiciones de: objetos con sus propiedades, leyes científicas que les aplican, formas de razonamiento, tipos de sentimientos o emociones; se debe definir qué es la verdad, el tiempo, el espacio, dios, justicia, libertad, y un largo etcétera. Todo esto es lo que se le intentará enseñar a cada sujeto a partir de su nacimiento y por el resto de su vida, para que pueda vivir con la menor cantidad posible de problemas en ese colectivo, conviviendo con sus integrantes en un mundo intersubjetivo co-construido en común acuerdo y aceptado -en mayor o menor medida- por todos. No hay que olvidar que las herramientas con las que venimos al mundo nos deberían permitir vivir y convivir en cualquier sociedad humana; nuestras herramientas y funcionalidades innatas deberían están preparadas para evolucionar en cualquier “mundo” y/o tipo de sistema de creencias colectivo. 

Nuestro mundo subjetivo es un modelo construido a partir de un conjunto de relatos semánticos[9] elaborados con juicios sobre contenidos mentales que, a su vez, están conformados por propiedades sensoriales, emocionales y semánticas (conceptos). Estos relatos están basados en nuestro sistema de creencias personal: un conjunto subjetivo de juicios que un sujeto particular cree que son “verdaderos” en su mundo subjetivo. El lenguaje y los conceptos que un sujeto necesita para formar estos juicios, como vimos, le vienen a través de la educación desde la cultura en la que nació y/o en la que vive. En base a estos juicios es que dará sentido a lo que va experimentando durante su vida y expresará esto mediante juicios propios de ese lenguaje. Con éstos formará su propio sistema de creencias personal o paradigma subjetivo. Para formar nuestro sistema de creencias propio, uno va tomando las creencias -que aprendimos del colectivo a través del sistema educativo- que conforman un conjunto de afirmaciones.

La Verdad

La palabra verdad, representa un concepto que se predica de un juicio, es decir, de una afirmación sobre el mundo. Por ejemplo: “esa pared es blanca”. Se dice que esta afirmación es verdad o que no es verdad (es “falsa”, es “mentira”, es “inexacta”, etc.). Cada uno tendrá sus razones para creer una cosa u otra, y está lleno de teorías defendidas por autores de diferentes corrientes y épocas, que nos dirán cuándo los juicios pueden ser verdaderos o no.

En general, se considera que la verdad es absoluta, objetiva, independiente de los sujetos y eterna (i. e. permanente o inmutable). Consideraremos aquí, que una creencia -juicio o afirmación- es verdadera, dentro de un sistema de creencias personal, si el resto de las creencias que se consideran verdaderas dentro de él son lógica (de acuerdo con las leyes de la lógica) y semánticamente (interpretación y significado) coherentes con ella. La verdad de un juicio no depende de una correspondencia con “la realidad objetiva”, como se le llama en general al mundo-en-sí, sino de su coherencia con el resto de las creencias que se consideran verdaderas dentro del sistema de creencias al que pertenecen. En definitiva, un juicio dentro de un sistema de creencias personal sería verdadero si se corresponde con esa construcción que llamamos mundo subjetivo. En otras palabras, tanto la “verdad” como “la realidad” son construcciones conceptuales internas al sistema de creencias; van tomando forma a partir de las relaciones lógicas y semánticas que se van creando entre todas las creencias que hay dentro del sistema. Conociendo, el sujeto organiza su mundo subjetivo y lo va construyendo[10]; no descubre un “mundo objetivo”. 

Como sujetos, a lo único que podemos acceder es a nuestra experiencia subjetiva; no sólo no podemos conocer con exactitud a la realidad en sí misma, tampoco podemos saber lo que es la vida mental de otro sujeto. En otras palabras, no podemos acceder a la experiencia interna total de otro sujeto; sólo podemos tener una aproximación relativa mediante la interpretación de su comportamiento, aplicando ciertas técnicas y reglas de las teorías psicológicas, midiendo estados cerebrales con algún aparato, etc. Sin embargo, todo esto genera un conocimiento parcial limitado. 

Lo que sí hacemos es, a través del lenguaje que refleja y comunica los conceptos del paradigma y los juicios que expresamos sobre ellos, compartir con nuestros pares las experiencias subjetivas que componen nuestro mundo subjetivo, para formar el mundo intersubjetivo que nos es común a todos los integrantes de la comunidad en la que vivimos. Al vivir en comunidad y compartir nuestras experiencias a través de juicios con nuestros pares, vamos construyendo un mundo intersubjetivo común mediante consenso sobre cuáles juicios son verdaderos y cuáles no en el sistema de creencias colectivo o en un subsistema de éste. Este mundo es el que se llama comúnmente mundo objetivo, que ya vimos que no es el mundo-en-sí-mismo. En otras palabras, “la realidad” es un mundo construido intersubjetivamente, en el que un juicio se considera verdadero si se puede llegar a un consenso entre pares (grupos pequeños, medianos o grandes) de que lo es, y no un mundo objetivo independiente de la mente. Al igual que el sujeto lo hace con su mundo subjetivo y lo va construyendo, la comunidad va organizando y construyendo su sistema de creencias sobre el mundo intersubjetivo; no descubre un “mundo objetivo”. Se va creando y acumulando conocimiento intersubjetivo[11] a partir del consenso entre pares que se sostiene, alimenta y reproduce a través de la educación y la gestión de ese conocimiento.

De esta forma, la verdad se transforma en relativa (a los sistemas de creencias), subjetiva (si nos referimos a un sistema de creencias personal) o intersubjetiva (si nos referimos a un sistema de creencias colectivo), dependiente del paradigma y cambiante (a medida que los sistemas de creencias van cambiando).

Como corolario, podemos afirmar que, de todos los sistemas o subsistemas de creencias colectivos que existen, ninguno es más verdadero que otro. En general, se confunde el plano privado con el plano público: lo que yo considero verdad para mí creo que todos deben considerarlo como verdadero. Sin embargo, esa verdad no tiene por qué serla para otros sujetos ya que cada uno tiene su sistema de creencias y la verdad de cierto juicio puede no ser lógicamente coherente con él.

La indeterminación de la verdad como correspondencia y del conocimiento último de la realidad en sí, permite que los sujetos sean más libres de elegir su sistema de creencias personal y del subsistema comunitario al que desean pertenecer. Pero la libertad individual absoluta de elección de sistema de creencias no existe. Siempre vamos a estar “atrapados” en alguno, por eso el nombre de telaraña de creencias. La libertad consiste en poder elegir en cuál vamos a estarlo, adoptando los componentes del conjunto de creencias que nos gusten más o sean más compatibles con nuestra historia de vida personal y nos hagan la vida más fácil de sobrellevar.



[1] Se sabe lo que entra y lo que sale, pero no lo que pasa dentro.

[2] Cerebro, médula espinal, conexiones y terminales nerviosas, etc.

[3] Metáfora del computador, usada en ciencias cognitivas.

[4]¿Qué soy, entonces? Una cosa que piensa. Y ¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente.” Descartes (xxxx): Meditación segunda, p.14.

[5] Conjunto de creencias y conceptos compartidos por un colectivo humano o cultura, también lo llamaremos aquí paradigma, red o telaraña de creencias (web of belief – ver Quine), sistema de creencias, esquemas conceptuales, etc. En general, posee un lenguaje común usado por sus individuos para comunicarse. 

[6] Ver más adelante y/o el Anexo 2.

[7] Los juicios son teóricos (V o F sobre representaciones) o prácticos (emotivos + o -). Los primeros son objeto de la Epistemología, los segundos de la Ética. Por otro lado, las negaciones son juicios que niegan algo. Ej. “El auto no es rojo” es una negación de “El auto es rojo”. Se puede considerar una afirmación de que, efectivamente, el auto del que se habla no es de color rojo.

[8] Por lenguaje nos referimos a medios de expresión en general, de intercambio de información: oral y escrito, prosa y poesía, pintura, escultura, música, etc.

[9] Le dan sentido a las explicaciones.

[10] Captando datos por medio del aparato sensorial, transformando estos datos en información por medio del pensamiento, y creando/acumulando conocimiento personal a partir de esta información y de la educación recibida desde el sistema de creencias colectivo.

[11] Información = Datos interpretados por un sistema de creencias. Conocimiento = Información incorporada a las creencias del paradigma, almacenada en bibliotecas y transmisible a través del sistema educativo. 


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