Combinación de activos inmateriales o intangibles, algunos de ellos inagotables, incluyéndose el conocimiento del personal, la capacidad para aprender, la capacidad para adaptarse al entorno, las relaciones con los clientes, proveedores, administraciones, las patentes, las marcas, los nombres de los productos, la reputación de la empresa, los procesos internos y la capacidad de Investigación y desarrollo, etc., de una organización, que no estando reflejados algunos de ellos en los estados contables tradicionales, son generadores actuales y futuros de valor y ventaja competitiva sostenible.
El capital relacional, vinculado a las relaciones que las empresas mantienen con sus clientes, proveedores y la comunidad en general. Ello da lugar a la imagen de la empresa, la lealtad y satisfacción del cliente, alianzas y contratos, canales de distribución, prestigio, nombre de la empresa, entre otros.
El capital humano, que se refiere a los valores, actitudes, capacidades, habilidades, conocimiento y experiencias del personal que trabaja en la empresa.
El capital estructural, que a diferencia del capital humano, es de propiedad de la empresa ya que permanece aun cuando los empleados abandonan la misma; comprende los sistemas de información y comunicación, procesos gerenciales, cultura corporativa, filosofía de la administración, entre otros. Algunos de ellos pueden protegerse legalmente como la marca, patentes, copyrights, convirtiéndose en derechos de propiedad intelectual.
La importancia del Capital Intelectual ha generado muchas investigaciones desde distintas perspectivas o disciplinas. Si bien existen muchos autores, se puede decir que el Capital Intelectual se clasifica en tres grupos: