Cortesía

Un aspecto relevante que los aprendices de polemistas deben atender es la cortesía verbal. El debate se plantea como una competición, reto o desafío, lo que conduce, en ocasiones, a enfrentamientos verbales "duros", incluso agresivos, que reflejan el deseo de vencer e imponerse al oponente. Sin olvidar el objetivo del debate, es necesario que se cuide no solo la propia imagen (si aparecemos como agresivos podríamos ser penalizados por el jurado), sino también la del oponente (es fundamental mantener el respeto hacia el equipo rival), para evitar que el debate se convierta en un "tira y afloja" de ataques personales más o menos violentos.

La cortesía no sólo contribuye a que el debate discurra por caminos menos agresivos, sino que además, favorece que nuestros mensajes sean mejor recibidos por el equipo contrincante, el público y el jurado, lo que contribuye a la eficacia de nuestro discurso.

Los recursos y estrategias lingüísticas que se pueden utilizar durante el debate para cumplir esta máxima son diversos:

A. Elección y empleo de formas de tratamiento y fórmulas de saludo, apelación al público, despedida y agradecimiento

En cuanto a las fórmulas de saludo y despedida, apelación al público y agradecimiento, el acierto en su uso puede decantar la simpatía del público por unos debatientes u otros, por lo que es recomendable ofrecer a los alumnos algunas fórmulas estereotipadas para que elijan las que consideren oportunas:

  • Fórmulas de saludo:

Dado que los tiempos de intervención en el debate están limitados, se optará por fórmulas breves; un sencillo "buenos días a todos" o "buenas tardes" es probablemente lo más adecuado. Otras fórmulas de saludo pueden hacer referencia al equipo contrincante y al público: "Buenos días, estimado público", "Buenas tardes, queridos contrincantes".

  • Fórmulas de tratamiento:

Como fórmula de respeto al contrincante, en una competición debe usarse la forma "usted" . Podría usarse la forma "" en un debate realizado en el ambiente más cordial de una clase.

  • Fórmulas de despedida/cierre y agradecimiento:

Tras la exposición de las conclusiones es aconsejable finalizar la intervención con una fórmula breve de despedida y agradecimiento del tipo: "Quiero terminar mi intervención señalando...", "Por último, quisiera reiterar que...", "Esta es nuestra sincera opinión. Muchas gracias por la atención y amabilidad con que la han acogido".

  • Fórmulas de apelación al público:

Apelar de forma directa al público durante el debate mediante preguntas retóricas o el uso de un nosotros que incluya a hablante y receptores, constituye siempre un golpe de efecto de gran fuerza persuasiva, si se realiza de forma cortés y adecuada, ya que con estos recursos se consigue crear una sensación de complicidad e identidad colectiva. Sirvan a modo de ejemplo los siguientes enunciados: "¿Han escuchado ustedes lo mismo que yo?", "¿Acaso no todos cometemos errores?", "¿No les parece a ustedes que...?.

B. Respeto de los turnos de habla

El respeto del turno de habla de nuestro oponente es una de las normas que rigen el adecuado desarrollo de un debate, hasta el punto de que su violación en el caso de los torneos o competiciones suele estar sancionada.

Para evitar situaciones como las descritas, existen marcas, tanto prosódicas (entonación, tono de voz, pausas) como lingüísticas (preguntas retóricas de mantenimiento de contacto que funcionan como marcadores conversacionales: "¿sabes?", "¿vale?", ¿no?), que señalan lo que en Pragmática se conoce como momento pertinente de transición, es decir, el momento adecuado para que se produzca un cambio de turno de habla.

C. Uso de un lenguaje políticamente correcto

Un buen polemista que procure ganarse el favor del público evitará herir la sensibilidad de su auditorio al tratar temas o aspectos poco agradables utilizando expresiones lingüísticas que suavicen esos mensajes. Son los llamados eufemismos, palabras y expresiones que, mencionando la misma realidad, lo hacen de forma más indirecta y elegante que las palabras tabúes a las que sustituyen. Nuestros alumnos han de tener en cuenta este aspecto social de la lengua cuando planifiquen su participación en el debate, especialmente cuando se traten temas relacionados con la muerte, las enfermedades, la violencia o el sexo.

El lenguaje políticamente correcto se impone y, por ello, hemos de ser lingüísticamente prudentes al tratar asuntos "espinosos", pero esto no debería conducirnos a crear un discurso oscuro o ambiguo. Como dice la sabiduría popular: "Lo cortés no quita lo valiente". Ser cortés y educado no es incompatible con hablar claro.

D. Uso de estrategias lingüísticas que atenúan la confrontación

Es un hecho incuestionable que la forma de decir las cosas afecta al modo de recibirlas. Por ello, el uso de la cortesía verbal se convierte en ocasiones en un valioso instrumento de negociación. Así, una refutación cortés suele obtener mejores resultados que un ataque frontal y completo a los argumentos de nuestro oponente. Si deseamos que nuestros alumnos aprendan a debatir, respetando a sus oponentes, es necesario adiestrarlos en el uso de los mecanismos lingüísticos de atenuación, a través de los cuales ese respeto se manifiesta verbalmente. He aquí algunos ejemplos:

  • Uso de fórmulas lingüísticas al servicio específico de la cortesía verbal como "por favor" y "gracias".
  • Uso de cuantificadores minimizadores: "Su planteamiento es un tanto/poco ilusorio", "Debo hacerle una pequeña objeción".
  • Lítotes (negando una palabra o un enunciado se suaviza el significado): "Su argumento ofrece no pocas dificultades".
  • Uso del imperfecto o el condicional para evitar las fórmulas directas de imposición: "Me gustaría hacerle una corrección", "¿Querría indicarnos cuál es, según su parecer, el origen del malestar ciudadano?", "Yo le pediría que fuese riguroso en la interpretación de nuestro argumento...".
  • Petición de disculpas ante una interrupción: "Perdone que lo interrumpa, pero…".
  • Uso de construcciones sintácticas condicionales que restringen lo dicho: "Si se me permite, me gustaría explicar detenidamente mi propuesta".
  • Uso de impersonalizaciones con las que se atenúan aserciones y opiniones: "Cuando uno no sabe qué hacer, debe pedir consejo", "Se ha de estar más atento a lo que se piensa en la calle", "Hay que recordar que...", "Según el estudio realizado, se pone de manifiesto que...", "Se puede afirmar que...".
  • Uso de adverbios mitigadores: "Quizás", "Tal vez", "Probablemente".