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Nuestro consejo es que les expliques la situación de forma que puedan entenderla, adaptando la información a cada edad y sin mentirles ni alarmarles.
Lo mejor es preguntarles primero qué es lo que saben para después contarles la información que precisan saber, corrigiendo errores, pero sin añadir dramatismo ni entrar en detalles que puedan dañar su sensibilidad (ej. número de muertos, recordar otras epidemias famosas que sesgaron la población).
Si están pidiendo una explicación, no hay que mentirles. No cambies la realidad con la intención de protegerles.
Se trata de un buen momento para hablar de nuestro día a día con nuestros hijos/as. De este modo les estamos enseñando que es normal tener problemas y la forma de buscar soluciones, además de construir una convivencia positiva.
Es posible que en un primer momento, cuando estéis hablando con ellos/as de lo que ha sucedido, no se les ocurran preguntas, estén sorprendidos. Posteriormente pueden quedarse con dudas. Mostraos entonces abiertos a responder sus dudas y motivar que estáis disponibles cuando lo necesiten.
Ante el fenómeno viral del Coronavirus, es inevitable que nuestros hijos/as, tengan sensaciones de miedo, de no saber qué hacer, incluso pánico al dejarse contagiar por lo que otros siente. Es conveniente estar pendientes, transmitirles tranquilidad y decirles que les entendemos y en ocasiones es normal sentirse así. Eso les aliviará.
El miedo es una respuesta que nos alerta ante los distintos peligros. Es importante que les hagamos sentir seguros (filtrando cierta información) y no transmitirles nuestros miedos.
Hablar de otros temas, reírnos y hacer cosas juntos puede ayudarnos a todos.
Ante el cierre de los centros escolares los padres y madres se pueden encontrar desorientados sobre cómo estructurar su rutina en esta situación excepcional. Un buen recurso es planificar los horarios y prever actividades variadas. Podemos acordar entre todos/as el horario a seguir. Podemos escribir un horario y colgarlo en un lugar visible de la casa.
Además, hay que tener en cuenta que, sobre todo en cursos de la ESO en adelante, los chicos/as no están de “vacaciones”.
Pacta con el/ella tiempos de estudio y tiempos de descanso. En los tiempos de estudio tiene que estar sentado en su escritorio/mesa de estudio. Plantéale que si no quiere hacer la tarea que no la haga pero durante el tiempo de estudio debe permanecer sentado.
Como ya hemos mencionado, se trata de una situación excepcional. Seguramente no nos sirvan las mismas reglas que antes. Por un lado, tendremos que ser más flexibles con el uso de dispositivos móviles (en especial con los adolescentes), ya que es la única forma que tienen de mantener el contacto con sus iguales, sin caer en 24 horas enganchados a la pantalla.
Tenemos que acordar horas de desconexión. La vida diaria nos lleva a compartir poco tiempo con nuestros/as hijos/as. Esta ocasión supone una oportunidad para fortalecernos como familia. Esto supone un compromiso por parte de toda la familia (madres y padres también tienen que desconectarse) .
Y por supuesto, en el horario académico, NO debemos dejarles utilizar el móvil.
Con el fin de evitar un uso excesivo e inapropiado de la tecnología, hay que establecer junto a los/as hijos/as reglas consensuadas para utilizar los dispositivos móviles y pantallas.
Como toda situación anómala (padres y madres con tele-trabajo, niños y niñas sin colegio…), pueden crearse momentos de tensión que debemos saber gestionar.
Hoy más que nunca, debemos de armarnos de paciencia. A medida que pasen los días, todos los miembros de la familia podemos estar más irascibles. Antes de actuar por impulso es necesario saber identificar las señales que nos avisan que nos estamos alterando. En ese momento, es importante aplazar la conversación con vuestro hijo/a a otro momento en que podáis hablar de lo ocurrido con tranquilidad.
Esto no significa que no existan normas. Ante esta situación debemos tener muy claras unas normas de convivencia; nuestra recomendación es que no sean muchas, pero las que haya que sean claras.
Aunque parezca raro,deja de decirle que no se queje tanto. Permitirle que se queje. Dile que tiene todo el derecho a quejarse y estar enfadado y que le entiendes. Verás como cada vez se queja y se enfada menos.
Como ya hemos mencionado anteriormente, es normal que algunos niños y niñas sientan miedo y no entiendan qué está pasando; al escuchar la información que llega de la televisión o la radio o nuestras conversaciones, pueden llegar a pensar que sus vidas o las nuestras están en peligro. Por eso, cabe la posibilidad de que no planteen una pregunta muy temida: “¿Yo me voy a morir? ¿Tú te vas a morir?”.
Lo que podemos responder ante esta situación puede ir en esta línea:
No, cariño, esto es como cuando uno en clase se pone enfermo y se lo pega a todos los de la clase, pero en vez de en clase en el mundo entero. Por eso debemos de quedarnos en casa. Para tener menos posibilidades de que nos lo peguen. Aún así podría ser que nos enfermos y entonces será como un resfriado fuerte, pero por ahora estamos bien: nos estamos lavando las manos, no estamos saliendo y estamos haciendo todo lo que nos dicen. En principio, lo normal, lo habitual es que no nos pongamos muy enfermos. Estamos sanos y nos cuidamos, así que lo normal es que no nos pase nada.
Cada día somos testigos a través de los medios del elevado número de personas –especialmente ancianos- que están falleciendo aquejados de Coronavirus, es decir, por una insuficiencia respiratoria aguda y/o grave que no siempre va unida a patologías previas.
Por eso, si al escuchar las noticias nuestro hijo/a nos pregunta si el abuelo/a se puede morir, nuestra respuesta podría ir en esta línea:
Las personas mayores no tienen tantas defensas como los jóvenes o los niños pequeños. Ellos han vivido mucho y su cuerpo está más cansado, por eso a ellos les afecta más. Por ese motivo estamos todos sin salir de casa, para evitar que los las personas mayores y con menos defensas caigan enfermos.
Otro problema que nos vamos a encontrar puede surgir en el caso de que un familiar nuestro enferme, ya que no podremos ir a visitarlo, ni darle muestra de afecto como besos o abrazos. Podemos explicárselo a los niños de este modo:
No, cariño, no podemos verlo, no dejan pasar a nadie. Esta enfermedad es muy contagiosa; contagia a mucha gente y si nosotros nos contagiamos, aunque no nos afecte tanto como a los que están más débiles, sí podemos hacer que enfermen otras personas, como vecinos o amigos, por el simple hecho de tocar el ascensor, la puerta…, así que no podemos visitarlo. Quizá podemos escribirle una carta o mandarle un mensaje. Y, si se ha llevado el móvil, podemos hacerle una video-llamada para que sepa que le queremos.
Si un miembro de nuestra familia o una persona cercana a la familia muere debido a esta enfermedad, habrá que explicar al niño/a que ha fallecido (nunca ocultar la información) y proponerle alguna actividad simbólica a modo de despedida. Podemos decirles algo así:
Hij/a, el abuelo se ha muerto. El Coronavirus hizo que sus pulmones no pudieran funcionar, porque ya estaban gastados y se ha muerto. Él sabía que le queríamos mucho, pero si quieres podemos hacer un cartel con un dibujo muy bonito para él y lo ponemos.
Os proponemos otras ideas que podemos hacer con los niños que nos permitan despedirnos y homenajear a nuestros fallecidos aunque sea desde la distancia:
-Hacer un dibujo o escribir una carta de despedida
- Revisar o hacer un álbum de fotos.
-Escribir un recuerdo y meterlo en una caja. La caja de recuerdos consiste en recopilar en una caja una serie de pertenencias, recuerdos u objetos del fallecido que son de especial relevancia para el doliente. También se puede elaborar un álbum o una caja de fotos. Se puede incluir todo lo que el doliente necesite: fotos, escritos, recuerdos, objetos, dibujos… El objetivo de esta herramienta es poder acudir a un lugar donde sabemos que están los objetos que nos vinculan con el fallecido.
-Elegir una foto suya con el abuelo que nos guste.
-Podemos contarle anécdotas o las cosas que hacíamos con el abuelo cuando éramos niños.
-Comer un plato especial que se preparara en casa del abuelo en su honor.