De los reyes de la ciudad de Alba Longa, descendientes de Eneas, la sucesión vino a parar en dos hermanos: Númitor y Amulio. Al primero de éstos le correspondía por edad el reino, que le había dejado su padre en herencia. Pero la fuerza prevaleció sobre la voluntad paterna y el respeto a la primogenitura: Amulio tomó el poder tras desbancar a su hermano. Luego acumula crimen sobre crimen: elimina la descendencia masculina de su hermano, y a su sobrina Rea Silvia, so pretexto de concederle un honor, la nombra vestal, dejándola sin esperanza de tener hijo debido a que las sacerdotisas de Vesta juraban virginidad perpetua.
Marte avanza hacia Rea Silvia
Rev. de un as de Antonino Pío
Mas, al cabo de no mucho tiempo se descubrió que estaba embarazada por obra de la violencia, y ella atribuyó la paternidad de esta ilegítima prole al dios Marte, bien porque estuviera convencida de ello, o porque pensara que el delito sería más disculpable siendo su autor un dios. Pero ni dioses ni hombres pudieron salvar a Rea Silvia ni a su descendencia de la regia crueldad; la sacerdotisa fue cargada de cadenas y puesta en prisión, mientras el monarca mandaba que los niños, dos gemelos de extraordinaria estatura y belleza, se arrojasen al río. Unos servidores colocaron a los bebés en una cesta y se los llevaron con la idea de tirarlos al Tíber, pero éste estaba fuera de su cause y se había desviado hacia las llanuras. Los hombres bajaron de la cima del Palatino hasta el agua más próxima y colocaron la cesta. Ésta estuvo flotando durante algún tiempo y luego, cuando la corriente bajó un poco de nivel, tropezó con una piedra y, volcando, arrojó fuera a los bebés. Éstos, gimiendo, daban vueltas en el lodo, cuando apareció una loba que acababa de parir y tenía las ubres llenas de leche, que les acercó a la boca para que mamaran y, lamiéndolos con su lengua, les quitó el barro.
Rómulo y Remo amamantados por la loba
En eso estaban, cuando los encontró un pastor que andaba por allí, de nombre Fáustulo, mayoral de los ganados reales, el cual se los llevo a su choza y los entregó a su mujer Acca Larencia para que los criase. Les pusieron por nombre Rómulo y Remo.
Fáustulo encuentra a Rómulo y Remo, cuando son amamantados por una loba
Así engendrados y criados, cuando llegaron a la adolescencia, sin dejar sus obligaciones en los establos y junto a los ganados, se dieron a recorrer los bosques en busca de caza; y cobrando fuerzas y valor ya no se limitaban a afrontar a las fieras, sino que atacaban a los ladrones cargados de botín, y, repartiendo con los pastores el fruto de tales correrías, hicieron que una multitud de jóvenes viniera a participar en sus peligros.
El pastor Fáustulo encuentra junto a la higuera Ruminal a Rómulo y Remo amamantados por la loba
Rev. de un denario del 137 a.C.
Acca Larencia
Anv. de un denario del 37 a.C.; en el rev. triple estatua de Diana Nemorensis
Cuentan que estando Rómulo, Remo y sus amigos celebrando una antigua fiesta pastoril llamada Lupercalia, los ladrones, enfurecidos por la pérdida de su botín, les tendieron una asechanza. Remo cayó en el poder de los bandidos y llevado a presencia de Amulio, bajo la acusación principal de de haber invadido y saqueado las tierras de Númitor a mano armada con una turba de jóvenes. En consecuencia fue Remo entregado a Númitor para que le castigase según su voluntad. Desde el primer momento abrigó Fáustulo la sospecha de que los niños por él recogidos eran de estirpe real; tenía, en efecto, noticia del abandono de que habían sido objeto, y el tiempo de su hallazgo coincidía exactamente con el de la orden; pero no quiso prematuramente revelar aquel secreto, de no verse forzado a ello por la ocasión o la necesidad. Esta última se le ofreció primero; y así, obligado por el miedo, se lo contó todo a Rómulo. Al enterarse el joven de toda la suerte que les había correspondido, tras reflexionar largamente, decidió contener al punto su impulso. Casualmente Númitor, en cuyo poder se encontraba Remo, habiendo oído que éste tenía un hermano gemelo, calculando la edad de ambos y dándose cuenta de la condición en modo alguno servil de su prisionero, se le vino a la memoria el recuerdo de sus nietos y a fuerza de preguntas llegó a la misma conclusión que Fáustulo. Entonces ordenó liberarlo y le contó todas las vicisitudes de su familia y le pidió que fuese vengador de las desgracias de su casa. El muchacho aceptó gustoso la propuesta y se reunieron los dos con Rómulo, quien les contó la historia que acababa de enterarse por Fáustulo. Así reconocidos mutuamente se pusieron a examinar cuál sería el modo o la ocasión oportuna para el ataque a Amulio.
Rómulo, no encontrándose con fuerzas bastantes para atacar abiertamente al monarca con sus jóvenes partidarios, los mandó dirigirse a hora determinada y por diversos caminos al palacio real y caer sobre él. Remo acudió en su ayuda con las fuerzas de la mansión de Númitor, y así pereció el usurpador .
Númitor, al primer alboroto, dando la voz de que el enemigo había invadido la ciudad y atacado el palacio, retiró de éste a la juventud albana y la puso como guarnición en la ciudadela, a fin de defenderla con las armas; paro así que vio venir hacia él a sus nietos en actitud triunfal, después de consumada la muerte de Amulio, convocó una asamblea, y en ella, después de explicar los crímenes cometidos contra él por su hermano, el origen de sus nietos, de qué modo habían sido engendrados y criados y cómo había llegado a reconocerlos, declaró haber sido él quien instigara al asesinato del tirano. Ambos mancebos, pasando por en medio de la reunión al frente de sus huestes, saludaron a su abuelo como rey, y alzándose entonces de entre la muchedumbre una voz unánime, quedaron ratificados el nombre y el poder reales.
Confiado de este modo el gobierno de Alba a Númitor, concibieron Rómulo y Remo el proyecto de fundar una ciudad en los mismos parajes en que habían sido abandonados y criados. Sobraban al efecto albanos y latinos, a los que se habían juntado buen número de pastores; todo hacía esperar que en comparación de la futura urbe las de Alba Longa y Lavinio habrían de quedar empequeñecidas. Númitor equipó a los jóvenes con dinero, armas, trigo, esclavos, animales de carga y de tiro, y todo lo conveniente para la construcción de una ciudad. Una vez que los jóvenes sacaron de Alba a su pueblo, lo mezclaron con la población de allí que quedaba en el monte Palatino y dividieron a todo el pueblo en dos grupos. Los pertenecientes a cada grupo exaltaban a su propio caudillo como el más indicado parareinar y ellos rechazaban la igualdad y aspiraban a la superioridad. Cada uno escogió un lugar distinto donde deberían construir la ciudad: Rómulo decidió establecerse en el monte Palatino y Remo, en el Aventino.
Pasó cierto tiempo en esto, y puesto que la disensión no disminuía, decidieron ambos remitirse a su abuelo materno y marcharon a Alba. Él les propuso esto: hacer a los dioses jueces de cuál de los dos debía dar su nombre a la colonia y tener la hegemonía. Tras fijar un día, les ordenó que se sentaran desde el amanecer en los asentamientos que habían escogido, y que después de hacer los sacrificios tradicionales a los dioses aguardasen augurios sagrados; aquel a quien las aves fueran primero favorables gobernaría la colonia. Es fama que Remo fue el primero en recibirlos en la forma de seis buitres; acababa de anunciarlo así cuando Rómulo vio el doble; la multitud saludó a ambos como reyes, pues unos tenían en cuenta la prioridad y otros el número de las aves. Y trabándose luego un altercado, vino éste, por obra de la ira, a convertirse en un sangriento combate; Remo, herido en el tumulto, pereció. En esta batalla algunos dicen que Fáustulo quiso poner fin a la disputa de los hermanos y, como no era capaz de hacerlo, se lanzó sin armas en medio de los combatientes en busca de una muerte rápida, como sucedió. Más divulgada está la tradición de que Remo saltó los muros recién construidos, en desprecio de su hermano, y que éste le dio muerte, increpándolo con las siguientes palabras: "Así perezca todo el que se atreva a saltar mis murallas."
Rito Fundacional
Rev. de un denario de Augusto, que conmemora la fundación de Nicópolis
Rómulo, después de enterrar a su hermano y una vez que ya nada era obstáculo para la fundación, designó el día en que, tras reconciliarse con los dioses, iba a emprender el comienzo de las obras. Se excavó un pozo redondo y se depositaron allí las primicias de todos los productos que utilizaban como buenos y necesarios. Y, por último, de la poca tierra que cada uno había traído de su lugar de procedencia, echaban una parte allí mismo y la mezclaban. Luego, trazaron en torno de este centro la ciudad. El fundador, metiendo en el arado una reja de bronce y unciendo un buey macho y una vaca, él lo conducía trazando un profundo surco alrededor de los límites, y para los otros, siguiéndole, consistía la tarea en meter dentro los terrones que el arado levantaba y cuidar de que ninguno se saliera afuera. Con este trazo se delimita la muralla. Donde tienen previsto colocar una puerta, sacando la reja y poniendo en alto el arado, dejan un intervalo. De ahí que consideran sagrada toda la muralla menos las puertas.
Se suele estar de acuerdo en que la fundación de Roma tuvo lugar el día once antes de las Calendas de mayo, lo que equivale al 21 de abril del 753 a.C.
Rómulo demarca el área de Roma