Tomada Troya por los aqueos, gracias al engaño del caballo de madera, según lo ha contado Homero, la mayor parte de los troyanos fueron asesinados, al ser sorprendidos en sus lechos. PeroEneas y un grupo de valientes huyeron, llevando con ellos los objetos sagrados heredados de sus padres.
Eneas llevando en andas a su padre, y con su hijo Ascanio a la derecha, escapa de Troya atacada por los aqueos
Eneas
Rev. de un denario de Julio César
Luego de un interminable viaje a través del Mediterráneo llegaron, siguiendo los oráculos, agobiados y reducidos a las costas de Italia. Luego de anclar en Laurento, comenzaron los preparativos para la fundación de una ciudad. Se disponían a realizar el sacrificio apropiado, cuando la cerda que iba a ser ofrecida, estando preñada y próxima al parto, se escapo y corrió tierra adentro. Eneas comprendió que este era el animal que el oráculo les señalaba como guía y la siguió con unos pocos; y allí donde se detuvo fatigada, fue el lugar destinado a la ciudad de Eneas. Al día siguiente la cerda parió treinta lechones, y tantos años después otra ciudad fue edificada por los troyanos, de acuerdo con el oráculo.
Eneas consagró la prole del animal junto con la madre a los dioses paternos, y después de ordenar a los troyanos que trasladaran su campamento a la colina donde se detuvo la cerda, instaló las estatuas de los dioses en el sitio mejor y emprendió la construcción de la ciudad con gran entusiasmo.
Pero Latino, que entonces era el rey de los aborígenes, habitantes del país; escuchó las noticias de la llegada de unos poderosos extranjeros, le entró miedo y marchó contra los troyanos con un gran ejército. Pero desistió del ataque inmediato y esperó a las embajadas de los enemigos.
La cerda del oráculo
Rev. de un as de Antonino Pío
Después de mutuos discursos entre Latino y Eneas, se llegó a un tratado bajo juramento que disponía que los aborígenes darían a los troyanos toda la tierra que pidieran y los troyanos, por su parte les ayudarían en las guerras. Para cerrar el acuerdo, Latino dio a su hija Lavinia como mujer a Eneas, y éste dio a su ciudad el nombre de su esposa, Lavinio.
Una vez construida la ciudad de los troyanos, todos sintieron un fuerte deseo de gozar los beneficios mutuos, establecieron relaciones de parentesco entre ellos, se unieron en alianzas de guerra y todos, llamándose con el nombre común de latinos, se mantuvieron tan fuertes en lo convenido que ya en ningún momento se separaron.
Se vieron, después, aborígenes y troyanos atacados en una guerra. Turno, rey de los rútulos, al que había estado prometida Lavinia antes de la llegada de Eneas, llevo a mal el que se le hubiese pospuesto a un extranjero y la declaró la guerra. Se siguió un combate favorable a los latinos, que para Eneas fue también la última de sus acciones como mortal.
Eneas ofreciendo un sacrificio a los dioses penates, en el Altar de la Paz construido por Augusto (Ara Pacis Augustae)
Ascanio, el hijo de Eneas, no estaba aún maduro para el poder pero lo recibió luego de la pubertad, conservado sin merma por su madre, Lavinia. Este Ascanio, al encontrarse Lavinio muy poblada, dejó la ciudad y fundó al pie del monte Albano otra nueva, que por su asentamiento a lo largo de una loma recibió el nombre de Alba Longa. Habían pasado 30 años de la fundación de Lavinio, confirmando el oráculo dado a Eneas mediante una cerda.
Reinó en Alba Longa a continuación Silvio, hijo de Ascanio; éste engendró a Eneas Silvio; éste, a su vez, a Latino Silvio. Les quedó, en adelante, el apelativo de Silvio a todos los que reinaron en Alba. De Latino fue hijo Alba; de Alba, Atis; de Atis, Capis; de Capis, Cápeto; de Cápeto, Tiberino, el cual, al ahogarse cruzando el río Álbula, le dio a éste río un nombre famoso entre la posteridad. A continuación reinó Agripa, hijo de Tiberio; a Agripa le sucede Rómulo Silvio, y luego Aventino. Éste, por haber sido enterrado en la colina que ahora forma parte de Roma, le dio su nombre aquella. El rey siguiente fue Proca. Engendró éste a Númitor y Amulio. Y de la disputa que surge de estos hermanos, surge la historia más famosa sobre la fundación de la ciudad eterna,Roma.
Detalle del relieve frontal del Ara Pacis, en el que se muestra a Eneas