Hablar en público

Uso expresivo de la voz

Consejos prácticos

  • Utilizar una velocidad media en el habla de aproximadamente 140 palabras por minuto.
  • Debemos enfatizar el inicio y el final de nuestra intervención dándole un ritmo más lento y cuidando en extremo la dicción; son éstos los momentos en los que tenemos que dejar bien asentado nuestro posicionamiento respecto a la tesis que defendemos. Tendremos que utilizar, por lo tanto, una voz muy expresiva.
  • En las partes centrales de nuestra intervención, centraremos la atención en el ritmo del discurso, que debe aumentar, ayudando así a crear expectación, dejando en el público la sensación de que dominamos muy bien el tema, ya que tenemos muchas cosas que decir.
  • En todo debate, es necesario encontrar el grado óptimo de intensidad para que, sin gritar, la proyección de la voz se adecue a las dimensiones de la sala en la que éste se realiza.
  • Los cambios en la intensidad son fundamentales para subrayar y acentuar las partes o palabras de mayor interés.
  • Los cambios en el tono repercuten en la entonación, pero será la combinación de ambos parámetros los que proporcionen a la frase el sentido exacto de lo que queremos transmitir.

Cuidar la manera de hablar

  • Articular de forma adecuada todos los fonemas que componen el discurso pero, a la vez, cuidando los excesos; la dicción no debe parecer artificial.
  • Practicar mucho antes de un debate. Debemos transmitir que hablamos porque conocemos muy bien el tema, de forma muy natural; para conseguir este estilo hay que llevar una gran preparación previa respecto a la forma de hablar y exponer.
  • Evitar comerse sílabas, repetir sonidos, titubear, la voz nasal… todos estos elementos interfieren negativamente en el oyente contribuyendo al fracaso del orador.
  • Las muletillas, expresiones que se repiten continuamente y de forma innecesaria, interrumpen la continuidad del mensaje y no aportan ningún significado. Para corregir este defecto es conveniente emplear frases cortas y llevar bien preparada la intervención para sentir seguridad.
  • Prestar especial atención a las pausas:

1. La introducción de pausas, por parte del orador, es un signo de confianza y dominio de la situación. Transmiten fiabilidad y seguridad.

2. Durante las pausas no se debe dejar de mirar al público o, en el caso del debate, a los miembros del equipo contrario.

3. Las pausas también sirven para enfatizar. Por ejemplo:

a. Hacer una pausa justo antes de uno de los principales argumentos sirve para aumentar la fuerza del mismo ya que aumenta el interés del oyente.

b. Las pausas que siguen a un argumento clave también aportan fuerza al mismo, funcionando a modo de conclusión y llevando al oyente a reflexionar sobre lo escuchado.

c. Plantear frases interrogativas a las que sigue una pausa crean también expectativa.

4. Las pausas son en el lenguaje oral el equivalente a los signos de puntuación. De ahí que se vayan a utilizar también como estructuradoras del discurso permitiendo la diferenciación de los distintos enunciados.

  • El acento. El acento, ya sea regional o étnico, viene condicionado por la procedencia del orador. En realidad sólo supone un problema cuando es tan cerrado que impide la comprensión del mensaje. En estos casos, debe el orador trabajar las cuestiones relativas a la correcta emisión y articulación de la voz.