I
Ya he ensillado
el vesánico caballo
de la poesía;
le acaricio,
al oído le hablo,
…sus crines encienden
y encabrita de anhelo.
No llevo pan,
ni derrotero cierto,
…con mi pluma por callado
a la inútil contienda
me atrevo.
II
…¡Segura mella,
segura cuita depara!
Por eso le amanso,
Ya dócil,
con su piafar asiente,
…sus alas tremendas ensaya.
III
Frunzo el ceño,
columbro la distancia.
Allá do el luminar bosteza
el corcel apuro.
Doy de golpe
a las riendas gobierno,
…de súbito, añado su alma al viento.
IV
En las bíforas,
venme partir las doncellas,
en largos plañidos,
y largas tristezas
agitan con bravía sus pañuelos;
V
¡Oh! Lo que dejo;
las rotas raíces,
el eco de un nombre sin cuerda,
VI
A donde voy,
…que es el orto,
por óbice la noche tengo,
mas donde voy
aunque muera, de cierto seguiré viviendo.