Público en la final de la Copa de España entre el Madrid C. de F. y el F.C. Barcelona en el estadio de Mestalla, 21 de junio de 1936.
(Archivo Regional Comunidad de Madrid, Fondo Santos Yubero)
La imagen más manida de la primavera de 1936 que se ha transmitido a la posteridad insiste en la crispación y en el conflicto. Sin embargo, las gentes de Madrid llevan una vida cotidiana en términos de normalidad, a la par que la ciudad continuaba desarrollando su vocación de gran metrópoli iniciada a principios de siglo.Los actos culturales, taurinos y deportivos atraen a un público deseoso de divertirse y aprovechar los espacios de ocio que ofrece la urbe. Las calles se llenan de dinamismo. En los mercados, espacios de sociabilidad, se intercambiaban opiniones e ideas sobre todo femeninas. Las élites se reúnen en el bar Chicote. La clase media ilustrada disfruta en la recién nacida Feria del Libro. Las clases populares viajan en tranvía, si es posible en el tope, para no pagar. Madrid mejora su infraestructura urbana y los días festivos la muchedumbre se encamina hacia los campos de fútbol o escuchan por la radio la final de Copa en la que el Madrid se impuso al Barcelona por dos goles a uno.
El presidente de la República, flanqueado por el presidente del Gobierno Casares Quiroga (izquierda) y el vicepresidente de las Cortes Luis Jiménez de Asúa (derecha) visita los stands de la IV Feria del Libro de Madrid en el Paseo de Recoletos, 24 de mayo de 1936.
(Archivo Regional Comunidad de Madrid, Fondo Santos Yubero)
Tanteo definitivo de la final de la Copa de España entre el Madrid C. de F. y el F.C. Barcelona en el estadio de Mestalla, 21 de junio de 1936.
(Archivo Regional Comunidad de Madrid, Fondo Santos Yubero)