Virtudes de la elocución

El debate constituye un género textual oral y formal, al que suele asociarse un registro lingüístico específico, una forma de expresión determinada, que se caracteriza por los siguientes rasgos: pronunciación cuidada, complejidad y corrección sintáctica, variedad y precisión léxica, fluidez, concisión, claridad tanto en la expresión como en la organización de los contenidos y, finalmente, elegancia, viveza y expresividad (en consonancia con la finalidad persuasiva del discurso). Estos rasgos pueden englobarse y resumirse en las conocidas virtudes de la elocución, descritas por la Retórica clásica, a partir de Cicerón:

  1. Aptum o adecuación. La adecuación está considerada en la actualidad como una de las propiedades inherentes a cualquier texto bien construido, junto a la coherencia y la cohesión. Por ello, atenderemos a este triunvirato de propiedades textuales de manera conjunta.
  2. Puritas o corrección.
  3. Perspicuitas o claridad. Concisión, fluidez y precisión son conceptos afines.
  4. Ornatus o belleza. Elegancia, viveza y expresividad se incluyen en este apartado.