10 Mejores Consejos para una VIDA CON EXITO - Facundo Cabral
Rodolfo Enrique Cabral Camiñas (La Plata, Buenos Aires, 22 de mayo de 1937 - Guatemala, 9 de julio de 2011), de nombres artísticos Indio Gasparino —en sus comienzos— y luego Facundo Cabral, fue un cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino.
Su propuesta artística resulta difícil de encasillar. Aunque compuso canciones y algunas de éstas trascendieron a nivel hispanoamericano como "No soy de aquí ni soy de allá", su obra también consistía en contar historias con una estética que entremezclaba la crítica social, sátira, misticismo, anarquismo, optimismo y hedonismo.
En ellas citaba constantemente a Jesús, Atahualpa Yupanqui, Krishnamurti, Borges, Whitman y Teresa de Calcuta, entre otros. Al momento de definir su trabajo, Cabral aseguraba que en vez de trovador o un contador de historia, él representaba lo que en la Edad Media se conocía como juglar −artista ambulante que ofrecía su espectáculo (música, teatro, literatura o charlatanería) a cambio de dinero.
"Breaking rules", un cortometraje de Victor Claramunt
Una chica nueva llega a un internado de verano. Un lugar donde se dan cursos de protocolo y buenas maneras a chicas de diferentes edades. Al llegar allí, ya desde el discurso de bienvenida, se da cuenta que no todo tiene que ser ni tan aburrido como parece ni tan frio. Durante las diferentes noches en el internado las relaciones de amistad se convertirán en aventuras y las normas se irán rompiendo una tras otra.
"036": un cortometraje de Juanfer Andrés y Esteban Roel
Las trabas administrativas que hay que superar para obtener una simple licencia de autónomo...
Libertad y sinceridad: la visión sobre la realidad de un joven
Un joven (Jon Manteca -1967/1996) entrevistado por Jesús Quintero en un programa titulado "El perro verde".
Sergio del Molino: campo y ciudad (dos Españas desconfiadas)
Hay una fractura entre campo y ciudad en España, más profunda que la de cualquier otro país europeo. Miedo, desprecio y desconfianza separan la gente del campo de la que vive en los centros urbanos. Pero en esta fractura está también la oportunidad de crear nuevos caminos de comprensión y en definitiva un país más unido.
"Sinceridad" de Andrea Casaseca
Tras la comida, David tiene que confesar una noticia a sus padres.
Lo que todavía no sabe es el impacto que va a causar en ellos.
"La transición en la calle", de Alejandro Orduña.
La Transición no se inició con la muerte de Franco. El primer gobierno de la monarquía planteó un intento de continuar con la Dictadura bajo otras formas y fueron las miles de personas que salieron a la calle para pedir derechos sociales, laborales y ciudadanos los que desafiaron heroicamente al franquismo e iniciaron el camino hacia la democracia. "La transición en la calle" pertenece a la sexta edición de documentales científicos de la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza.
Rafael Amor: "El loco de la vía"
"El loco de la vía vivía en la vía por donde corría con monotonía el tren… a horario, con atraso, pero... todos los días. Tenía una casa barata, chata, además de lata; techo que había hecho con esos deshechos que se encuentra a gatas, en la precaria orilla ferroviaria. Tenía un perro puntiagudo, con alma de felpudo, que siempre estaba echado, como entredormido, parecía cansado con un solo ladrido. Con un grillo minúsculo atornillaba crepúsculos y en el barro violeta de la quieta cuneta, una luna roja de sangre se le antoja la luz de la barrera.El loco de la vía abría a las mañanas una ventana nueva con cortinas finas de estrellas vespertinas y en el humo alargado de su fuego gastado elevaba y ondeaba una blanca bandera más alta y más grata que la del guardabarreras. Tenía una mirada suburbana, entre verde y cansada, y aunque veía parecía que ya no miraba, o que no le importaba todo lo que había. Una voz de vino, amarga que a muchos les dolía, y cuando el tren pasaba con su marcha cansina, rutina encadenada, él no decía nada, pero, se sonreía, y molestaba, claro; al oficinista, que desviaba la vista con el sentido práctico de los burocráticos que viven de rodillas tras las ventanillas y que creen sólo en las cosas que están en las planillas. A la señora beata santa mojigata con alma de rosario y de pecado diario que con recogimiento y arrepentimiento de confesionario siempre se escondía del loco de la vía, claro como no pedía, ¡ah! si hubiera ido por la sacristía, si hubiera sido como los demás que lamían consuelos no les molestaría. Y hasta pagaría con una limosna la paz en el cielo. Al señor pudoroso, serio, moralista, ese que da el asiento, correcto, educado que por las noches vive en el mareo, loco devaneo, de plumas de coristas y un amor pagado, al pseudo inteligente con cara de valiente, de duro, intransigente, que se cree reformista, que cuando lo veía, al lado de la vía, al sol sin la camisa, desafiar al mundo con su risa, comprendía que él... también iba en el tren, el de todos los días. Al político, retórico, crítico por que no lo votaba el loco de la vía; y a los vendedores y a los prestamistas porque no compraba y no se vendía; a los poderosos porque era orgulloso, a los desgraciados porque no era esclavo, a la hipocresía porque no creía y a los mansos porque se comprometía, claro les molestaba porque aún callado, nunca se callaba; es que era un mal ejemplo el loco de la vía, había que aplastarlo, borrarlo, desterrarlo, no vaya a ser que un día quieran imitarlo, es un enemigo, vive al sol, no es mendigo, y hasta a veces, canta, es un subversivo… y vinieron veinte carros de asalto, cuatro de explosivos, un camión de la perrera, un destornillador para aflojar los grillos, máscaras antigases, carros autobombas, sesenta mil mangueras para aplacar el humo blanco de su blanca bandera. Le aplastaron la casa barata y chata, le expropiaron al perro puntiagudo con alma de felpudo. El loco de la vía reía todavía, y gritó libertad, con su voz que dolía, – éste ya está en la lista – dijo el oficinista, y la santa señora en un avemaría pasaba la alcancía; el señor circunspecto miraba muy correcto, los hipócritas se compadecían, el político crítico con sentido analítico dijo que era anárquico, que su fin era típico; los poderosos repetía con gozo, es un ejemplo claro, la libertad no existe, — decían los esclavos y los mansos con quietud de remanso rezaban y un cura les decía: arrodillados hijos, siempre arrodillados hijos…
Y así se lo llevaron al LOCO DE LA VÍA. Y en su lugar de lata de lunas escarlatas con ventanas nuevas todas las mañanas, con cortinas finas de estrellas vespertinas, picotean el crepúsculo de algún grillo minúsculo unas cuantas gallinas."
No hay que juzgar por la apariencia
Siempre hay que dar una oportunidad a la gente honesta.