La cúrcuma es el antiinflamatorio natural más potente identificado hasta la fecha.
Posee una acción proapoptótica (muerte de la célula tumoral), antiangiogénica (destrucción de los vasos sanguíneos del tumor) y potenciadora del efecto de la quimioterapia. Su efecto de bloqueo de la migración celular y la invasión le acredita como un agente preventivo de metástasis.
Para mejorar su asimilación, mézclala con pimienta negra: su absorción y su efecto aumentan hasta 2.000 veces. También puedes disolverla en aceite de oliva.
Las nueces y las semillas de lino y de chía son ricas en ácidos grasos omega-3. Y es que el buen funcionamiento del organismo depende del buen equilibrio entre los omega 3 y 6. Un alto consumo de productos de procedencia animal, una baja cantidad de fibra y el desequilibrio entre ácidos grasos omega-3 y omega- 6 incrementa el riesgo de cáncer.
Los omega-3 te ayudan a prevenir porque pueden reducir el número y tamaño de pólipos precancerosos, disminuyen la inflamación asociada al tumor y aumentan la respuesta a la quimioterapia.
Las semillas de girasol son ricas en selenio, un inmunonutriente que ayuda a hacer frente al cáncer. Estos son los síntomas que indican que te falta selenio.
Alimentos como verduras y frutas ricas en carotenoides –como las zanahorias, el calabacín y la calabaza, el tomate, el caqui, los albaricoques y la remolacha– no deben faltar en la despensa.
El brócoli y la col también ayudan a mantener en forma el sistema inmune.
Las setas actúan como potentes inmunonutrientes, estimulando el sistema inmune, que es capaz de detener y/o controlar el crecimiento de un tumor. Las mejores son el shiitake y el maitake, que contienen lentinano, muy adecuado especialmente durante la quimioterapia.
Al igual que los champiñones, ayudan a frenar la aparición de metástasis y, además, son ricas en selenio.
En estos artículos encontrarás más información sobre el poder preventivo de las setas y sus efectos sobre el sistema inmunitario:
Las algas estimulan el sistema inmune. Actúan frenando el crecimiento del cáncer e inhiben el crecimiento del tumor por vía hormonal antiestrogénica. La fucoidina (en las algas kombu y wakame) posee un poderoso efecto sobre las células NK (natural killer) y son proapoptóticas.
La fucoxantina es un carotenoide efectivo para inhibir el crecimiento tumoral.
Estos microorganismos vivos son inumnoestimulantes. Se emplean también para prevenir el cáncer y contribuir a su remisión.
Los probióticos se encuentran en forma de suplemento (entre los más comunes, los Lactobacillus acidophilus y bifidus) y en el kéfir y otros fermentados como el chucrut.
La forma activa de la vitamina D (D3) tiene poderosos efectos anticancerígenos y antioxidantes, y sobre los sistemas nervioso, muscular e inmune.
La mayoría de la población presenta concentraciones bajas de vitamina D, derivadas de una exposición solar insuficiente, signo de que pasamos muchas horas en espacios cerrados. Un déficit de vitamina D están ligadas a un mayor riesgo de mortalidad por una veintena de enfermedades, entre las que se encuentran la hipertensión, la diabetes y el cáncer.
En relación al cáncer, tiene una importante acción proapoptótica, ya que incide sobre las células tumorales y favorece su eliminación.