Mitos y leyendas

En los Llanos Orientales existen un sin número de expresiones culturales y artísticas que representan la región, tales como el baile, la música, la cocina tradicional, las artes plásticas o la tradición oral. En esta última se encuentran los mitos y leyendas; historias fantásticas que han sido transmitidas de generación en generación, creando parte del folclor literario del territorio del mar verde. 

Estas historias son populares entre los habitantes más longevos de las extensas llanuras, quienes aseguran haber vivido una experiencia sobrenatural o como mínimo, conocer a una persona que haya interactuado con algún personaje fantástico, que en la mayoría de las veces, tiende a causar terror, como es el caso de la “bola de fuego”, “el ánima de Santa Helena” o “la llorona”.

La bola de fuego 

Se dice que es una masa esférica de candela conocida como la “bola de fuego” o “candileja”, que posee en la mitad de su circunferencia un cadavérico rostro. Esta especie de espíritu hace su presencia en las noches, en las inmensas sabanas de los Llanos.

El relato popular menciona que su tamaño varía dependiendo la distancia en la que se encuentra: se ve como una pequeña antorcha cuando se encuentra lejos, pero cuando se acerca, alcanza una mayor dimensión y la única forma de alejarla es a través de los insultos. 

 La llorona 

Quienes mencionan haber tenido algún contacto con la llorona, la describen como un espanto que posee una figura femenina de cabello largo y entre sus brazos sostiene un pequeño sin vida, siendo esa la razón por la que se le escucha un desgarrador lamento, que aterroriza a niños, jóvenes y adultos, en especial a los hombres mujeriegos y borrachos, que son sus principales víctimas a la hora de atormentar con su presencia. 

El ánima de Santa Helena

Esta leyenda nació del popular poema de Juan Harvey Caicedo que lleva por título el ánima de Santa Helena, en el que se narra la historia de una hermosa quinceañera llanera, que fue asesinada por error en medio de un contrapunteo.

Cada 16 de enero, fecha en la que sucedió el trágico accidente, se puede ver a un alma vagando en el cuerpo de la joven que ahuyenta a los forasteros que se acercan al hato de Santa Helena.