En 1912 Alfred Wegener propuso que los continentes se desplazaban (se movían horizontalmente), de tal manera que hace 300 millones de años formaban un único supercontinente (PANGEA). Suponía que los continentes se desplazavan sobre el fondo oceánico, por lo que llamó a su teoría: "Teoría de la Deriva Continental"
Aportó una serie de pruebas a favor de su teoría del movimiento de los continentes. Estas pruebas pueden agruparse en cuatro tipos:
GEOGRÁFICAS: se basan en la coincidencia en las líneas de costa de algunos continentes (p.e. África y América del Sur parecen encajar como las piezas de un puzzle)
GEOLÓGICAS: además de coincidir las líneas de costa, los elementos geológicos (pliegues, fallas) y litológicos (tipos de rocas) tienen continuidad de unos continentes a otros, como si efectivamente fueran piezas del mismo puzzle.
PALEONTOLÓGICAS: aparecen los mismos fósiles en continentes actualmente separados por el mar, y se trata de fósiles de organimos (animales y plantas) que no tenían capacidad para nadar o volar a largas distancias.
PALEOCLIMÁTICAS: las huellas de erosión por hielo (las tillitas, restos de morrenas de antiguos glaciares) se continúan en continentes separados, que de estar juntos señalarían el contorno de una antiguo casquete glaciar. Este casquete actualmente se encontraría en una latitud imposible para la formación de hielo. Por tanto, los continentes no sólo estuvieron unidos, si no que además se situarían, en este caso, mucho más cerca del polo que lo que están en la actualidad.
Wegener acertó con su propuesta del movimiento de los continentes, y la existencia de Pangea, así como en las pruebas que aportó para demostrar el movimiento.
Pero no supo explicar de manera conveniente por qué se movían los continentes. Apuntó a la rotación terrestre como posible causa.
Por este motivo los geólogos de su tiempo desecharon su teoría, y tuvieron que pasar más de 30 años hasta que volvieron a retomar el asunto de el desplazamiento de los continentes.
En los años 50 (del siglo XX) se realizaron una serie de descubrimientos sobre el fondo oceánico que revolucionaron las ideas preconcebidas que se tenían sobre él (se pensaba que no tendría relieve, estaría relleno por los sedimentos que los ríos iban arrastrando desde los continentes) y conservaría rocas muy antiguas, ya que no estaban sometidas a la erosión (a diferencia de las rocas continentales). Sin embargo se descubrió que:
No es llano, sino que tiene relieves (las cordilleras más largas de la Tierra) y profundas grietas.
No hay ninguna roca de más de 180 millones de años de antigüedad.
En 1960 Hess propuso que las dorsales oceánicas eran zonas donde se formaba nueva corteza oceánica que empujaba hacia los lados a la existente, de manera que el océano aumentaba su extensión. Esta teoría es conocida como: "Expansión del fondo oceánico".
Respaldando esta hipótesis hay hechos como:
La edad de las rocas basálticas del fondo oceánico va aumentando según nos alejamos de la dorsal (a ambos lados de la misma)
Bandeado paleomagnético simétrico a ambos lados de la dorsal. El campo magnético terrestre invierte su polaridad cada cierto tiempo y queda registrado en las rocas que se forman en ese momento (gracias a la orientación de cristales de minerales de hierro, que hacen de "brújulas" microscópicas, que se quedan fijas al solidificarse las rocas que los contienen)
La teoría de la expansión del fondo oceánico reabrió el debate científico sobre el movimiento de los continentes. Las pruebas aportadas, junto con las aportadas por Wegener necesitaban una respuesta, y al parecer, al fin y al cabo, Wegener tenía razón...
Durante los siguientes años a la publicación de la teoría de Hess, los geólogos fueron recabando más pruebas sobre el movimiento de los continentes y buscaron una explicación correcta al origen de estos movimientos y a sus consecuencias, de esta manera nació una nueva teoría que es conocida como Tectónica de Placas (el nombre de Deriva Continental no se mantuvo, aunque la Tectónica es heredera de las ideas de Wegener, porque el propio nombre incluía el concepto erróneo de la deriva...). La Tectónica de Placas se ha convertido en el eje central de la geología moderna.
Según la Tectónica de Placas el "motor" que hace posible el movimiento de las placas son las corrientes de convección que se cree que afectan a todo el manto sublitosférico.
Además de las pruebas aportadas por Wegener y las pruebas de la expansión del fondo oceánico, hay otra serie de pruebas que han servido para demostrar que la Tectónica de Placas es un hecho:
La distribución de volcanes y terremotos, no es al azar y "dibuja" sobre la corteza unas líneas que corresponden con el borde de las placas
Las dorsales oceánicas presentan una alta actividad volcánica y sísmica
La distribución de los focos sísmicos (hipocentros o lugares donde se originan los terremotos) sigue un plano coincidente con la placa oceánica que se hunde bajo el continente (Plano de Benioff)
Las principales cadenas montañosas continentales coinciden con las zonas de colisión de placas
Se ha medido la velocidad a la que se separan los continentes (p.e. Norteamérica y Europa se separan de 2 a 5 cm al año)
ORÓGENO DE COLISIÓN
ORÓGENO TÉRMICO
ARCO DE ISLAS
DORSAL OCEÁNICA
FALLA TRANSFORMANTE (BORDE PASIVO)
RUPTURA CONTINENTAL (RIFT)
ROSARIO DE ISLAS
SUPERVOLCÁN CONTINENTAL
Tuzo Wilson propuso la existencia, a lo largo de la historia de la Tierra, de procesos cíclicos de ruptura y reunificación de los continentes, de ahí el nombre que lleva este ciclo.
En los distintos escenarios que hemos analizado en el apartado anterior hemos visto "fotogramas" de este ciclo, que podríamos comenzar con la ruptura de un supercontinente (Pangea) en un proceso de Rift, seguiría con la formación de una dorsal y corteza oceánica, que al ir envejeciendo y ampliándose empezaría a subducir hasta volver a unir todas las "piezas" en bordes de colisión, y así podríamos volver a empezar... Estos ciclos durarían entre 400 y 500 millones de años.
Este ciclo ya se ha cerrado dos veces en la historia del planeta, al primer pangea se le llama Rhodinia o Pangea I, al segundo Pangea o Pangea II (es el que conocieron los dinosaurios, cuya existencia fue propuesta por Wegener). En la actualidad estamos camino de Pangea III, el Pacífico se va cerrando mientras el Atlántico sigue expandiéndose, Pangea II se empezó a romper hace 150 millones de años, quedarían más de 250 millones de años para la formación del nuevo supercontinente.