Semana 30:
Evalúa tu desempeño durante este tercer período. Para ello escribirás las siguientes freses y delante de ellas harás un círculo. Ese círculo lo rellenarás con un color según cómo valores cada aspecto.
-Superior: Azul 🔵
-Alto: Amarillo 🟡
-Básico: Verde 🟢
-Bajo: Naranja 🟠
Cómo me percibo:
⭕ 1. Cumplo con mis responsabilidades académicas entregando tareas y trabajos en los tiempos establecidos.
⭕ 2. Participo activamente en clase, aportando ideas y respetando las intervenciones de mis compañeros.
⭕ 3. Soy organizado y gestiono adecuadamente mi tiempo de estudio y mis materiales escolares.
⭕ 4. Mantengo una actitud respetuosa y colaborativa con mis compañeros y docentes.
Cómo me ven mis compañeros:
⭕ 1. Mi compañero se esfuerza por trabajar en equipo, escuchando y respetando las opiniones de los demás.
⭕ 2. Contribuye al aprendizaje del grupo compartiendo sus conocimientos y ayudando a quienes lo necesitan.
⭕ 3. Es responsable con sus compromisos en actividades grupales y cumple su rol de manera efectiva.
⭕ 4. Demuestra una actitud positiva en clase, motivando a los demás y evitando conflictos.
Semana 27: Vitalismo e historicismo
EL IRRACIONALISMO VITALISTA
El irracionalismo vitalista–materialista fue una corriente moderna que exaltaba el valor de los impulsos vitales sobre la razón. El irracionalismo llegó a su máxima expresión con el pensamiento de Friedrich Nietzsche (1844 - 1900).
Vídeo sobre Nietzsche: https://youtu.be/cOkVJZdOQVE?si=3nryOPyqwcjsd5hL
No podemos catalogar a este alemán dentro de una corriente específica, puesto que contiene una gran cantidad de elementos recibidos de diferentes fuentes. Ha presentado a la filosofía la imagen de un hombre ateo que busca superar la racionalidad occidental, basada en la razón y el cristianismo, y que exalta el vitalismo que caracterizó a los griegos antes del desarrollo de la filosofía.
Como para Nietzsche «Dios ha muerto», toma de Schopenhauer la voluntad de poder, en contraposición al control religioso, como elemento constitutivo de la actividad humana. El ser humano debe dejarse invadir por la voluntad de vivir para llegar a ser grande.
EL SUPERHOMBRE
En su deseo de salvar al hombre, Nietzsche propone una forma de vida superior que encarne la voluntad de poder. El hombre es el puente tendido entre la bestia y el superhombre: los «muchos y demasiados» son únicamente la escalera sobre la que el superhombre se remonta a su altura solitaria. Este nuevo tipo de existencia debe tener las. siguientes características:
• Libertad de espíritu: Es necesario desprenderse de todos los valores falsos y de las leyes impuestas.
• Interioridad accesible: El ser humano carece de certezas, en cambio las va creando en la medida que se expone al riesgo, al fracaso.
• Filósofo del futuro: El futuro estará en manos del superhombre que es dominador, legislador.
• Cualidades: El superhombre es fuerte, saludable, entusiasta.
LA MORAL
A fin de llegar a esta existencia superior, el hombre dirigirá la evolución del mundo mediante la inversión de los valores. La vida es el valor supremo. Pero debemos entender la vida de los sanos y los fuertes, no la de los enfermos y degenerados, porque la vida es voluntad de poderío. La vida no sabe de compasión.
Fiel al espíritu de su filosofía, Nietzsche distingue dos morales:
• La moral de los señores: Afirma la vida, la voluntad de poderío. Es bueno todo lo que aprovecha y malo todo lo que daña. Nietzsche se llama el primer «inmoralista» que ha predicado una filosofía libre de la moral «hipócrita».
• La moral de los esclavos: Es la moral de resentidos que preconiza la igualdad, la libertad, la fraternidad. La moral cristiana es válvula de escape del resentimiento.
EL ETERNO RETORNO
Para Nietzsche el mundo es fruto del acaso y carece de racionalidad. El cosmos está constituido por un número limitado de elementos. Por consiguiente, la totalidad de estados cósmicos, producto de las distintas combinaciones posibles, será también finita. Pero, como queda un tiempo infinito por delante, las combinaciones comenzarán de nuevo, repitiendo las mismas situaciones con los mismos hombres y los mismos hechos.
Ejercicio:
1. ¿Qué piensas de la proclamación de la "muerte de Dios" por Nietzsche y su relación con el aumento del secularismo y la laicidad en las sociedades modernas?
2. Organiza los conceptos clave de Nietzsche (superhombre, moral, voluntad de poder, eterno retorno) y sus relaciones en un mapa conceptual.
3. Argumenta: ¿La compasión debilita o fortalece a la humanidad?. Usa argumentos desde la filosofía de Nietzsche.
Semana 24: Criticismo e idealismo
EL CRITICISMO KANTIANO
Immanuel Kant (1724 - 1804) nació en Königsberg (Prusia Oriental). Sus principales obras son Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio.
La principal preocupación de Kant es superar tanto el racionalismo como el empirismo que le precedieron.
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
Kant no acepta el racionalismo porque se encierra en la razón perdiendo el contacto con la realidad; pero retiene el prejuicio fundamental de esta orientación filosófica: el conocimiento universal y necesario depende de la razón pura. Al estudiar el empirismo, el filósofo acepta la tesis de que la realidad solo se alcanza a través de la experiencia; pero en esta perspectiva, no llegará nunca a un saber necesario.
Por tanto, el problema kantiano se centra en el encuentro de un conocimiento universal y necesario que tenga un contenido real.
Kant desea conservar las ventajas del racionalismo y del empirismo, y eliminar al mismo tiempo sus inconvenientes:
• Los juicios del racionalismo son analíticos y a priori. Juicio analítico es aquel cuyo predicado está contenido en el concepto del sujeto. Por ejemplo: el círculo es redondo. El juicio a priori es independiente de la experiencia. Un juicio a priori es: el todo es mayor a las partes que lo componen. Los juicios analíticos son objetivos (universales y necesarios) pero o no dicen nada nuevo o son vacíos de contenido: son simplemente explicativos.
• Los juicios del empirismo son sintéticos y subjetivos; comunican nuevos conocimientos (son extensivos) y aportan nuevos datos porque provienen de la experiencia (a posteriori). Ejemplo de juicio sintético: todos los habitantes del Ecuador comen chocolate. Un juicio a posteriori es: los estudinates de filosofía son aplicados.
Para obtener juicios que retengan las ventajas de los anteriores, Kant elabora los juicios sintéticos a priori, que son al mismo tiempo objetivos y extensivos. La ciencia, si quiere ser válida, debe estar compuesta por este tipo de juicios. El conocimiento es la síntesis de datos a priori y a posteriori. Un ejemplo de juicio sintético a priori es: la línea recta es la línea más corta entre dos puntos.
FENÓMENO Y NÓUMENO
Para Kant, el conocimiento se obtiene a partir de la experiencia del fenómeno, que es lo que el sujeto recibe del objeto de conocimiento mediante la experiencia sensible procesada por la forma propia de conocer (que no es la única posible).
Solo podemos conocer el fenómeno captable por los sentidos, en cambio el nóumeno, la cosa en sí, no puede ser conocida.
LA ÉTICA KANTIANA
Junto al conocimiento especulativo, pone Kant el conocimiento práctico. La fuente de este último tipo de conocimiento es la razón práctica, es decir, la voluntad. Kant está convencido de que el ser humano llega a serlo verdaderamente a través de la moralidad y no del conocimiento teórico.
Kant se empeña en encontrar el fundamento de la moral, que debe ser autónoma (no depender de nada) y absoluta (no cambiar).
Para Kant la moral tiene carácter obligatorio, imperativo, no hipotético, que obligue absolutamente: en lugar de decir «si te sientes bien, haz esto», un imperativo ordena «haz esto». La aplicación del imperativo categórico kantiano tiene tres formulaciones:
• Obra de tal modo que tu acción pueda valer como ley universal.
• Obra de tal modo que nunca tomes la humanidad ni en ti ni en otros como medio, sino siempre como fin último.
• Obra de tal modo que tu voluntad pueda ser considerada como legisladora universal.
EL IDEALISMO DE HEGEL
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831) fue un filósofo alemán que creó un sistema idealista riguroso que trata de explicar el ser desde la dialéctica.
«Fenomenología del espíritu» es la principal de sus obras. La misma se ha convertido en referencia para el resto de la filosofía moderna y contemporánea.
EL ABSOLUTO Y SU DEVENIR
Según Hegel, toda realidad se identifica con el absoluto, que es conciencia, razón, espíritu poseedor de las fuerzas de la evolución y del cambio.
La esencia del absoluto es el devenir, el cambio la mutación. A partir de este concepto, Hegel pretende explicar que no existen cosas estables y fijas, sino que se constata la transformación continua.
La ley del cambio es la dialéctica, que viene a ser el mecanismo según el cual el absoluto evoluciona. La idea central de la dialéctica se puede resumir en la siguiente afirmación: la realidad solo llega a identificarse consigo misma cuando se opone a sí misma.
Según lo dicho, podemos detectar tres fases en el método dialéctico:
-Tesis: En el momento en que el absoluto aparece como realidad originaria no explicitada, dentro de sí misma, la realidad existe como universal abstracto, indeterminado y aún no actualizado.
-Antítesis: El absoluto se pone frente así como diverso de sí mismo. Es una etapa en la que la tesis inicial se contrapone por la antítesis contradictoria. Se trata de una verdadera realidad que proviene como explicación de la tesis.
-Síntesis: Se verifica la superación de la contradicción; la realidad asume la contradicción al regresar al absoluto mismo en una fase superior, más rica que la tesis y la antítesis. Llegamos al momento del universal concreto donde el ser viene explicitado en su contenido.
Sin embargo, esta síntesis se convierte a su vez en tesis de un nuevo proceso superior al anterior. De este modo, la dialéctica va haciendo presentes nuevos aspectos del absoluto, lo va determinando de una manera siempre más perfecta.
Como vemos, en el pensamiento de Hegel se impone una concepción dinámica de la realidad que continuamente se desarrolla en medio de tensiones y oposiciones. Asimismo, el conocimiento debe ser según la totalidad de la realidad, y no según momentos aislados de la historia.
EL SISTEMA HEGELIANO
En resumen, Hegel entiende la realidad como el despliegue dialéctico del absoluto, que avanza a través de la tesis y de la antítesis a una nueva síntesis. A partir de esta dinámica del absoluto, se comprende la dinámica de todas las cosas, que no son más que expresiones del absoluto en tres esferas distintas:
• La idea pura: El ser es el pensamiento puro, vacío. En este estadio, el absoluto se piensa a sí mismo antes de explicitarse en otras formas.
• La naturaleza: Cuando la idea ha llegado a su plenitud lógica, sale fuera de sí como antítesis de la idea pura y se hace naturaleza. La naturaleza es, para Hegel, la idea en su otro ser, es decir, exteriorizada, extendida en el espacio y en el tiempo.
• El espíritu: La idea pura (lógica) y su oposición (naturaleza) constituyen la tesis y la antítesis, respectivamente, del proceso que concluye en la síntesis del espíritu, que es la revelación definitiva del absoluto.
FILOSOFÍA DEL DERECHO
Hegel diferencia entre derecho y moralidad. El primero es el conjunto de normas extrínsecas que son impuestas a los individuos de modo imperativo. La segunda, por el contrario, es la suma de las normas objetivas colectivas que la conciencia personal reconoce desde dentro. La eticidad viene a ser la síntesis del derecho y la moralidad manifestada en la familia, la sociedad y el Estado. Este último es el momento más elevado de la ética objetiva.
Ejercicio:
1. Juguemos: Sigue las instrucciones del profesor.
2. (En hojas) Subraya las palabras que caracterizan al pensamiento moderno:
Ilustración - teocentrismo - racionalismo - naturalismo - empirismo - nihilismo - escolástica - arjé -
nominalismo - espiritismo - romanticismo - patrística - herejía - liberalismo.
3. Explica por qué esos conceptos que seleccionaste representan las ideas de la modernidad en la filosofía.
4. Responde: ¿Cuáles son los temas centrales en la filosofía kantiana?
5. Explica el imperativo categórico kantiano.
6. Conversa con tus abuelos o familiares y vecinos adultos mayores sobre los principales cambios que ellos han visto en la forma de pensar y en los hábitos de la sociedad colombiana, comparando la actualidad con su época de niñez y juventud. Identifica las antítesis y especula sobre las posibles síntesis.
Ejemplo:
Tesis: Antes las personas ingerían más alimentos orgánicos porque la sociedad era más rural.
Antítesis: La tecnologización e industrialización de la producción de alimentos ha incrementado la disponibilidad y variedad de alimentos, pero con efectos nocivos sobre la salud.
Posible síntesis: La industria debe desarrollar nueva tecnología que permita producir alimentos que no sean nocivos.
Semana 21: Racionalismo y empirismo
EL RACIONALISMO
La filosofía moderna propiamente dicha se abre con el doble movimiento del racionalismo y del empirismo. Se trata de actitudes filosóficas referentes a maneras de entender el conocimiento humano: el racionalismo se atiende al dictamen de la razón; el empirismo considera los sentidos como principal fuente de conocimiento.
El racionalismo cartesiano
El iniciador de la filosofía moderna es el francés René Descartes (1596 - 1650). Estudió en el colegio jesuita La Fleche, donde entró en contacto con la filosofía aristotélica y las matemáticas. Su principal obra es El discurso del método.
El método cartesiano
Descartes se propone encontrar, con la ayuda de la filosofía, un pensamiento seguro, ordenado y útil, que sea el fundamento de todo saber humano. Para elaborar una filosofía válida hay que acudir a un método, que Descartes centra en la persona: la búsqueda de la verdad es personal. Además, la investigación filosófica debe hacerse dentro del marco impuesto por la matemática: partiendo de pocos elementos, se deduce el reto del saber. Las cuatro reglas para encontrar la verdad son:
• No admitir nada que no sea evidente.
• Dividir las dificultades en sus partes elementales.
• Ordenar los pensamientos desde los más fáciles hasta los más complicados.
• Hacer enumeraciones completas para asegurarse de no haber omitido nada.
La duda metódica
Descartes busca un punto de partida sólido para su reflexión filosófica. A fin de encontrarlo, comienza dudando sobre todo lo que no sea incontrovertible. Empieza dudando de la experiencia empírica, ya que esta puede engañar. Luego pone en duda todas las impresiones y experiencias actuales, puesto que pueden ser fruto de un sueño coherente, ya que muchas veces no se puede distinguir entre un sueño y la realidad. Finalmente, cualquier otra verdad, aún la matemática, cae bajo la duda, porque quizás exista un genio maligno que haya dispuesto la máquina del conocimiento para hacer creer que todo lo falso parezca verdadero.
Pienso, luego existo
Una vez que todo es puesto en duda, solo hay algo de lo que no se puede dudar: del yo que duda, que piensa. A Descartes pertenece la célebre frase «Pienso, luego existo», que se debe entender como ‘si pienso, entonces existo’. El pensamiento es el acto de dudar, la prueba de la existencia individual y subjetiva. De esta experiencia de idea clara y distinta, surge el criterio de verdad cartesiano: la precisión y distinción frente a cualquier otro objeto.
El dualismo cartesiano
Para Descartes la sustancia es aquello que no necesita de otra cosa para poder existir, pero distingue entre Dios, sustancia infinita, y las cosas, sustancias finitas que necesitan de Dios. Las sustancias finitas pueden ser materiales (res extensa) o espirituales (res cogitans).
De esta concepción surge el dualismo antropológico cartesiano, según el cual el hombre es una máquina acoplada a un espíritu. El cuerpo y el alma son radicalmente diferentes, por lo que se unen de manera extrínseca. El alma se alojaría en la glándula pineal, e interviene en el cuerpo por medio de las energías que el cuerpo independientemente ya posee.
Los cuerpos del mundo solo son extensión, por lo que el mundo y la naturaleza son una realidad mecánica.
EL EMPIRISMO
El empirismo es una corriente de pensamiento que, al contrario del racionalismo, establece como principal elemento del conocimiento la experiencia sensible. El empirismo se desarrolló casi paralelamente al racionalismo gracias a la obra de autores ingleses como Francis Bacon, John Locke y David Hume.
La ciencia de Bacon
Francis Bacon (1561 - 1626), a quien ya hemos señalado como uno de los propulsores de la nueva ciencia, se propuso buscar un nuevo método científico, basado en la experiencia, en contraposición de la ciencia intelectualista aristotélica, fundamentada en la lógica.
El método de Bacon se basa, pues, en la experiencia y en la inducción. Esta última comprende dos momentos:
• Momento negativo: Consiste en quitar todos los impedimentos que pueden comprometer el proceso. Entre estos impedimentos, que Bacon denomina ídolos, se encuentran los engaños de los sentidos, la conformación con lo que se cree verdadero, las creencias comunes y lo que las personas notables han establecido como verdadero.
• Momento positivo: Consiste en encontrar la causa intrínseca de lo que se estudia siguiendo los pasos de las tablas. Primero hay que recoger todos los casos en que se presenta un fenómeno, luego, se identifican los casos en que no se presentan y, finalmente, se anotan las circunstancias en las que un fenómeno cambia. Si luego de este procedimiento no se llega a un resultado, hay que formular una hipótesis y realizar nuevos experimentos.
John Locke
Dentro de la rama del empirismo también se encuentra John Locke (1632 - 1704), un filósofo inglés formado en el pensamiento escolástico, pero que al encontrarse con la obra de Descartes tomó un rumbo «independiente». Sus principales obras son Ensayo sobre el entendimiento humano, Cartas sobre la tolerancia, Tratado sobre el gobierno civil y Algunos pensamientos sobre educación. Si bien Locke parte del estudio de la naturaleza del entendimiento humano, su poder y sus límites, es mucho más célebre su aporte a la teoría política moderna, por el cual es considerado ideólogo del liberalismo.
Locke lucha por la constitución democrática del Estado donde el pueblo es el soberano. Entre las formas de gobierno la mejor es la monarquía constitucional siempre y cuando el pueblo sea el soberano. En el Estado deben ejercerse separadamente los tres poderes supremos: el legislativo, el ejecutivo y el federativo (tratados de alianzas con miras a la defensa). El poder legislativo es ejercido por los diputados elegidos por el pueblo; los otros dos pueden confiarse al rey quien, no obstante, debe regirse por la ley.
David Hume
David Hume (1711 - 1776) lleva el empirismo hasta sus últimas consecuencias hasta llegar a una postura prácticamente subjetivista y escéptica, según la cual la verdad es inalcanzable por la razón y la única realidad individual son siempre los contenidos de conciencia del yo. Inclusive, Hume niega que se pueda experimentar un vínculo entre causa y efecto, solo se puede percibir la sucesión de fenómenos.
Para ampliar: ¿Por qué no podemos imaginar colores nuevos? https://youtu.be/HVmeWkqIYqo?si=ZCTpQd3ny1kDamcY
Ejercicio:
1) Debate filosófico (en clase)
Tema: ¿Qué nos da un conocimiento más confiable: la razón o los sentidos?
*Quienes no hayan podido asistir a clase para el debate, deben escribir un ensayo de una página sobre la pregunta y sustentar oralmente.
2) (En hojas) Supón que estás recibiendo información en redes sociales. ¿Cómo aplicarías las reglas del método cartesiano para saber si es verdadera? Redacta una respuesta razonada, paso a paso.
3) Lee el siguiente fragmento del «Discurso del método», de René Descartes. Luego, responde las preguntas:
«(...) No hay hombre, por estúpido y embobado que esté, sin exceptuar los locos, que no sea capaz de arreglar un conjunto de varias palabras y componer un discurso que dé a entender sus pensamientos: y, por el contrario, no hay animal, por perfecto y felizmente dotado que sea, que pueda hacer otro tanto. Lo cual no sucede porque a los animales les falten órganos, pues vemos que las urracas y los loros pueden proferir, como nosotros, palabras, y, sin embargo, no pueden, como nosotros, hablar, es decir, dar fe de que piensan lo que dicen; en cambio los hombres que, habiendo nacido sordos y mudos, están privados de los órganos, que a los otros sirven para hablar, suelen inventar por sí mismos unos signos, por donde se declaran a los que, viviendo con ellos, han conseguido aprender su lengua. Y esto no solo prueba que las bestias tienen menos razón que los hombres, sino que no tienen ninguna: pues ya se ve que basta muy poca para saber hablar».
a. ¿Cómo argumenta Descartes que el alma de los animales es de una naturaleza diferente a la de los hombres?
b. Según Descartes, ¿por qué el lenguaje humano es tan especial?
c. ¿Crees que Descartes supone que el hombre es superior a los animales? Justifica tu respuesta con ejemplos del texto.
4) Elabora un cuadro comparativo con las ideas principales del racionalismo y el empirismo (autores, métodos, visión del conocimiento). Preséntalo de forma creativa. Puedes seguir este modelo: https://youtube.com/shorts/9TFjQ0uoquY?si=RSxFN_kSLo3d9lf_
Semana 15: Ejercicio de lectura crítica
FRAUDES PARANORMALES
Por Isaac Asimov
Hace poco asistí a una conferencia en la cual, entre otras cosas, se analizaba la veracidad de los medios de comunicación como transmisores de la información científica.
Uno de los conferenciantes relató desdeñosamente la noticia difundida por un programa de televisión en la que se presentaba a alguien que afirmaba haber perfeccionado un dispositivo de movimiento continuo, un aparato que obtenía energía de la nada.
La noticia se difundió sin ninguna explicación. El programa no hizo ningún esfuerzo para señalar que según el conocimiento científico actual la existencia de dicho dispositivo es sencillamente imposible; que en el pasado se presentaron un gran número de dispositivos de movimiento continuo y que ninguno funcionó realmente; que todos los inventores, en cada uno de los casos, o bien se habían equivocado completamente, o bien estaban perpetrando un fraude a sabiendas.
En ese momento, otra persona presente en la conferencia (un periodista) encontró el asunto divertido. Pensó que se estaba haciendo una montaña de un grano de arena.
Este dijo: "Y bien, ¿qué daño hace? Los periodistas simplemente informan sobre lo que alguien dice haber hecho y, si no es verdad, ¿qué? ¡Nadie sale perjudicado!".
Me incliné entonces hacia delante y dije: "¿Realmente no ve el daño que produce? El mundo se encuentra actualmente sumergido en una crisis energética. La disponibilidad de energía está disminuyendo año tras año, su precio aumenta año tras año y, como resultado de todo ello, las bases de la civilización se van debilitando año tras año. Si la civilización quiere sobrevivir, la humanidad deberá tomar resoluciones difíciles y adoptar medidas enérgicas lo antes posible. No podemos continuar desperdiciando energía. Debemos desarrollar fuentes alternativas. No podemos seguir mostrándonos tan descuidados con el problema. Entonces, algún periodista cuenta a diez millones de personas que alguien afirma que la energía puede ser obtenida de la nada. Y no asume la responsabilidad de aclararles que esa afirmación es sin duda errónea. Deja al público con la impresión de que, dado que podemos obtener energía de la nada, no hay crisis energética y que, por lo tanto, no debe tomarse ninguna decisión difícil ni adoptarse ninguna medida enérgica. Esto podría simplemente crear la cantidad necesaria de imprudencia como para impedir que la humanidad resuelva este problema de vida o muerte. Por lo tanto, hará que la civilización se derrumbe. ¡Y usted pregunta qué daño podrá hacer!".
Dudo que el sujeto haya quedado impresionado. Ciertamente, no tenía idea del poder de su profesión ni de sus responsabilidades. No había profundizado hasta qué punto podía hacer el bien; o el mal. Supongo que simplemente consideraba su profesión como una manera de ganarse la vida.
No se trata simplemente de una afirmación sin interés ni de una demostración poco importante de mezquina estupidez por parte de un programa de noticias.
Nunca en la historia, la humanidad se ha enfrentado con una crisis tan profunda, tan intensa, tan penetrante y tan multifacética. Nunca antes hubo tanta gente en la tierra tan dependiente de una tecnología compleja, tan agobiada por sus imperfecciones y con tantas posibilidades de ser testigo del derrumbamiento completo de esa tecnología en cuestión de décadas.
Para salir del apuro, tenemos que abrirnos paso cuidadosamente a través de los rápidos que se extienden frente a nosotros. En cada paso dependeremos de nuestro conocimiento, nuestro discernimiento y nuestra comprensión de la ciencia, de sus potencialidades y de sus limitaciones. Si nos mostramos descuidados y demasiado apresurados, podemos destruirnos a nosotros mismos a través del uso equivocado de la ciencia. Si somos prudentes y estamos bien informados, podremos encontrar la salvación a través de un uso juicioso de la ciencia.
En estas circunstancias, ¿existe algún crimen mayor que el de instruir de forma deliberada y errónea al público acerca de la ciencia, el de engañarlo deliberadamente, el de defraudarlo y el de alimentar y estimular su ignorancia?
No hay ninguna duda de que la insensatez y la falsificación siempre existieron entre nosotros, pero nunca antes habían sido tan peligrosas como ahora; nunca en la historia hemos estado en condiciones peores para luchar contra ellas.
En cualquier otra época de la historia, nos sentiríamos agradecidos ante cualquier obstinado realista que decidiera desenmascarar a pícaros y bribones, y aplaudiríamos su valor. Cuánto más debemos expresar nuestra gratitud y admiración a alguien que lo hace ahora, en este punto crítico de la historia.
James Randi es una persona que tiene la capacidad y el temperamento adecuados para la tarea; ¡no hay nadie mejor!
No tiene credenciales académicas y por lo tanto no tiene restricciones académicas. Es capaz de llamar a las cosas por su nombre en el momento de verlas y no se siente frenado por ninguna cortesía profesional para poner en tela de juicio a aquellos científicos que no sólo caen en la trampa de lo paranormal, sino que en su ignorancia la promueven.
Tiene una profesión que resulta muy útil para su tarea. Es un consumado mago profesional y no existe ningún truco que no conozca o con el que no pueda enfrentarse -que es más de lo que puede decirse de aquellos científicos que, al abordar la falsificación, se muestran tan ansiosos por aceptar la apariencia superficial, que resultan más fáciles de engañar que a los niños (ya que los niños son, por naturaleza, escépticos).
Randi asaltó, en uno u otro momento, cada muro y contrafuerte del gran Castillo de la Pseudociencia, y nunca frenó su empuje. Por ello, ha sido llamado el "asesino a sueldo" de la Comisión para la Investigación Científica de los Fenómenos Paranormales (CSICOP) -a la cual él y yo pertenecemos.
Los practicantes de la falsificación pseudocientífica asaltan la ciencia "convencional" con insinuaciones y falsedades, y exigen que, a su vez, los científicos se muestren "abiertos". En otras palabras, ellos pueden golpear pero los científicos no deben devolver el golpe o ni siquiera evitarlo.
Bueno, ¡al diablo con eso! Randi devuelve el golpe y cuando los pseudocientí-ficos se lamentan, sabe que ha dado en el blanco.
La humanidad tiene las estrellas en su futuro, un futuro demasiado importante como para perderlo bajo el peso de la insensatez juvenil y de la superstición ignorante.
(Fuente: Introducción a «Fraudes paranormales», de James Randi, introducción de Isaac Asimov)
* * *
Vídeo: ¿Aún creyendo cosas extrañas? https://youtu.be/iSZZtIxYrxM?si=MP6LPCZKuaok73li
Para ampliar: ¿Es posible la energía infinita? https://www.youtube.com/watch?v=1uK9WFNLzJo
EJERCICIO:
En hojas.
1. De acuerdo con lo visto, ¿qué fallos lógicos hay en quienes asumen creencias pseudocientíficas o paranormales?
2. Argumenta en una página sobre el impacto ético de los medios que difunden afirmaciones pseudocientíficas. Considera el contexto social y las posibles consecuencias en la sociedad.
Semana 13: Filosofía Helenística
CÍNICOS, ESCÉPTICOS, EPICÚEREOS Y ESTOICOS
Vídeo: https://youtu.be/r5yHL_gTNns?si=4cTd0EHxCcq3vvSr
Siempre que he empezado esta serie de vídeos, al principio suelo ser entusiasta y digo cosas como: “Este filósofo ha reconfigurado la ciencia del pensamiento”, o “Este filósofo es el más importante de la historia de la filosofía”, y tal. Pero en esta ocasión, después de Aristóteles, la valla quedó tan alta que durante mucho tiempo no hubo nada que le diera la talla.
Y sí, de repente esta es nuestra introducción menos auspiciosa al tema. Pero si sacamos cuentas, esta etapa de la filosofía mística guarda algunas similitudes con la Edad Contemporánea. Entonces, se mantuvo una relativa actividad filosófica, principalmente orientada a cuestiones prácticas y morales, que es algo que ocurre hoy en día. Fue un periodo caracterizado por la decadencia de Grecia y el surgimiento de la nueva potencia, que era el Imperio romano, algo más o menos parecido a lo que pasa hoy en día entre Occidente y Oriente.
Además, fue una etapa donde la ciencia y la técnica opacaron al arte y la filosofía, que también es lo que pasa hoy. Y, por último, ya que hablamos de tiempo, podríamos preguntarnos —quizás ahora mismo— cuál fue el último filósofo que puso la valla lo suficientemente alta como para que todo lo demás haya tenido que hacer una reinterpretación de lo mismo. Con lo cual tendríamos que regresar al siglo XVIII y pensar en Immanuel Kant, tal como lo hacían en su tiempo los filósofos de las principales escuelas que surgieron en esta última etapa de la Antigüedad, pensando precisamente en Aristóteles.
Esto, por supuesto, no quiere decir que no hayan ocurrido cosas interesantes tanto en el presente —con el marxismo o el existencialismo— como en el pasado, con las escuelas que vamos a ver a continuación, cuyos nombres usamos incluso hoy en día para describir una postura, un estilo de vida, una actitud, una idea. Me refiero a los cínicos, los escépticos, los epicúreos y los estoicos.
Por cierto, ya que algunos me preguntan por recomendaciones de libros para ampliar estos temas, les dejo la bibliografía que estoy usando de apoyo: Historia de la filosofía occidental de Bertrand Russell, el Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora e Historia de la filosofía de Julián Marías. Esas son mis principales referencias/recomendaciones. Y también, si te puedes conseguir Historia de la filosofía griega de William K. C. Guthrie, sería interesante. Aunque, desde mi humilde opinión, no hay nada en Guthrie que no haya dicho con menos palabras y más precisión Bertrand Russell.
Bueno, empecemos con los cínicos. Entendemos ahora por “cínico” a una persona grosera, que miente con descaro y sin ningún tipo de remordimiento. De esta definición moderna debemos quedarnos con la parte que dice “con descaro y sin remordimiento”, porque en efecto los cínicos eran los que rechazaban los convencionalismos sociales y apostaban por una vida sencilla y más acorde con la naturaleza animal. De hecho, el mismo nombre de la escuela, en griego, estaba relacionado con “kŷon” o “kynikós”, que significa perro, aunque nosotros, en español, conservamos la traducción latina: “cínico”.
Ya que el cínico era el que se identificaba con las bondades del perro: un animal alegre, que vive feliz en libertad entre los humanos. El perro callejero que sigue sus propias normas de conducta y que no le hace daño a nadie, salvo que su vida esté en riesgo. Pero sí que es verdad que, con el tiempo y con el desparpajo de algunos cínicos como Diógenes de Sinope, se originó la mala reputación de este grupo, que en adelante se fue degenerando, sobre todo gracias a los romanos y a los cristianos.
Pero para que te hagas una imagen mental de cómo eran los cínicos, tenías que imaginar algo así como los hippies: vivían a las afueras de las ciudades, practicaban el ascetismo, eran amigables con el medio ambiente, comían las sobras de la comida de otros, andaban desnudos… en fin, cosas que no eran bien vistas por la sociedad. Aunque eso, precisamente, era lo que buscaban los cínicos en el fondo.
El fundador de esta escuela fue Antístenes, un discípulo de Sócrates, que tomó de su maestro su crítica social, su mayéutica y su desprecio por las riquezas, pero lo llevó al extremo. Y lo digo así porque, de otra forma, no se podría entender cómo Sócrates pudo tener alumnos tan distintos como Platón —que era un sujeto sofisticado, de familia noble, espartano, y amigo de los tiranos— y Antístenes, que era un sujeto despojado de lo material, que practicaba el ascetismo, la vida sencilla y, quizás, un poco de lo que hoy se conoce como anarquía.
Entre los cínicos, probablemente el filósofo más conocido fue Diógenes de Sinope, aunque en esta ocasión prefiero no centrarme en él, ya que es algo anecdótico. No me parece que sea el que más aporta al grupo. En todo caso, si quieres saber más de Diógenes, te cuento que ya le he dedicado un vídeo hace algunos años y lo puedes encontrar en la descripción o en la esquina superior.
Otros filósofos cínicos importantes fueron Crates de Tebas, un ciudadano adinerado y de buena posición social que renunció a toda su fortuna por hacerse filósofo cínico. Crates era un personaje de carácter sencillo, al cual la gente común gustaba de invitar a sus casas para que les diera consejo.
Otro caso interesante es el de Hiparquía, que fue una de las primeras filósofas, y que se unió al grupo cuando tenía 15 años. Hiparquía, tiempo después, se casó con Crates y juntos tuvieron un hijo que criaron con valores cínicos. Vale comentar que la sola inclusión de Hiparquía a la escuela rompía todas las tradiciones de la sociedad griega, en la que la mujer solo debía ocuparse de tareas domésticas.
Con todo, el cinismo no solo fue un grupo de cuatro locos. Fue una de las escuelas más populares de su época, y su doctrina se extendió prácticamente por todo el mundo griego, hasta que decayó gradualmente en importancia después del siglo III a. C. Y si bien algunos expertos dicen que experimentó un renacimiento con el surgimiento del Imperio romano en el siglo I, lo cierto es que, más bien, el cinismo se transformó en otras escuelas que vamos a ver más adelante.
Posterior, asimismo, está el escepticismo. Nosotros entendemos por escepticismo la duda, la incredulidad o la falta de confianza en algo que se presenta como verdadero. En gran forma, esto resume la doctrina de la escuela escéptica, pero no de una manera tan necia como la entendemos en el presente, sino de una forma metódica. Con ello, se constituye uno de los mecanismos de los que se valió, mucho tiempo después, Teca para construir todo su sistema filosófico.
Bueno, el escepticismo no era tanto lo que decía Gorgias siglos antes, cuando afirmó que nada existe; que, si existiera, sería imposible conocerlo; pero que, si existiera y lo conociésemos, sería imposible comunicarlo. Más bien, el escéptico sería el que te dice: “¿Esto que me dices es verdad? Bueno… veamos la prueba, y si es sólida, te creo. Si no, no”.
De hecho, el componente “a ver si te creo o no” forma parte de la doctrina escéptica, ya que, como para ellos no hay una verdad objetiva, todo depende del sujeto que recepciona la información. Por decirlo de otro modo, si bien los clásicos se esforzaban en demostrar la importancia de la episteme sobre la doxa, los escépticos niegan la existencia de la episteme y dicen que solo existe la doxa: todo es opinable y todo depende de ti.
Ahora bien, no sé si lo has notado, pero la manera en que está planteado el escepticismo admite una contradicción, ya que, si decimos que no existe el conocimiento objetivo, entonces toda la doctrina escéptica también es cuestionable y, por tanto, debatible. Razón por la cual su fundador, Pirrón de Elis, decía que él no afirmaba nada, sino que solo opinaba.
De los escépticos, probablemente más importante que Pirrón es Arcesilao, quien llevó el escepticismo a la Academia platónica para demostrar que la persona que más sabe es la que se empeña, precisamente, en no decir nada. Arcesilao no tuvo muchos seguidores, precisamente porque su tesis consistía en confrontar y destruir los argumentos de los alumnos para probarles que el conocimiento no existe.
Para Arcesilao, lo que existe y lo que no, es confuso. No existen certezas. Por lo tanto, lo que no es también te puede engañar y hacerte creer que es. En consecuencia, el único conocimiento válido es reconocer que no hay conocimiento.
El epicureísmo sería la rama más formal de la antigua escuela cirenaica, fundada por el místico discípulo de Sócrates. A la doctrina de los citados (o hedonistas, como se les llama), se le denomina hedonismo, es decir: que se haga el bien con el placer, pues para ellos es bueno lo que produce placer, y todo placer es bueno. Entendiendo esto, claro está, desde el punto de vista socrático, en el cual, si el mal te produce placer, es un estado aparente que luego te llevará al sufrimiento.
Con lo cual, los hedonistas en general no abogaban por una vida salvaje, sino por una vida pacífica y alejada del sufrimiento.
Por su parte, los epicúreos fueron un grupo de pensadores que comulgaron en la escuela filosófica de Epicuro de Samos, de la cual deriva su nombre. Los epicúreos, a diferencia de otros hedonistas que abrazaban todo tipo de placeres, se encaminaban más por placeres intelectuales en lugar de aquellos que dependían de la satisfacción de los sentidos.
Así, una de las cosas que aportó Epicuro es la distinción entre placeres dinámicos y placeres estáticos.
Los placeres dinámicos consisten en el logro de un fin deseado, habiendo sido el deseo previo acompañado por un dolor. Una buena comida es un placer dinámico, porque su deseo estuvo acompañado del hambre, de manera tal que fuiste movido a satisfacer el hambre para evitar el dolor.
Sin embargo, para Epicuro también existen otros tipos de placeres que consisten en un estado de equilibrio, y que se manifiestan en el placer experimentado por lo que se tiene, a cambio del sufrimiento que nos generaría si faltase. Por ejemplo, el tener una familia hace feliz. Ese placer no nos mueve para nada a satisfacerlo, porque la familia simplemente está allí. Pero esa felicidad se explica, en Epicuro, con la posibilidad de la pérdida de algunos de sus miembros.
Epicuro le exige determinadas condiciones al placer: ha de ser puro, sin mezcla de dolor ni desagrado; ha de ser duradero y estable; y ha de dejar al hombre, por último, dueño de sí, libre e imperturbable.
Epicuro llamó a su escuela El Jardín, pues esta estaba ubicada en una llanura cerca de la Academia de Platón. La escuela de Epicuro habría funcionado hasta el siglo II de nuestra era, cuando fue perdiendo poco a poco influencia a favor del estoicismo.
El estoicismo fue la escuela que tuvo un mayor desarrollo teórico, y gracias a ello logró más trascendencia que las anteriores. Se fundó con Zenón de Citio, trescientos años antes de nuestra era, y su influencia se extendió hasta el siglo II d. C. Su pensamiento fue compartido por gente humilde, por aristócratas y por emperadores. Por último, también fue adoptado como pieza central dentro de la idiosincrasia romana.
Si bien en un principio la doctrina estoica nació del cinismo, partiendo del concepto de la vida sencilla, al margen de las riquezas y las posesiones, con el tiempo se fue centrando más bien en el control de las pasiones, en favor de la racionalidad. Con lo cual marcaban grandes diferencias con los hedonistas, ya que para el estoico la felicidad solo está en la mente. De manera tal que es feliz no el que come más rico o el que tiene una bella familia, sino el que es capaz de bastarse a sí mismo.
Incluso si el sujeto en cuestión está solo en el mundo o vive en una montaña mirando el bosque, si tiene fortaleza mental, puede llegar a ser feliz. Pero si es débil y se deja llevar por las pasiones, entonces se perderá a sí mismo.
Para el estoico, como para los clásicos, el bien supremo es la felicidad, y esta consiste en la virtud. A su vez, esta virtud consiste en vivir de acuerdo con la naturaleza, pero con la verdadera naturaleza humana: la que hace humano al humano y no un animal. Es decir, la naturaleza racional.
La razón humana es una parcela de la razón universal, y al ponernos acorde con esta naturaleza, nos ponemos de acuerdo con el universo entero. Entre los filósofos más conocidos de esta escuela podemos encontrar, al principio, a Zenón; a Séneca el Joven; y a Marco Aurelio.
EJERCICIO:
1. Resume los principales postulados de las escuelas vistas en un cuadro, así:
2. De acuerdo con lo visto en clase, diseña tres preguntas tipo Icfes sobre este tema. Ten en cuenta la estructura propia de dicho tipo de preguntas. En la parte inferior de cada pregunta escribe una justificación de por qué la respuesta correcta es efectivamente así.
Semana 11: Filosofía clásica: Platón
FILOSOFÍA CLÁSICA: PLATÓN Y EL MUNDO DE LAS IDEAS
Platón (427 - 347 a. C.) fue uno de los discípulos de Sócrates, junto a Jenofonte, en la Academia, y uno de los principales filósofos de la Antigüedad. A nuestros días han llegado al menos 35 de las obras de este ateniense, en las cuales no es raro encontrar entre sus argumentos alegorías y creencias religiosas.
Teoría de las ideas
La base de toda la filosofía platónica es su teoría de las ideas. Las cosas que se experimentan con los sentidos (vista, tacto, oído, etc.) son particulares y pueden cambiar. Sin embargo, la mente humana posee verdades que, por el contrario, no cambian, son universales y necesarias, que «son» en el sentido pleno de la palabra. Estas verdades universales son las ideas, que no dependen de los sentidos sino que tienen existencia propia fuera de la mente, en el Hiperuranio o «mundo de las ideas».
Esas ideas son el fundamento del mundo sensible. Las cosas particulares son una imitación de las ideas y tienen existencia en cuanto participan de estas. Dicho de otro modo, las ideas son causas del mundo sensible.
Las ideas están jerarquizadas. Por ejemplo, la idea de mueble abarca las ideas de silla, mesa, sofá, armario, etc. Al final de la línea, la superior de todas las ideas es la del bien, principio de todas las ideas.
En el Libro VII de la República, Platón cuenta un mito según el cual el mundo es como un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas, de forma que solo pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared y los prisioneros las pueden ver. Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión, se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectada.
Un día solo uno de esos hombres, fue capaz de romper las cadenas porque se sentía extrañado de sus ataduras, al romperlas tuvo la posibilidad de mirar lo que antes no veía: su situación real, la situación de los otros, las cosas verdaderas, la luz. Este hombre motivado por la curiosidad, que rompe las cadenas, que quiere indagar, que reflexiona, que construye su propia visión del mundo, que busca la verdad superando las sombras; ese es el filósofo.
Platón explica mediante el «Mito de la caverna» que los humanos solo vemos apariencias (las sombras en la pared), pero en la búsqueda de la verdad podemos ascender a los objetos que causan esas sombras (ideas) y luego querremos salir de la caverna hasta contemplar el Bien, la mayor de las ideas. Tras contemplar la verdad querremos volver a la caverna para inducir a la verdad a los que aún solo ven apariencias.
Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=pn4bkO53Z7Q
El conocimiento
Platón pensaba que todas las ideas fueron adquiridas por el alma antes de su nacimiento cuando vivía en el Hiperuranio. Allí el alma humana contempló las ideas y las grabó en su mente.
Cuando el alma se unió al cuerpo, olvidó esas ideas (conocimiento). El rol de las sensaciones es hacer que el alma recuerde esas ideas mediante la experiencia de los objetos particulares. A este proceso lo conocemos como reminiscencia.
El entusiasmo por la ciencia y la belleza serían muestras de que el fin del alma es elevarse al mundo de las ideas, pero si la persona se entrega a la sensualidad, el alma pasará a cuerpos inferiores hasta purificarse.
(Fuente: Castro Cevallos, Biron. Filosofía 1 BGU. EDB, 2016)
EJERCICIO:
1. Redacta un ensayo corto sobre la relevancia del Mito de la Caverna en el mundo actual.
2. Crea una infografía o un meme filosófico que explique el Mito de la Caverna de forma accesible para redes sociales.
Semana 8: Integración curricular
LAS TECNOLOGÍAS DE LAS COMUNICACIONES Y LA FILOSOFÍA
En la encrucijada de un mundo cada vez más digitalizado, la filosofía emerge no como un vestigio del pasado, sino como una herramienta esencial para comprender y dar sentido a la vertiginosa transformación tecnológica que estamos experimentando. La filosofía, lejos de ser una disciplina abstracta y alejada de la realidad, se presenta como una brújula indispensable para orientarnos en el complejo «infomundo». Este nuevo entorno, moldeado por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), desafía nuestras concepciones tradicionales de espacio, tiempo, relación y conocimiento, exigiendo una reflexión profunda y crítica que solo la filosofía puede proporcionar.
Uno de los principales aportes de la filosofía en la era tecnológica es su capacidad para fomentar el pensamiento crítico y la reflexión ética. En un mundo inundado de información, donde las noticias falsas y los filtros burbuja amenazan con distorsionar nuestra percepción de la realidad, la filosofía nos dota de las herramientas necesarias para discernir, analizar y cuestionar la información que recibimos. Nos invita a no aceptar todo lo que vemos en internet como verdad absoluta, sino a examinar las fuentes, evaluar los argumentos y formar nuestras propias opiniones. Esta capacidad de pensamiento crítico es fundamental para resistir la manipulación y promover un debate de calidad en la democracia digital.
Además, la filosofía nos ayuda a reflexionar sobre las implicaciones éticas del desarrollo y uso de las tecnologías. A medida que la inteligencia artificial, la robótica y otras tecnologías avanzadas se integran cada vez más en nuestras vidas, es crucial establecer límites y principios que garanticen el respeto a la dignidad humana, la libertad y la justicia. La filosofía, con su larga tradición de reflexión sobre la moral y la ética, puede aportar valiosas perspectivas para guiar el desarrollo tecnológico de manera responsable y evitar consecuencias no deseadas.
Sin embargo, para cumplir este rol de manera efectiva, la filosofía debe superar el «prejuicio fisicalista» que ha dominado tradicionalmente la filosofía de la técnica. Este prejuicio concibe las técnicas como operaciones sobre objetos físicos, ignorando las particularidades de las TIC, que operan con información y símbolos. Para comprender plenamente el impacto de las TIC, es necesario adoptar un nuevo paradigma filosófico que reconozca la importancia de la información, las relaciones y las formas sociales.
En este sentido, es fundamental reconocer que las TIC transforman las relaciones sociales y crean un «tercer entorno» que modifica nuestras nociones de espacio, tiempo y relación. Este nuevo entorno, caracterizado por la interconexión global y la comunicación instantánea, presenta desafíos inéditos para la filosofía. Es necesario reflexionar sobre la naturaleza de la identidad, la comunidad y la democracia en este espacio virtual, así como sobre los riesgos de la alienación, la desinformación y la manipulación.
La filosofía también puede aportar valiosas perspectivas para la educación en la era digital. Los estudiantes de hoy en día se enfrentan a una sobrecarga de información y a una cultura del hiperenlace que dificulta la concentración y la reflexión profunda. Ante esta situación, es crucial fomentar la lectura crítica, la capacidad de análisis y la creatividad, en lugar de simplemente promover la memorización y la reproducción de información. La filosofía, con su énfasis en el pensamiento independiente y la argumentación rigurosa, puede ayudar a los estudiantes a desarrollar estas habilidades esenciales para navegar con éxito en el infomundo.
La filosofía no es un lujo, sino una necesidad en la era tecnológica. Su capacidad para fomentar el pensamiento crítico, la reflexión ética y la comprensión profunda de las transformaciones sociales la convierte en una herramienta indispensable para navegar con éxito en el infomundo y construir un futuro más justo, equitativo y humano. Al superar el prejuicio fisicalista y abrazar un nuevo paradigma filosófico que reconozca la importancia de la información y las relaciones, la filosofía puede guiarnos en este apasionante y desafiante viaje hacia el futuro.
EJERCICIO:
1. Elabora un mapa conceptual sobre la relación entre información y poder. Si lo deseas, puedes valerte de alguna herramienta digital para presentarlo.
2. Con otros dos compañeros, crea un breve videopodcast sobre el tema «La verdad en la era digital». Para ello, investiga sobre noticias falsas y algoritmos de información. Presenta los resultados de lo que investigaste, junto con tu opinión argumentada y la de tus compañeros. Allí deberán argumentar filosóficamente sobre la verdad y la información digital. Envía el archivo al correo del docente: juanandres.alzate@iemanueluribeangel.edu.co
Semana 6: La opinión y la verdad
LA OPINIÓN
Según el filósofo argentino Vicente Fatone, “Todo juicio es verdadero o falso por alguna razón. Un juicio tenido por verdadero, pero fundado en razones que se reconocen como insuficientes, es una opinión. El juicio no deja por ello de ser verdadero o falso, pues todo juicio es necesariamente, verdadero o falso”.
En el habla cotidiana, se tienen por sinónimos ‘opinión’ y ‘parecer’. Desde este punto de vista, entonces, es lo mismo decir “yo opino” que “a mí me parece”. Ya el filósofo Parménides Grecia (520 a.C.) hizo una distinción entre opinión y conocimiento, haciendo corresponder esos términos con el ‘parecer’ y el ‘ser’ de las cosas. Para Parménides, existen dos formas de conocimiento: una basada en los datos de los sentidos y la otra basada en la razón. La vía de la opinión se sustenta en los datos sensibles, procedentes de un mundo en devenir (es decir, de aquello que surge y pasa, o cambia); por tanto, la opinión no constituye un verdadero conocimiento. Para Parménides, la opinión siempre es falsa, pues tiene por objeto precisamente lo que las cosas ‘parecen ser’, no lo que son.
Para este filósofo, el conocimiento es conocimiento del ser, y el ser es inmutable y eterno; para llegar al verdadero conocimiento, debemos tomar, entonces, la vía de la razón, pues esta se basa en el ser. Al decir que el ser es inmutable, el verdadero conocimiento también sería inmutable; es decir, el verdadero saber no está sometido a la relatividad de lo sensible.
En cambio, los filósofos sofistas, quienes eran muy críticos, expresaron que el conocimiento no puede existir como absoluto, pues está sometido a la relatividad de la sensación) que es una importante fuente de conocimiento); por lo tanto, si prescindimos de la sensación, prescindimos del conocimiento. Así, para los sofistas, existe una mutabilidad del ser; lo único inmutable, para ellos, es el espíritu.
Para Platón, la opinión no es un error; más bien la opinión ocupa una posición intermedia para llegar al conocimiento desde la nada. Así, la opinión está entre la verdad y la falsedad, entre el ser y el no ser. La opinión es un conocimiento vago de lo superficial, de lo aparente, de lo transitorio; en cambio, la ciencia es el conocimiento es el conocimiento de la esencia, de lo inmutable, de lo eterno.
Según Aristóteles, la opinión es conocimiento probable; mientras la ciencia es necesariamente conocimiento. Pero ese conocimiento probable es punto de partida para llegar a la verdad.
¿QUÉ ES LA VERDAD?
Según Ortega Gasset, la verdad es un necesidad ineludible del hombre, sin ella no es posible vivir. Perdidos en el error solamente daríamos pasos en falso, viviríamos hundidos en el fracaso, y el fracaso equivaldría a una muerte pronta.
Pero sin el ser humano tampoco existiría la verdad: ¿dónde existiría?, ¿qué limites se podrían establecer entre aquella y el error? Por tanto, la relación “hombre–verdad” es algo recíproco.
En este mismo sentido, el hombre puede definirse como el ser que necesita absolutamente de la verdad. Ni siquiera el escéptico puede renunciar a ella, sino que la pone en tan alto lugar, que duda de poder alcanzarla alguna vez, y por esa razón se abstiene de pronunciar alguna opinión.
La verdad es entendida por los antiguos griegos como “aletheia” y puede traducirse como "averiguación", porque ella no es un regalo o un don, sino algo que buscamos con afán porque la necesitamos, y hacia ella enfocamos nuestra capacidad de conocer.
Ya que "pensar es pensar la verdad", y porque el error no es la función normal del pensamiento, hemos de recordar que el acto de conocer siempre implica la relación entre dos polos: el objeto que es conocido y el sujeto que conoce. Ahora bien, ¿en cuál de los dos polos debemos situar la definición de verdad?
La verdad se encuentra en el centro de la relación sujeto-representación-objeto. Dependiendo de cómo entendamos esta relación, tendremos distintos enfoques sobre la verdad: como correspondencia, como evidencia, como coherencia, o como éxito.
"Una filosofía no puede ser un error absoluto porque este es imposible. Aquel error, pues, ya contiene algo de verdad, se constituye en algo que debía ser detectado tan pronto como surja una verdad. Esto patentiza que el error tenía algo de verdad cuando la suplantaba… no era error porque no fuese verdad, sino porque era una verdad insuficiente… Esas verdades insuficientes o parciales son experiencias de pensamientos que, en torno a la realidad, es preciso hacer. Cada una de ellas es una 'vía' o 'camino' por el cual se recorre un trecho de la verdad y se contempla uno de sus lados. Pero llega un punto en que por ese camino no se puede llegar a más, y entonces hay que "superarlas" hay que absorberlas en otras más complejas. Es lo que Hegel denomina ‘aufhebung’: "Lo absorbido desaparece en lo absorbente y, por lo mismo, a la vez que abolido, es conservado…"
(José Ortega y Gasset. Origen y epílogo de la filosofía. O.C. IX, pags. 358-360).
¿EN QUÉ CONSISTE LA VERDAD?
En el apartado anterior hemos dicho que existen distintos enfoques sobre la verdad, ahora examinemos cada uno de ellos:
• La verdad como adecuación entre las representaciones y los objetos: Según este enfoque, la verdad consistiría en la “correspondencia” entre lo que expresamos y la realidad. Esto significa que un juicio, un enunciado, una proposición, es verdadera siempre y cuando se ajuste a los hechos, siempre y cuando describa coherentemente. En caso contrario, ese enunciado sería falso, estaríamos ante un error.
• La verdad como coherencia de las representaciones: Esta es la concepción de filósofos como Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. A diferencia del anterior, este enfoque presupone la existencia de una realidad objetiva en la que no interviene el sujeto; nuestros enunciados serían verdaderos cuando se ajustan fielmente a lo que la realidad es. Por ejemplo: el enunciado “mi escritorio es negro” será verdadero cuando el escritorio exista como tal, objetivamente; aquí no se toma en cuenta que el color negro, no es tanto una propiedad del objeto, sino una elaboración de mi intelecto gracias a las condiciones del escritorio y a mi estructura óptica y mental.
• La verdad como evidencia: Según Descartes (Francia, 1596 - 1650), nosotros estamos ante la verdad cuando captamos la realidad de manera clara y perfectamente distinguible. Descartes entiende la claridad como una propiedad que permite que un objeto sea captado fácilmente por una mente atenta, y entiende la distinción como aquello que nos permite diferenciar fácilmente a un objeto de todos aquellos que le puedan parecerse. Por ejemplo, yo estoy en la verdad cuando, teniendo en frente a dos animales, puedo decir con total seguridad cuál es un cerdo y cuál un jabalí; si estoy a mucha distancia de ellos no podría decir lo mismo; en este caso ya no hay claridad y distinción.
• La verdad como éxito: Este enfoque asocia la verdad con la utilidad práctica. En tal sentido, cualquier enunciado será verdadero o falso dependiendo de si contribuye o no en la vida práctica. En este caso, la verdad no se relaciona especialmente con el sujeto, las representaciones o los objetos, sino con la incidencia social, política o económica de nuestros conocimientos. Por ejemplo, una teoría sobre el SIDA es verdadera si, aplicando dicha teoría, podemos curar la enfermedad. El pensamiento “Dios existe” no es en sí mismo ni verdadero ni falso; si contribuye a que los hombres vivamos la paz, la solidaridad, la justicia, entonces es verdadero.
EJERCICIO
1. Elabora una tabla comparativa en torno a los conceptos de verdad y de opinión en los filósofos Parménides, Platón y Aristóteles.
2. ¿En qué sentido se puede afirmar, según el texto de Ortega y Gasset, que el error es una forma de verdad?
3. ¿Por qué la verdad es una necesidad?
4. Realiza un esquema en el que se sinteticen los distintos enfoques sobre la verdad.
Semana 5: Apariencia y realidad
La confusión entre lo que es y lo que parece ser es muy frecuente en nuestra vida cotidiana: a menudo nos quedamos perplejos ante algo que nos parecía real y que descubrimos como pura apariencia. Entonces es posible que nos formulemos una pregunta básica de la ontología: ¿qué es la realidad y cómo podemos distinguirla de la apariencia? En últimas, ¿cómo podemos saber que la información que extraemos del mundo no es una mera apariencia?
La distinción entre realidad y apariencia puede ser articulada en virtud de las dos primeras maneras de entender la noción de realidad que introdujimos anteriormente. En la noción de existencia, la realidad sería lo que existe realmente, mientras que lo aparente sería lo que simplemente aparenta existir. Por ejemplo, pensemos en la distinción entre un oasis en el desierto y el espejismo de un oasis en el desierto. El espejismo del oasis simplemente aparenta existir, mientras que el oasis existe. El espejismo solo existe como una representación en la mente de un sujeto. Entonces, el espejismo es una ilusión solo si se considera por fuera de la mente, es decir, externamente hablando.
En el contexto de legítimo, lo real sería lo legítimo, mientras que lo aparente sería lo que aparenta ser legítimo. Recordemos el ejemplo en el que suponíamos la existencia de un billete legítimo y de uno falso que son idénticos en todas sus propiedades menos en una: solo uno de ellos fue fabricado por el banco emisor. En este caso, el billete falso aparentaría ser legítimo, aunque no lo es.
Es evidente que una buena concepción de la diferencia entre apariencia y realidad debe darnos criterios para distinguir las cosas que realmente existen de las que solo parecen existir. Analicemos tal distinción en uno de los casos que pueden ser más fáciles de estudiar: la existencia de entidades del mundo natural, es decir, entidades cuya existencia se puede reconocer a través de la percepción. Sobre la existencia de las entidades del mundo natural existen dos casos interesantes que nos ilustran los problemas de distinguir entre apariencia y realidad: la ilusión y la alucinación.
Una ilusión se define como una experiencia distorsionada del estado de las cosas. Las ilusiones nos presentan un buen caso para entender la distinción entre apariencia y realidad: hay unos objetos o entidades que son de cierta manera y que, en la experiencia, se presentan de manera diferente. Por ejemplo, si un triángulo rojo se muestra en la experiencia como un triángulo azul, podemos inferir que esa es una ilusión acerca del color pero no de la forma. En la ilusión, se presentan características de un objeto que realmente no son propias del objeto mismo.
Los casos de ilusiones que más suscitan interrogantes y problemas a la relación entre apariencia y realidad son los de las ilusiones verídicas, tema que ha llamado mucho la atención en la filosofía contemporánea. Una ilusión verídica es un caso en el que la experiencia presenta a un objeto teniendo las propiedades P y Q, cuando en efecto en el ambiente hay una cosa que cuenta con las características P y Q, pero en la que tal experiencia es realmente causada por unas propiedades R y S, teniendo en cuenta que R y S son propiedades diferentes a P y Q.
Un ejemplo de ilusión verídica puede ser el siguiente: supongamos que una persona abre los ojos y ve un cuadrado verde a su derecha. El ser verde y estar a la derecha son, respectivamente, las propiedades P y Q presentadas en esta experiencia particular. Ahora, supongamos que la persona está mirando un espejo que ha sido recubierto con una película traslúcida de color amarillo, por ejemplo, un papel celofán, en el que se está reflejando un cuadrado azul que se mostraría a la izquierda si estuviera dentro de su campo visual. El ser azul y estar a la izquierda son, respectivamente, las propiedades R y S. Además, para que el ejemplo funcione bien, supongamos que la persona no está en la capacidad de detectar que hay un espejo en frente suyo y que, por ende, piensa que lo que está viendo no es un reflejo en un espejo sino una percepción directa de un cuadrado verde. La persona percibe el objeto como verde en tanto es algo azul reflejado en una superficie amarilla y estando a la derecha dentro de su campo visual gracias a que es un reflejo, y por lo tanto, invertido, en un espejo. Ahora, supongamos que detrás del espejo, y por ende, fuera del alcance de su percepción visual, hay un cuadrado verde que, en caso de estar en su campo visual, se presentaría como si estuviera a la derecha.
Tenemos así un ejemplo de una ilusión verídica porque la experiencia de la persona de un cuadrado verde que está a la derecha es causada por un cuadrado azul que se presenta como si estuviera a la izquierda y si la persona emitiera la oración hay un cuadrado verde a la derecha dentro de mi campo visual, que es una oración que describe satisfactoriamente su experiencia, sería una oración verdadera, puesto que es cierto que en frente suyo hay un cuadrado verde que se presentaría como si estuviera a la derecha si estuviera dentro de su campo visual. Por ende, su experiencia debería considerarse como verídica aunque es una ilusión.
La pregunta interesante que han notado diversos autores contemporáneos que surge aquí es la siguiente: ¿la ilusión verídica hace que la distinción entre apariencia y realidad se difuminen? En la ilusión verídica tenemos una experiencia que presenta las cosas de manera diferente a como son los hechos que la causaron y, por ende, parecería ser adecuado considerarla como una experiencia que muestra una apariencia de la realidad pero que, por una feliz coincidencia, logra describir con verdad un estado del mundo y, por lo tanto, debería considerarse como realidad. Queda abierta la pregunta de si es posible, de todas maneras, seguir explicando las ilusiones verídicas en el marco de la distinción entre apariencia y realidad.
Otro caso interesante para analizar la distinción entre apariencia y realidad es el de la alucinación. Mientras que una ilusión es una experiencia que presenta de manera inadecuada el estado de los objetos, una alucinación es una experiencia que no tiene ninguna causa externa. Desde su misma definición, la alucinación es un ejemplo perfecto de una experiencia que nos muestra una mera apariencia. Sin embargo, al igual que pasaba con la ilusión verídica, es posible construir ejemplos de alucinaciones verídicas que presentan problemas al intentar dilucidar la distinción entre apariencia y realidad.
Supongamos que una persona está enferma con una fiebre muy alta y que, gracias a que la fiebre le causa unas alteraciones en el funcionamiento normal de su cerebro, tiene una serie de alucinaciones. Esto quiere decir que sus experiencias no son causadas por estados externos del mundo sino por unas ciertas reacciones que suceden en su cerebro. Supongamos que tal estado febril causa que la persona tenga una experiencia en la que se le presenta a sí mismo como si estuviera acostado en una camilla de lo que parece ser un hospital, con una bata y un catéter conectado a su brazo. Todo esto es simplemente una alucinación producida por su fiebre aunque, en efecto, su estado de salud tan grave ha llevado a que esté en ese momento internado en un hospital, acostado en una camilla, cubierto con una bata y con uno de sus brazos conectado a un catéter. De todas maneras, su experiencia cuenta como una alucinación, dado que el estado del mundo en el que se encuentra no está causando tal experiencia.
La oración estoy acostado en una camilla de lo que parece ser un hospital, con una bata y un catéter conectado a mi brazo es verdadera en tanto hay un estado del mundo que la verifica. Por lo tanto, dado que su experiencia se describe satisfactoriamente, es verídica aunque la impresión haya sido causada por una alucinación y no por los sentidos.
Una vez más, parece importante analizar si los casos de alucinación verídica socavan o no la distinción entre apariencia y realidad. Como las alucinaciones verídicas son un ejemplo de una experiencia alucinatoria, deberían considerarse como apariencias pero, como son verídicas, deberían ser tomadas como reales.
Hasta el momento se ha analizado la distinción entre apariencia y realidad en casos en los que tal distinción parece poderse articular a partir de la experiencia, es decir, relativa a la existencia de entidades y propiedades constatables mediante la percepción. Por ende, se hace necesario preguntarse acerca de cómo se da esa distinción sobre entidades y propiedades que no se pueden probar de manera sensible. Para darle sentido a una distinción entre apariencia y realidad, es necesario considerar la posibilidad de un error: alguna cosa existe de una manera cuando en realidad no existe o existe de otra manera. Entonces, es importante preguntarse si es posible equivocarse acerca de las entidades y propiedades no–sensibles y de qué tipo pueden ser esos errores, puesto que parecen ser diferentes a los errores relativos a las cosas sensibles. Recordemos que los casos importantes en los que se da la distinción entre apariencia y realidad no son casos en los que uno se equivoca sin más en captar la realidad de las cosas, sino en los que las cosas se presentan ellas mismas de una manera que no se adecúa a la realidad. Así, surge el siguiente interrogante: ¿es posible que una cosa se presente, por ejemplo, como si fuera divisible entre 3 de una manera que nos pueda inducir a error?
La reflexión entre realidad y apariencia nos lleva a preguntarnos por el tipo de justificación necesaria para demostrar algo como real en vez de aparente. ¿Es la experiencia suficiente para garantizar que algo sea real y no una mera apariencia? Aunque es una herramienta útil para conocer, las ilusiones y las alucinaciones podrían servir para responder negativamente a tal pregunta. Entonces, es necesario reflexionar acerca de qué justificación podría contar como suficiente para mostrar que algo es real.
EJERCICIO
1. Lee el siguiente texto. Luego, responde las preguntas.
Antes de proseguir adelante, bueno será, por el momento, considerar lo que hemos descubierto hasta aquí. Nos hemos percatado de que si tomamos un objeto cualquiera, de la clase que suponemos conocer por los sentidos, lo que los sentidos nos dicen inmediatamente no es la verdad acerca del objeto tal como es aparte de nosotros, sino solamente la verdad sobre ciertos datos de los sentidos, que, por lo que podemos juzgar, dependen de las relaciones entre nosotros y el objeto. Así, lo que vemos y tocamos directamente es simplemente una apariencia, que creemos ser el signo de una realidad que está tras ella. Pero si la realidad no es lo que aparenta, ¿tenemos algún medio de conocer si en efecto existe una realidad? Y en caso afirmativo, ¿tenemos algún medio para descubrir en qué consiste?
(Bertrand Russell, Los problemas de la filosofía).
a. ¿Por qué lo que vemos y tocamos es, según Russell, una apariencia?
b. ¿Qué relación existe entre realidad y verdad?
c. Si el único medio que tenemos para conocer las cosas son los sentidos, ¿es posible conocer fielmente la realidad?
2. Escribe un texto argumentativo de media página sobre el siguiente tema: ¿En qué medida la inteligencia artificial y la realidad virtual son simples apariencias? ¿Cómo se relacionan con el problema de la apariencia y la realidad?
Semana 4: Metafísica y ontología
Mi lugar en el mundo
Nuestros antepasados intelectuales, los griegos, llamaron “cosmos” (orden) al conjunto de lo existente. Y es que, ciertamente, parece como si el conjunto de los astros y los planteas siguieran una especie de coreografía y, si nosotros estamos dentro de esa danza, nosotros debemos ser parte de dicho orden y nuestro planeta, e incluso nosotros mismos, debemos obedecer a ese mismo orden. Cualquiera puede observar que todo va cambiando con el tiempo, así como la luna muestra sus fases con puntual precisión, así los hombres nacemos y envejecemos. Con la diferencia de que nosotros dejaremos de ser algún día, mientras que los cuerpos celestes siguen repitiendo sus ciclos eternamente.
Haber descubierto ese “orden” en el cosmos los llevó a la conclusión de que el mundo (el cosmos, la naturaleza) se puede conocer: y lo podemos conocer precisamente porque somos parte de él y, sobre todo, porque tenemos el privilegio de tener razón y conciencia.
Desde siempre existieron distintas formas de explicar tanto el origen como el funcionamiento del cosmos. Para la mayoría de civilizaciones antiguas nosotros éramos el centro del universo, pues eso es “lo que se ve”. En efecto, desde nuestra perspectiva parece como si todo girara alrededor de la tierra. A esto se llama “geocentrismo”. Pero las preguntas no se satisfacen con eso, en algún momento habrá quien se pregunte ¿de qué están hechas las estrellas?, ¿por qué la luna no se cae del cielo?
Hubo alguien que trató de dar respuesta a esos interrogantes. Fue Aristóteles, en el siglo V antes de nuestra era. Él había propuesto que así como las cosas más densas (pesadas) tienden a ir al fondo (como la arena en un estanque con agua), del mismo modo los cuerpos más pesados se ven atraídos a la Tierra, mientas que los más livianos (como el aire o el fuego) tienden a ir hacia arriba. Según esto, las estrellas, la Luna y los planetas deberían estar hechos de algo más liviano que el aire o el fuego. A esta sustancia hipotética Aristóteles la llamó “éter”.
Nunca nadie pudo probar que existiera el éter, pero fue la mejor explicación que tuvimos hasta que poco más de mil años después, en el siglo XVIII, Isaac Newton descubrió que en realidad es la gravedad la que mantiene esa danza cósmica y la que impide que los astros “caigan” hacia nosotros.
Pero volvamos a la antigüedad. El modelo geocéntrico intentaba satisfacer la pregunta por los movimientos de los cuerpos celestes, pero no respondía a la explicación de la forma de nuestro mundo (la Tierra). En la mitología hebrea la Tierra es plana cubierta por una especie de domo de cristal del que están pegadas las estrellas. Igual sucedía con otras mitologías de la Edad de Bronce.
Por su parte, los griegos “sabían” que la tierra es redonda. ¿Cómo llegaron a este descubrimiento? Pues llegaron a él haciendo algo que pocos practican: observando. De entrada los griegos ya sospechaban desde hacía mucho que la tierra es redonda pues, como navegantes que eran, siempre observaban que los barcos al llegar al horizonte iban desapareciendo como si “bajaran” tras el horizonte. Además, también habían observado la sombra curva de la tierra sobre la Luna durante los eclipses solares. Se dice que un filósofo llamado Eratóstenes fue quien tuvo la idea para medir esa curvatura. Él descubrió que el mismo día del año el sol proyectaba dos sombras diferentes a la misma hora en dos ciudades distintas (Siena y Alejandría). Mientras que en alejandría los objetos proyectaban sombra, en Siena no lo hacían (lo que indicaba que en esa ciudad la posición relativa del Sol era perfectamente perpendicular.
Eratóstenes mandó medir con ayuda de un ejército la distancia entre las dos ciudades. Luego, calculando con ayuda de las matemáticas el ángulo formado entre las dos ciudades, completó imaginariamente el resto de la circunferencia, dando con mucha precisión el diámetro de nuestro planeta.
Aún nos falta saber cómo descubrimos que el centro es el sol y no la Tierra, pero eso es tema de otra lección. Por ahora, bástneos saber que gracias a personas como Aristóteles y Eratóstenes fuimos descubriendo la estructura de nuestro universo. Ellos nos enseñaron que el cosmos está lleno de tesoros ocultos que, si somos curiosos y observadores, podremos descubrir para provecho de nuestra especie.
Metafísica y ontología
Una de las definiciones más importantes de metafísica en la tradición filosófica es la que se encuentra en la Metafísica de Aristóteles: "la ciencia del ser en tanto que es". De manera más específica, la metafísica es el estudio de las cosas que existen, pero no desde sus particularidades sino desde sus rasgos universales.
Las cosas tienen diferentes tipos de propiedades que las definen y que permiten categorizarlas: las propiedades que tienen en común las sandías con las hamburguesas nos permiten clasificarlas como comidas, mientras que las propiedades que tienen en común las sandías con las ranas nos permiten agruparlas como verdes. Una vez definida una categoría, existe la posibilidad de estudiar las propiedades particulares que tienen las cosas que la conforman. La metafísica o, más exactamente, la ontología, es la disciplina que estudia las cosas categorizadas simplemente como existentes, sin tener en cuenta ninguna de las características particulares que puedan tener.
La pregunta por el ser es el problema fundamental de la metafísica y, más concretamente, de la ontología. El ser no es un objeto cualquiera que podamos percibir empíricamente sino que está en el ámbito de la razón y del pensamiento.
Para entender más claramente la noción de ser, es necesario distinguir entre ser y ente, problema propio de la ontología. Los objetos sensibles (el hombre, los mares, los planetas), así como los imaginarios (las figuras geométricas, matemáticas y los seres fantásticos), son entes y el ser es una clasificación que está por encima de ellos. Es aquello en lo que queda reunido y contenido todo cuanto es. De esta manera, la metafísica es la disciplina que se encarga de determinar las condiciones que tienen las cosas para ser existentes.
En torno al problema del ser se han generado muchas discusiones filosóficas, todas bajo el presupuesto de la diferencia ontológica, que es la distinción entre ser y ente. Un enorme interrogante ontológico es la pregunta sobre si el ser es uno o si es múltiple. Como el ser es aquello de lo que todos los entes toman su entidad, y que subsiste por sí solo como algo general, parece que merece el atributo de la unidad. Sin embargo, teniendo en cuenta que el ser contiene dentro de sí la gran cantidad de entes particulares, también se podría argumentar que tiene una naturaleza múltiple.
La realidad
Hemos dicho que se denomina ontología al estudio que se pregunta por lo común y universal de todo lo existente. Existen distintos conceptos para expresar lo que todas las cosas tienen en común y uno de ellos es el ser. Actualmente, diversos filósofos han propuesto metafísicas alternativas en las que no se utiliza el concepto de ser sino de otros como el haber, el estar o la propia noción de realidad.
Hay al menos tres sentidos importantes que se le pueden dar a la noción de realidad. En primer lugar, realidad se puede entender en términos de existencia. Si la realidad se define como el conjunto de todo lo existente, la pregunta crucial sería: ¿cuáles son las condiciones para que algo exista y se considere como real? Una manera de justificar la existencia de una cosa sería comprobar que hace parte de una especie de inventario del mundo. El problema es que no tenemos la capacidad de detectar todas las cosas que existen en el mundo. Por ejemplo, hasta hace muy poco somos capaces de poner en nuestro inventario cosas como los electrones o los quarks. Además, no tenemos una manera clara de hacer un inventario de cosas no sensibles, como los números o los conceptos, que se pueden considerar existentes.
En segundo lugar, la noción de realidad puede entenderse en términos de legítimo. Lo real es lo legítimo, lo correcto, en un sentido general, lo verdadero, mientras que lo irreal es lo falso, lo ilegítimo, lo incorrecto. Pensemos en el caso de un cuadro original y un cuadro falsificado. Ambos existen, pero la diferencia entre ellos es que consideramos que uno tiene una cierta propiedad que el otro no: uno es legítimo y el otro, falso. Necesitaríamos, entonces, un criterio para distinguir lo legítimo de lo ilegítimo.
Hay casos en los que tal distinción depende de una mera convención. Supongamos que tenemos un billete falso fabricado con tal buena calidad que es cualitativamente idéntico a un billete legítimo. Lo seguiríamos considerando falso puesto que nuestra noción de billete legítimo no depende tanto de sus propiedades sino de una convención social que afirma que los billetes legítimos son los que fabrica el banco emisor.
Hay otros casos en los que la convención social no es suficiente para considerar algo como legítimo. Por ejemplo, tomemos un objeto y el holograma de tal objeto. En este caso, la legitimidad del objeto no depende de una convención social sino de las propiedades que posee. De esta manera, necesitaríamos criterios precisos que, dentro de las propiedades, nos permitan distinguir cuándo las cosas son legítimas y cuándo no lo son.
Por último, la noción de realidad puede entenderse en términos de las modalidades necesario y posible. Por una parte, podemos hablar de una realidad posible o contingente, es decir, algo que existe de la manera en la que existe pero que bien podría haber existido de una manera diferente, es decir, no haber existido. Desde este punto de vista, hay seres reales posibles en la medida en que existen pero que hubieran podido no haber existido. Por ejemplo, aunque la existencia de cada uno de nosotros se da, pudo no haberse dado si, por ejemplo, nuestros padres no se hubieran conocido o si el mundo se hubiera acabado antes de nuestro nacimiento. Esta concepción de la realidad dirige las interrogantes hacia la causa de la existencia de los seres reales posibles.
EJERCICIO:
Responde:
1. ¿Por qué se puede afirmar que los hebreos “creían” que la tierra es plana, mientras que los griegos “sabían” que es redonda?
2. Argumenta aplicando lo visto: Para ti, ¿los números son reales o solo una abstracción? Usa tus propios argumentos.
3. Redacta una argumentación de media página en la que expliques: ¿para ti, qué hace que algo sea real?
Semana 3: La cosmología y el sentido del mundo
COSMOLOGÍA MÍTICA
La palabra mito suele utilizarse hoy en día en sentido despectivo. Llamamos mito a cosas de las que queremos decir que no son ciertas, de las que no se tiene prueba o que consideramos pseudocientíficas. Sin embargo, el estatus de la palabra mito es diferente si se analiza desde una perspectiva etimológica o histórica. Etimológicamente, la palabra griega mythos significa simplemente "historia". Históricamente, los mitos son narraciones con la función de ofrecer una explicación sobre el origen de algo. Hay mitos que explican el origen de los dioses, del hombre, de ciertas costumbres, de algunas instituciones y aun del universo mismo, siendo estos últimos los mitos de naturaleza cosmogónica.
Existe una gran cantidad de mitos cosmogónicos, como el Popol Vuh maya o el mito africano de Aido-Hwedo. En los mitos cosmogónicos, de manera análoga a como se hace en cualquier tipo de mito, se narra una historia encarnada por personajes fantásticos, algunas veces antropomorfos, que juegan un rol en la creación del universo. Por ejemplo, en el mito de Aido-Hwedo, una serpiente con tal nombre es la primera cosa creada y lleva al creador en su boca para que cree todas las demás cosas del universo; luego, pasa a servir como estructura fundamental sobre la que reposa el peso del mundo.
Según estudios ofrecidos por Claude Lévi-Strauss (1908-2009), un mito cosmogónico es una narración que explica el origen del universo, utilizando los recursos estructurales y literarios del mito. Una pregunta fundamental acerca de tales mitos es qué elemento hace que no sean un simple cuento sobre el origen del mundo sino una teoría sobre tal fenómeno. El elemento que le otorga al mito cosmogónico su fuerza explicativa no parece hacer parte del mito, puesto que un mismo texto puede ser tomado tanto como una explicación del origen del universo como un cuento perteneciente al dominio de la ficción. Supongamos que un extraterrestre llega a una biblioteca terrestre y empieza a leer el Popol Vuh. Es totalmente concebible que el extraterrestre considere tanto que el libro es una historia ficticia como que lo tome como un documento cosmogónico de la humanidad.
Así, lo que le da al mito su fuerza explicativa es simplemente la actitud con que lo tome una cierta comunidad de personas. Las razones que llevan a una comunidad a adoptar un mito cosmogónico son variadas, por ejemplo, la coherencia que guarda con el resto de sus creencias. Sin embargo, tal vez la razón más importante es que no cuente con una explicación cosmológica más sofisticada. Los mitos solo pueden considerarse cosmológicos cuando no cuentan con explicaciones que se adecúan a criterios de racionalidad y justificación, como la evidencia empírica o el uso de la explicación más sencilla.
Independientemente de que los mitos no se adecúen a ciertos criterios de racionalidad y justificación, que pueden parecer necesarios en una explicación, lo que puede considerarse una crítica externa a la cosmología mítica, es posible encontrar también una cierta crítica interna que debe considerarse.
La intención que se tiene al adoptar un mito como una teoría cosmológica es claramente encontrar en él una explicación del origen del universo. La mayoría de los mitos buscan explicar tal origen mediante la postulación de una fuerza creadora, a partir de la cual se genera la existencia de todo lo demás. Ahora bien, si tal fuerza creadora se concibe, como en efecto se hace, como algo existente, su origen debe ser también explicado dentro de una teoría cosmológica. Sin embargo, este parece ser un vacío explicativo de los mitos cosmogónicos, puesto que explican el origen del universo a partir de su relación con una fuerza creadora pero fallan en explicar el origen de la fuerza creadora misma. Evidentemente, explicar el origen de tal fuerza creadora postulando otra fuerza creadora de mayor jerarquía no soluciona el problema.
COSMOLOGÍA FILOSÓFICA
El debate cosmológico en filosofía está marcado por la pregunta sobre qué cuenta como una explicación correcta del origen del universo. Dos modelos de explicación parecen ser los más plausibles. El primero postula que existe un tipo de entidad (E) sobre el que se pueden aplicar unas ciertas leyes (L) y, como resultado, se originan ciertas entidades (Ep E2, etc.). Este es el tipo de explicación que ofrece la teoría de la evolución: se postulan unas ciertas estructuras celulares básicas sobre las que se aplican determinadas leyes, por ejemplo, la selección natural, lo que permite construir explicaciones sobre el origen de otras estructuras celulares.
El segundo modelo busca dar cuenta del origen de una cosa (X) a partir de ciertas transformaciones de un estado de cosas (no-X). Uno de los mejores ejemplos de este tipo de explicación es el modelo del origen de la vida de Aleksandr Oparin (1894-1980). Según Oparin, los seres orgánicos primitivos se originaron a partir de una suerte de relaciones químicas que se dieron sobre algunos materiales inorgánicos, como el oxígeno o el agua.
Solo el segundo modelo ofrece verdaderas explicaciones sobre el origen de algo. Sin embargo, este tipo de modelo también acarrea algunos problemas: una vez se tiene una explicación del origen de X desde un estado no-X, es necesario tener otra explicación para el origen de no-X desde un estado diferente de X y de no-X, lo que nos sume dentro de una sucesión infinita.
Los filósofos presocráticos propusieron el arché para hacer frente a este problema. El arché, o primer principio, era concebido como una entidad o fuerza que no necesitaba de ninguna otra cosa para existir y, por ende, no era necesario una explicación de su origen. Para Tales de Mileto, el arché es el agua; para Anaximandro, lo indeterminado; y para Pitágoras, el número.
Pero no parece haber una diferencia sustancial entre este tipo de cosmologías y las cosmogonías míticas: hay algo que simplemente existe, que nos sirve como punto de partida para explicar la existencia de todo lo demás. De todas maneras, la cosmología presocrática posee diferencias fundamentales de naturaleza epistemológica que la distancian de la cosmología mítica: las explicaciones presocráticas se basaban en justificaciones de naturaleza empírica o lógica más que en justificaciones culturales, como parece suceder con los mitos.
Otra estrategia puramente lógica para solucionar este tipo de problema se encuentra en la filosofía aristotélica. Para Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.), el movimiento es la fuerza fundamental del cambio en el mundo: la variedad del mundo está dada por el movimiento y eso supone un origen concebido como un motor inmóvil, un agente de movimiento que, a su vez, no es movido. Tal motor inmóvil no supone el primer principio desde el comienzo sino que lo postula como una condición lógica de otro fenómeno que puede ser fácilmente aceptado: el movimiento como fuerza fundamental de nuestra realidad.
Otro tipo de estrategia puede encontrarse en la filosofía natural, principalmente desarrollada por Galileo Galilei (1564-1642) e Isaac Newton (1642-1727). La filosofía natural trabaja sobre una concepción mecanicista del universo: todo fenómeno puede y debe ser explicado con relación a principios mecánicos, evitando principalmente la alusión a fuerzas intencionales, es decir, con voluntad propia. El principio fundamental de la existencia se concibe como el principio que permite las interacciones mecánicas de las cosas: la causalidad.
COSMOLOGÍA CIENTÍFICA
El argumento fundamental de la cosmología científica se basa en una interpretación de los términos universo o mundo, que aparecen en la definición de cosmología como sinónimos del término naturaleza y, por ende, como conceptos científicos, más que filosóficos. Esto implica que las preguntas cosmológicas deben ser estudiadas privilegiando los métodos empíricos y matemáticos de las ciencias naturales, sobre los métodos de análisis lógico y conceptual, propios de la filosofía.
El modelo cosmológico más aceptado en la ciencia se inspira en la teoría general de la relatividad de Einstein (1879-1955), cuyos principios pueden aplicarse al universo tomado como una entidad, dando como resultado una visión del universo como algo densamente lleno de materia. Los principios de la teoría de la relatividad fueron utilizados para crear la teoría del origen del universo del big bang.
Para ampliar: escucha este interesante podcast de Diana Uribe sobre algunas cosmogonías indígenas de Colombia.
https://youtu.be/p-U8HILucHk?si=toHSkNC0ZNnnvrl2
EJERCICIO
1. Lee el siguiente fragmento del Popol Vuh. Luego, repsonde las prguntas.
Ésta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz, De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en la tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxa-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.
–¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: –¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente, por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo:
–¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá!
–Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes del agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.
(Fragmento tomados de Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, traducidas del texto original con introducción y notas de Adrián Recinos, Colección Popular, núm. 11, FCE, México, 32ª reimp., 2005. Primera parte. Capítulo primero, pp. 23-25)
a. Identifica los elementos de la creación que aparecen en el texto y compáralos con los de otro mito cosmogónico (por ejemplo, la Teogonía de Hesíodo, el Génesis bíblico o una cosmogonía de otra cultura indígena).
b. ¿Cuáles son las similitudes y diferencias en la forma en que se concibe el origen del mundo?
c. ¿En qué se diferencia esta explicación de la que ofrece la ciencia?
2. Argumenta cuál de las cosmologías (mítica, filosófica o científica) ofrece la mejor explicación del origen del universo. Fundamenta tus argumentos con los conceptos estudiados en la clase.
3. Elabora un esquema donde compares las explicaciones cosmogónicas de los mitos, los presocráticos y la cosmología científica. En el esquema deberás destacar los principios clave de cada enfoque.