Premio

400 €, ordenador portátil, iPod touch de 32 Gb, lote de libros, diploma y trofeo

Reseña

El sabio griego Arquímedes formuló famosamente su ley de la palanca con una frase conocida: “Dadme un punto de apoyo, y moveré el mundo”. Quería decir que, apoyando adecuadamente un palo sobre una piedra, conseguimos mover una gran roca con poco esfuerzo. La escritora de este cuento parece que conoce bien a Arquímedes, pues ella se ha preguntado: ¿y no podemos mover también el mundo usando la palanca de una sonrisa y el apoyo de un gesto amable? Es totalmente cierto. En este relato una niña visita a sus familiares en una granja. El negocio no funciona bien, pues los animales producen poco, y las facturas cuestan mucho. Esta chica, sin embargo, descubre que, tratando con cariño a los animales, hablándoles con afecto, estos se sienten mejor, viven mejor y rinden mucho más que antes. Consigue salvar la granja del endeudamiento, y no ha necesitado más que una pizca de cariño ¡Qué poco cuesta poner buena cara y ser amable… para ayudar a mover las piedras que la vida nos pone en el camino!

Juan José Bazán Sánchez. Jefe de Departamento de Lengua y Literatura Castellana. Colegio San José.

 Premio

700 €, ordenador portátil, iPod touch de 32 Gb, lote de libros, diploma, placa y trofeo

 Reseña

Robert Louis Stevenson fue un hombre solitario y atormentado. Además de escribir La isla del tesoro, creó también la historia del doctor Jeckyll y Mr. Hyde. Dentro de un mismo hombre conviven el ángel y el demonio, la bestia y el cordero. El protagonista de este cuento es un artista famoso que pinta cuadros enigmáticos. Él sostiene que esas creaciones le liberan de sus tormentos internos. Su hermano, Thomas Thornton, es detective e investiga sospechosos crímenes que tienen lugar en la ciudad por la noche. Cuando visita el estudio de su hermano aprecia ciertos enigmas en sus pinturas. La perspicacia de su oficio le lleva a investigar, a indagar… hasta que fatalmente descubre que el monstruo homicida que emerge por las calles, de noche, es el mismo que pinta tenebrosamente frente a los lienzos. El cuadro es un espejo, y en el fondo siniestro de la sombra hay un pintor que es asesino, y un asesino que es pintor. Su final es la cárcel. Allí, atormentado por la soledad y abrumado por la culpa, William Thornton piensa, con insistencia, en el triste cuadro de su vida.  

Juan José Bazán Sánchez. Jefe de Departamento de Lengua y Literatura Castellana. Colegio San José.

 Premio

1.000 €, ordenador portátil, iPad 6ª g. de 32 Gb, lote de libros, diploma, placa y trofeo

Reseña

Afirma un sabio proverbio que hay personas tan pobres… tan pobres…que sólo tienen dinero. Teresa fue una mujer luchadora y emprendedora: luchó desde la pobreza más absoluta, desde la inmigración menesterosa. Pero con su esfuerzo y su tesón estudió mucho, creó empresas, ganó fama, amasó grandes fortunas… pero no era feliz. Y como hizo el poeta Blas de Otero, Teresa un buen día comprendió… y rompió todos sus éxitos. La narradora de este relato descubre a Teresa como una mujer dueña de sí misma. Pasea por las calles, tirando de una maleta en la que porta dolor: noticias de guerras, comunicados de catástrofes, casos de maltrato, fotos de rostros humillados por la explotación. Ella quería encerrar todos los males en su maleta. Para que este peso no le destruyera por dentro, como si se aplicara a sí misma la misteriosa ley de las compensaciones, Teresa hace grullas de papel, y las va regalando por doquier. La grulla, según algunas tradiciones, es el animal portador de la paz y de la prosperidad. Teresa conserva una muy desgastada, la que su madre le regaló esa misma noche en que arribaron, dentro de una patera, a un puerto occidental. Pero Teresa ha muerto. La narradora o periodista que descubre su historia, conmovida por su enorme mensaje, decide tomar el relevo de esta dama generosa. Con su vida escribe un cuento, y se hace famoso. Los niños del mundo, para conmemorar a Teresa, para no olvidar su gesto, crean millones de grullas de papel. Las figuras vuelan, mecidas por el viento, y cada una lleva escrita en sus alas una palabra de dolor. Al menos ese día parece que todos los males quedan anulados por una humilde figurilla de papel. A veces lo poco puede mucho, y el aleteo de una mariposa es capaz de despertar a un huracán.  Gracias, Teresa.

 Juan José Bazán Sánchez. Jefe de Departamento de Lengua y Literatura Castellana. Colegio San José.